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Arco arranca con optimismo, pero sin alharacas
La Feria de Arte Contemporáneo abre sus puertas en Ifema en una edición que está marcada por una enorme incertidumbre

El próximo miércoles arranca la edición 2025 de Arco. Y, como viene sucediendo en los últimos años, la feria madrileña se asoma a un mercado del arte singularizado por la incertidumbre. Durante el pasado año 2024, el comercio del arte a escala mundial facturó un total de 65.000 millones de dólares -un 4 % menos que en 2023-. Si se atiende a este resultado total, la conclusión que cabría extraer es que el comercio de arte se encuentra en una ligera recesión que, en un contexto geopolítico convulso como el actual, no hace prever buenas noticias para el presente ejercicio. Sin embargo, si se analizan estos resultados con mayor detalle, destaca el hecho de que, pese a este descenso en el volumen de negocio, el total de transacciones -cerca de los 40.000.000- creció con respecto a las anualidades anteriores. ¿Qué quiere esto decir? Que, en un cambio de la tendencia imperante desde la crisis de 2008, el descenso de ventas en el sector de lujo -representado por las casas de subastas- ha sido compensado por el aumento de negocio en los niveles medios y bajos. Y, como es sabido, es en estos niveles inferiores donde se desenvuelven la mayor parte de las galerías. Desde este punto de vista, los pronósticos que se pueden realizar para la nueva edición de Arco invitan a un optimismo contenido. Si se confirma que el coleccionismo de cuatro o cinco cifras sigue creciendo, los expositores que participan en la feria -cuyo rango de precios se adecúa a estos dígitos- saldrán favorecidos por la actual inercia del mercado.
Un hecho que confirma esta primera previsión es que, un año más, Arco se confirma como una feria situada fuera del radar de las grandes galerías multinacionales. Si, en años anteriores, marcas como Hauser & Witrh o Rudolf Zwirner habían hecho acto de presencia en los pabellones 7 y 9 de Ifema, en la actual edición no hay rastro de las denominadas “Big Box”. Es evidente que Arco es una feria de carácter “regional”, muy alejada de los grandes eventos franquiciados como Art Basel o Frieze. Pero, con todo ello, hay que reconocerle a la cita madrileña su continuado esfuerzo por la internacionalización, el cual este año se ha traducido en que, de las 214 galerías participantes, un 67 % son extranjeras, y un 33 % pertenecen al ámbito nacional. Cuanta mayor sea la proporción de marchantes internacionales participantes en Arco, más elevada será la capacidad de la feria para actuar como caja de resonancia de las propuestas autóctonas.
Como en anteriores ediciones, Arco presenta como fortaleza principal su atención a Latinoamérica. La sección “Perfiles/Arte latinoamericano” vuelve a constituir uno de los principales atractivos de la feria. Comisariada por José Esparza Chong Cuy, este puente cultural con Latinoamérica contará con la participación de diez artistas, entre los que destacan nombres como Bárbara Sánchez Kane, Chaveli Sifre o Jota Mombaça. Igualmente atractivos se presentan los “32 Proyectos de Artista”, avalados por otras tantas galerías. La presencia, entre ellos, de autores como Pablo Helguera -presentado por Espacio Mínimo- o Ana Mendieta -que viene de la mano de Prats Nogueras Blanchard- ya asegura la calidad y el interés de esta sección. En un mercado que parece pender de un hilo y que, durante los últimos años, transita casi plano por un panorama internacional turbulento, Arco 2025 encara su inicio entre la necesidad de cubrir gastos y el optimismo sin alharacas.
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