John Woo: “En las películas de ahora hay demasiados diálogos”
«Noche de paz» marca el regreso del icónico director de acción a Hollywood, veinte años después de «Paycheck» y ahora con Joel Kinnaman como protagonista
Madrid Creada:
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Existe un tipo de reverencia cinematográfica que no se mide en estatuillas ni en kilos de dinero amasado, tampoco en alfombras rojas ni en libros onanísticos. Existe un tipo de reverencia, reservada apenas a un puñado de maestros, que se acota a la referencia, al homenaje y, en ocasiones, también al más flagrante robo. Esa reverencia es precisamente la que despierta John Woo (Hong Kong, 1946), director de directores, y acaso el inventor del cine de acción moderno. El responsable de “Un mañana mejor” (1986), “Hard Boiled” ("Hervidero") (1992) o “Cara a cara” (1998), apartado de Hollywood durante más de veinte años, regresa ahora a la Meca del cine -y a las carteleras españolas- con la espectacular “Noche de paz”, película (casi) muda en la que un impertérrito Joel Kinnaman se vengará de una sanguinaria banda criminal responsable de la muerte de su hijo.
“El silencio estaba en el guion desde el principio. Cuando llegó a mis manos, no podía emocionarme más la idea de rodar una película sin diálogos. Me pareció un verdadero desafío. Es un concepto muy inteligente, basado en el más estricto interés humano”, confiesa el realizador a LA RAZÓN, arrojando luz sobre una ausencia americana que, desde “Paycheck” (2003), le ha mantenido ocupado como productor y también como director, pero de películas con sello hongkonés: “Nunca dejé de vivir en Los Angeles, pero quería centrarme en crear una escena china, ayudar a nuevos directores y guionistas a conseguir una exposición global. Había que sacar, también, a los chinos de sus casas. Cada vez va menos gente al cine, así que había que ofrecerles películas suyas, sí, pero que les animaran a acudir. Mis esfuerzos se han centrado en cambiar el esquema mental de cómo se hace el cine en China”, completa sabio Woo.
“Estaba harto de manejar presupuestos gigantescos. El cine no es eso. Por eso me emocionó ponerme al frente de algo como “Noche de paz”. Quería demostrar que puedo hacer cualquier tipo de película”, explica el realizador. Y sigue: “Tengo la sensación de que en las películas de ahora hay demasiado diálogo. Se explica todo demasiado. ¿Por qué vas a explicar cómo te sientes, pudiendo mostrarlo? Eso no es el cine real, el cine real trata sobre sentir cosas, sobre verlas, no sobre explicarlas. La gente es muy lista, no hay que decirles qué pensar. El cine es un arte visual, no textual. El silencio aquí nos permitía desnudar la película y centrarnos en la cara, en las emociones del actor”, completa.
Llena de peleas coreografiadas en sucio y muchas más balas de las que son comunes en su cine, Woo presenta en “Noche de paz” la reinvención de su propia rueda: aliado con uno de los productores de “John Wick”, patrón oro de la acción contemporánea, el director hace minimalistas sus persecuciones, aísla a su personaje de la sociedad real y cuenta una historia sin el más mínimo arraigo a lo real, pero aun así casada con lo plausible. “Casi todo está rodado a una toma. Me he acercado a la película, y sobre todo a las peleas, desde un punto de vista documental. No podían ser perfectas, tenían que ser reales”, añade el genio.
“Poco amigo” de las películas de superhéroes “y de la ciencia ficción en general como cine de masas”, como explica, Woo encuentra tiempo también para responder acerca de las aves y las palomas, sello más icónico de su cine y que aquí apenas aparece como una referencia velada a través del municipio donde se desarrolla la acción, un Los Angeles deforme que se llama Las Palomas. “Parte del equipo estaba decepcionado, porque querían que hubiera usado más palomas. Estaba demasiado centrado en no distraer a la audiencia, así que se me olvidó. Las palomas tiene un impacto concreto en cada una de mis películas, y aquí no lo veía tan necesario. ¿Estoy cambiando? Puede ser, pero el departamento de arte me ofreció varias opciones hasta el último momento para usarlas”, se despide entre carcajadas el maestro.