Shibam, el Manhattan del desierto
La ciudad de Shibam en Yemen, un sitio del patrimonio mundial de la UNESCO del siglo dieciséis, es uno de los mejores y más antiguos ejemplos de construcción vertical.
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Los largos e impresionantes edificios de la ciudad de Shibam fueron construidos hace casi cinco siglos y se han mantenido casi perfectamente desde entonces. Hoy en día estamos rodeados de rascacielos y son bastante comunes en varias ciudades del mundo. En esa época, sin embargo, los edificios alargados de Shibam fueron revolucionarios ya que se habían construido pocos de esa forma y altura anteriormente.
Lo que más destaca de esta ciudad en comparación con otras del mismo siglo es que están construidos enteramente de barro. También es el hecho de que de las 500 casas que existen, todas alcanzan una asombrosa altura de 30 metros con 11 plantas, casi tan altas como los primeros rascacielos de Chicago.
El diseño de la ciudad, que está en el estilo de arquitectura tradicional Hadrami, se hizo tomando en consideración la protección de los ciudadanos de familias rivales y de los que iban tras el prestigio político y económico de la ciudad. Esto se ve en la densidad del diseño con casas contiguas, la falta de ventanas, y en la muralla que los rodea. Su ubicación en Wadi Hadramaut contribuye a este prestigio ya que era el lugar perfecto para llevar a cabo este asentamiento humano. La arquitectura doméstica, incluido el diseño funcional, los materiales, su impacto visual y las técnicas de construcción, es una de las mejores expresiones de la cultural tradicional árabe y musulmana.
Los antiguos beduinos fueron los primeros que decidieron establecerse en la zona de forma permanente. Empezó como una aldea ordinaria del desierto con casas bajas, cuadradas y cubiertas, que sufría de ataques regulares de otros beduinos. Esto fue durante los primeros trece siglos. Sin embargo, en el siglo dieciséis, unas lluvias llevaron a la inundación de la aldea que acabó completamente destruida. En vez de construir las mismas casas en la misma ubicación, reconstruyeron cerca con una muralla para protegerse de los ataques que ocurrían tan a menudo. El promontorio donde decidieron localizarse era pequeño y eso llevo a que los ciudadanos redujesen la superficie de sus viviendas y construyesen hacia arriba.
A pesar de la asombrosa conservación de Shibam, en 2015, un coche bomba detonado por miembros del Estado Islámico dañó varios de los edificios. Aun así, se ha seguido manteniendo en su forma original y el esfuerzo por UNESCO para proteger la ciudad se ha incrementado. Esta claro que este oasis del desierto, donde actualmente viven unas 7,000 personas, es un tesoro que mantiene su encanto y estética única no vista en ningún rincón del mundo.