Entrevista
Dalila Colombo: «La degradación política y social de España ya la viví en Venezuela»
La estrella y diva venezolana ama España y, tras diez años, regresa a los escenarios con la misma pasión que los dejó
Dedicar una vida a la cultura, además de un privilegio, es un acierto. Dalila Colombo bien lo sabe. La actriz, cantante de tango, diva y estrella venezolana, se vincula con el mundo de la cultura desde que era niña, y aún hoy lo disfruta, lo agradece. Vive en España desde hace una década, el mismo tiempo que lleva sin pisar los escenarios, hasta ahora: el pasado 15 de abril regresó a las tablas con «Señora Tango», obra que ofreció en el Teatro Soho acompañada del guitarrista Dioni Velázquez. Y este es solo el comienzo de su vuelta, pues afirma que retoma al arte con la misma pasión que ama a España, país que ya es su hogar y del que, asegura, no quiere irse.
¿Qué recuerda de Venezuela?
Trabajé en 22 telenovelas, en la empresa de Radio Caracas, y España era uno de nuestros mayores clientes. Algunas de las más famosas eran «Abigaíl», «La dama de rosa», o «Rubí rebelde». Tengo una buena carrera y muy larga. Estudié Arquitectura y Música, mis padres me educaron para tener una información bastante completa en el arte, y eso me sirvió de mucho. Me siento renacentista, hago cerámica, cultura, pintura... Todas estas cosas forman parte de mi organismo.
¿Cómo fue volver a las tablas?
Fue un regalo para mi espíritu. Fue tan intenso que me entró hasta una bronquitis después del concierto. En la misma tarde empecé a toser, pero el escenario es tan sanador que apenas lo pisé se me pasó. Todos los actores decimos que el escenario nos cura, y ahí lo pude comprobar. Me sentí renacer, fue como rescatarme a mí misma de muchos miedos que se van creando con el tiempo.
¿Por qué se alejó del arte?
Cuando llegué a España, hice dos musicales. Uno era «My fair lady», con Paloma san Basilio, y el otro fue «La historia de Anna Frank», que se hizo en el Teatro Calderón. Después fui a varios castings y me pasó algo que tiene que ver con el ego, pues me dijeron que me llamarían y no lo hicieron nunca. Yo tenía entonces 50 años, y pensé que no iba a empezar una carrera otra vez desde cero. Tenía el hándicap del acento y, además, se murió uno de mis músicos, mi compañero de viajes, y sentí una especie de orfandad. Fueron varios obstáculos.
Al retomar ahora la música, ¿ha notado alguna evolución respecto a aquellos años?
Aquellos no fueron mejores o peores tiempos, sino otros. Sí noto una degradación moral en las letras, algunas me parecen terribles, ponen la vulgaridad sobre la mesa constantemente. Parte de una fauna que se ha ido gestando, porque la degradación no solo está en la música, sino en el comportamiento humano, y ya no te cuento en la política, que a mí me tiene aterrada.
No entiendo cómo los españoles se pueden quejar de la Seguridad Social de este país
¿En qué sentido?
En Venezuela yo fui muy contestataria. Fue una de las razones por las que me fui. Estuve en primera fila en la protesta y me llevé bastantes palos, tragué bastante humo, lo pasé muy mal. Y ser una figura pública era aún peor. Ahora siento que aquí está pasando eso, me asusta lo que está pasando en España, con Bildu o Podemos. Ese proceso de degradación política y social ya es una historia para mí contada, entonces me asusta.
¿Está España en retroceso?
Totalmente. Es impresionante ver a todo el mundo horrorizado, como ya pasó en Venezuela. Pero los tipos avanzaron y no se bajaron nunca del poder. Ambos países tienen historias distintas, pero igual que nosotros decíamos que no podíamos ser Cuba, aquí se dice que no podemos ser Venezuela. No sé qué habrá que hacer para que no siga avanzando, pero da mucho miedo.
¿Esto salpica a la cultura?
Claro que sí. En Venezuela cerraron una de las televisiones más importantes de Caracas. Dejaron a una cantidad de gente desempleada, pero no les importó. Y la cantidad de actores que se fueron del país, la cantidad de músicos... Los sueldos, la seguridad y la educación eran un desastre.
¿España le dio seguridad?
Amo a España. No sé cómo los españoles se pueden quejar de la Seguridad Social. A cualquier pueblo que vaya se come exquisito, la cantidad de patrimonio histórico que hay, es un país glorioso. Afortunadamente me casé con un español, y es un caballero, un hombre culto. Yo moriré en España, no me queda otra. Soy española de corazón, y voy a dar protesta cuando tenga que hacerlo, porque me duele este país. Pero no podría volver a un país del Tercer Mundo y de desorden.
Artísticamente, ¿qué le espera en los próximos meses?
Ahora me estoy mudando a las pedanías de Elche, para estar cerca de mi hija y mi nieta. Cuando me ubique, ya veré qué hago, porque me están proponiendo algunos guiones. Tendré que venir a Madrid a trabajar. Quieren que vuelva a hacer otro concierto, también en Barcelona, y ojalá sea así. Eso sería muy bueno para mí, para mi música y para mi alma.
✕
Accede a tu cuenta para comentar
Día de la Hispanidad