Alec Baldwin se aleja de la cárcel... de momento
La fiscalía estadounidense retira uno de los agravantes que pesaban contra la estrella por la fatídica muerte de la directora de fotografía Halyna Hutchins durante el rodaje de "Rust"
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Al final es solo una cifra, una sigla, un monograma, pero cuando algo tan fácilmente evaporable como tu libertad depende de ella, los números empiezan a convertirse en algo más que simples datos numéricos y a través de un ejercicio coreografiado de consciencia, pasan a ser vidas extra, bonus inesperados, regalos dilatadores de tiempo. En este caso, hablamos de una condena que ha pasado de cinco años a un máximo de dieciocho meses, pero el aliento amenazante de los barrotes de la cárcel aún se siente cerca en los cuerpos de Alec Baldwin y Hannah Gutiérrez-Reed.
Tras meses de barbecho mediático y relativo apaciguamiento sensacionalista, parece que el caso Baldwin vuelve a dar otro giro como consecuencia de esa clase de novedades judiciales que siempre proporcionan alivio momentáneo en el potencial reo: una rebaja. El fiscal de distrito de Santa Fe, tal y como informa «The Hollywood Reporter», ha rebajado formalmente el segundo de los dos cargos por los que estaban imputados tanto el actor como la armera, que incluía un aumento de la condena por el uso de armas de fuego.
La principal argumentación de los abogados de Baldwin y Gutiérrez-Reed expuesta durante la moción presentada a principios de este mes, se basaba precisamente en el hecho de que la ley de Nuevo México por la que las armas de fuego se consideraban agravante se había aprobado después del fallecimiento de Halyna Hutchins en el set de Bonanza Creek Ranch en octubre de 2021.
Sin embargo, el hecho de que la fiscalía haya retirado uno de los agravantes que pesaban contra la estrella por, recordemos, la traumática muerte de la directora de fotografía, fallecida durante el rodaje de la película «Rust» al accionarse una pistola de fogueo con munición real empuñada por el actor estadounidense, no desactiva en ningún caso la vigencia de los cargos por homicidio involuntario. En el momento en que se anunciaron los cargos formales, los fiscales dijeron que Baldwin debía haber sabido que «la primera regla de seguridad con las armas es nunca apuntar con un arma a alguien a quien no tiene la intención de disparar», y haber asumido que el arma estaba cargada.
La declaración de la oficina del fiscal también señaló que no se sometió al «entrenamiento requerido en armas de fuego antes del comienzo de la filmación», algo estrechamente ligado a la poca preparación atribuida también a la armera, de quien la fiscal aseguró que Baldwin, como productor de la película, nunca debía haber permitido su contratación porque «carecía de la formación y la experiencia necesarias». Y en mitad de toda esta funesta madeja de culpas espontáneas, responsabilidades jerarquizadas, embrollos judiciales acrecentados por la legislación territorial y la realidad abrumadora de la pérdida injusta de una vida que ya no puede reemplazarse, todavía queda esperar para ver si esos dieciocho meses por homicidio involuntario a los que siguen enfrentándose ambos, se quedan solo en una cifra.