De los Illuminati a Napoleón: las leyendas sobre el origen de la pirámide del Louvre
Inaugurada por el entonces presidente francés François Mitterrand, varias son las teorías conspirativas que la han relacionado con todo tipo de intereses
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La icónica pirámide que da la bienvenida al Museo del Louvre de París fue encargada e inaugurada por el entonces presidente de Francia, François Mitterrand, el 29 de marzo de 1988, así como diseñada por Ieoh Ming Pei. Este arquitecto también fue responsable de la ampliación de la National Gallery de Londres, y su diseño de la pirámide parisina se inspira y responde al patrón de una de las siete maravillas del mundo antiguo: la Gran Pirámide de Guiza. Hace, por tanto, 34 años que esta incorporación al edificio medieval que hoy alberga obras como “La Gioconda” de Leonardo Da Vinci desempeña su uso: el de un vestíbulo subterráneo que ampliase el espacio expositivo, en un museo que comenzaba a ser multitudinario. No obstante, su creación estuvo rodeada de controversias, así como la pirámide continúa rodeada de teorías conspirativas, que abarcan desde Napoleón Bonaparte hasta los Illuminati.
El principal problema residió en el contraste de estilos que conllevaba la creación de esta pirámide de vidrio, estilísticamente diferente al edificio del museo. Gran parte de la Prensa francesa y varios expertos criticaron el proyecto, pues lo comparaban con una “casa de los muertos”, un “embudo” o incluso un aparato digno “de un parque de atracciones”. Pero, más allá de la polémica generada por elegir un diseño modernista para un entorno clásico, destacan las teorías que relacionaron la creación de Ming Pei con, incluso, el diablo.
La pirámide contiene 673 paneles de vidrio, que se conforman dentro de un marco de metal, y al estar este número cercano al del 666 -de hecho se pensaba cuando se erigió que tenía esa cantidad de cristales-, “el número de la bestia” según el Apocalipsis de San Juan, una leyenda urbana afirma que el presidente Mitterrand pidió esa cantidad de paneles aposta. “La pirámide fue ofrendada al poder de la llamada Bestia. La totalidad de la estructura está basada en el número 6″, escribió Dominique Stezepfandt en el libro “François Mitterrand, gran arquitecto del universo”.
Teorías dignas de ficción literaria
No suficientes fueron estos rumores cuando se difundió la relación entre la pirámide y la Orden de los Illuminati: surgieron teorías que apuntaban a que la creación servía para decirle al mundo que esta sociedad secreta seguía en activo. Al comunicarse a través de símbolos, varias voces aseguraban que se habría encargado la pirámide para demostrar su sólida presencia, así como el hecho de que el proyecto fuera encargado a Ming Pei sin concurso público alimentó la teoría.
Por su parte, como la gran mayoría de grandes creaciones arquitectónicas de la historia, se relaciona la pirámide del Louvre con una demostración de poder. Las proporciones del edificio y su situación en el antiguo meridiano de París, marcado con los medallones dedicados al astrónomo François Arago, apoyan la teoría de que Mitterrand trataba más bien alinearse con los antiguos símbolos del poder francés, como Luis XIV o Napoleón Bonaparte.
Una serie de teorías, por tanto, conspirativas que nadie mejor las podría haber aprovechado que uno de los mayores creadores de ficción de la literatura: Dan Brown se hizo eco en “El código Da Vinci” de estas leyendas, iniciando la trama salpicada por los Illuminati en el Museo del Louvre. Asimismo, abrió una nueva tesis: bajo la pirámide se situaría la tumba secreta de María Magdalena.