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Libros
'Vikingos': más allá de la consabida ultraviolencia
El autor noruego relata en este libro el periplo vital del que llegará a convertirse en el más temible de estos guerreros

En el imaginario popular, a los vikingos se les relacionaba con la épica aventurera de los bárbaros y sanguinarios piratas del norte, adoradores de los dioses paganos Thor y Odín. Su estética, con pieles y cascos con cuernos, naves de remeros con forma de dragón, aldeas vikingas en profundos fiordos y razias en la que pasaban a cuchillo a los pueblos que esclavizaban y violaban a sus mujeres, quedaron fijados en "Los vikingos" (1958), de Kirk Douglas.
En los últimos años, el cine y la televisión han reverdecido la moda de las sagas vikingas en las que un esclavo lucha por vengar a su padre, asesinado por estos mercenarios. Un héroe que se convertirá en una figura legendaria vikinga, cuyo modelo es el héroe del poema "Berowulf".

Ajeno a esta épica de ultraviolencia y dioses enfurecidos, el protagonista de "Vikingos", la saga del noruego Bjorn Andreas Bull-Hansen, ha retomado el esquema clásico de la novela griega: el viaje iniciático de un niño esclavizado por un jarl sanguinario, que presencia la eventración de su padre y cuando logra escapar se convierte en un reputado constructor de navíos. Con uno de ellos comienza ese viaje vital por el mar del norte en busca de su hermano y juntos vengar a su padre. En este viaje, que es la propia vida, el protagonista narra, ya en la vejez, su largo periplo hasta encontrarse con al jefe de los jomsvikingos, Olav, al que ayudará a unificar los clanes y se coronará como rey de Noruega, extendiendo la fe católica en el siglo X.

La novelesca vida de Olav es la que encarna Torstein en "Vikingos". La característica principal de esta saga vikinga es, sin desdeñar la aventura épica, construir un relato histórico con cuantas relatos, ritos y costumbres ha recabado de la Edad Vikinga. Mediante un monólogo interior, Torstein narra su vida desde que es esclavizado hasta su aceptación en los temibles jomsvikingos y logra convertirse en el más temido de estos guerreros de élite.
Con un estilo reposado, repleto de anécdotas y costumbrismo, aunque no exento de escenas de razias y batallas navales con altas dosis de violencia, Bjorn Andreas invita al lector a abandonarse pacientemente a una prosa cadenciosa y muy bien elaborada, a veces prodigiosa.
Lo mejor: La bondad del protagonista, atrapado en el bárbaro mundo vikingo.
Lo peor: Los excesos que conlleva la literatura histórica preñada de costumbrismo.
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