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Polémica con el Idioma

Enfado en la RAE por las normas parlamentarias sobre el "lenguaje sexista"

La Academia ha expresado su opinión disconforme y contraria en los puntos expuestos en las «Recomendaciones para un uso no sexista del lenguaje en la Administración parlamentaria», acordados el pasado diciembre por parte de las Cortes Generales

Enfado en la RAE por las normas parlamentarias sobre el "lenguaje sexista"
Fachada de la sede de la Real Academia Española en MadridLa Razón

El título del documento de la discordia, o siendo más precisos, de la respuesta contundente –porque ya sabemos que una de las cosas que más pasiones mueve en este país de víscera y ruido después del fútbol y la política, es la palabra–, bien podría acercarse sugestivamente a los nombres que encabezan algunas de las aventuras literarias de los cronopios y las famas de Cortázar con sus creativas «Instrucciones para matar hormigas en Roma», «Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj» o su extraordinario compendio de «Instrucciones para llorar», pero la realidad de su referencia resulta mucho más prosaica y parlamentaria. En definitiva, más aburrida.

En el texto «Recomendaciones para un uso no sexista del lenguaje en la Administración parlamentaria», acordado durante una reunión de la Mesa de las Cortes Generales que tuvo lugar el 5 de diciembre de 2023, se ponía el acento en la necesidad de seguir la senda de otras recomendaciones procedentes de diversos organismos oficiales dirigidas a «la implantación de un lenguaje no sexista». Meses después de la publicación de dicho documento, la RAE, conocedora de esos textos, así como de otros similares elaborados en los últimos años por diferentes instituciones, quiso expresar ayer su opinión disconforme, matizada y contraria en algunos de los puntos expuestos, sobre los acuerdos llevados a cabo el pasado mes de diciembre.

Uno de los motivos principales del berrinche que ha propiciado la reacción de la Real Academia de la Lengua es el hecho de que en estas recomendaciones, se apunta expresamente que se han elaborado teniendo en cuenta «las reglas gramaticales vigentes y las recomendaciones contenidas en el “Informe sobre el lenguaje inclusivo y cuestiones conexas” publicado por la Real Academia Española el 16 de enero de 2020». De esta forma, aluden desde la institución cultural, «los destinatarios del texto que ahora comentamos podrían pensar, de manera equivocada, que las recomendaciones de la Mesa del Congreso concuerdan totalmente con la postura de la RAE sobre estas cuestiones o comparten los criterios de esta institución sobre dichos asuntos». Cuando en realidad, parece no ser del todo cierto a pesar de que algunos aspectos del informe analizado, tienen en cuenta, en efecto, las recomendaciones académicas.

Uno de los apartados que más controversia ha generado sin duda, es el del conocido como «masculino inclusivo», sobre el que para la RAE persisten discrepancias fundamentales. El texto de la Mesa del Congreso dedica varias páginas a presentar diversas formas de sustituirlo, aduciendo que debe evitarse «un uso excesivo» de este recurso. Por su parte, desde la RAE, ejemplifican la contrariedad que les generan algunos puntos, contraargumentándolos en distintos párrafos para después expresar que «el documento de la Mesa del Congreso da a entender, desde su mismo título («Recomendaciones para un uso no sexista del lenguaje en la Administración parlamentaria») que los hablantes que no aplican los recursos allí expuestos se expresan en un lenguaje sexista. También se aplica ese criterio en otros documentos oficiales de la Administración elaborados en los últimos años. Sería, pues, sexista, el lenguaje cotidiano de la mayor parte de los millones de hispanohablantes de todo el mundo, incluyendo el de los propios parlamentarios españoles cuando no hablan desde la tribuna o no redactan proyectos legislativos. Sería igualmente sexista –aplicando este razonamiento implícito– el lenguaje de la literatura, el ensayo, la ciencia, el cine, el periodismo, la legislación y tantos otros ámbitos (no necesariamente coloquiales ni informales) en los que los textos escritos en español no se suelen redactar aplicando los recursos que nuestra Administración recomienda». ¿Entonces lo que molesta realmente desde la institución es la falta de realismo en la aplicación de las recomendaciones o el señalamiento claro de que existe un lenguaje sexista imperante? En cualquier caso, parece que quedan palabras para rato. Incluso cronopios. Y alguna que otra fama, aunque sea en femenino.