Mad Cool: Dua Lipa enseña el camino a la redención
La británica arrasa con un espectáculo discotequero en una primera jornada en la que todo transcurrió con fluidez
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Con la mente limpia y la promesa de borrón y cuenta nueva abría las puertas Mad Cool 2024. Levantaba el telón el festival madrileño bajo un sol abrasador con la promesa de corregir los fallos que hicieron del año anterior una experiencia bastante nefasta. Un recinto mejor acondicionado, con las zonas de aseo distribuidas por el espacio y con un aforo limitado a 58.000 personas eran algunas de las principales medidas adoptadas para que la horrible experiencia de 2023 sirviera de lección. Cuatro jornadas en lugar de tres para acomodar seis escenarios en vez de los ocho de la edición precedente parecían buenas ideas para humanizar un macrofestival, si es que es posible tal cosa.
Y seguramente lo mejor que se pueda decir al respecto sea que el festival arrancó sin incidentes, con los accesos engrasados y el público a sus anchas bajo el inclemente sol de las siete de la tarde, momento en el que aparecía Janelle Monáe dispuesta a saldar su deuda con el festival, al que no pudo acudir el año anterior. Monáe se deshizo en elegancia, derrochó carisma y justificó el calor de la tarde con un espectáculo de categoría. Su sonido y su voz derretían más que el sol. Temas como “Float”, “Champagne shit” o “Phenomenal” calentaban al público que buscaba las estratégicas sombras en un recinto que se presentaba con muchos menos tenderetes publicitarios y marcas, causantes de la angustia del año anterior. Así que, si el objetivo era mejorar, desde luego se había mejorado. Otra cosa es que la menor afluencia de público favorecía mucho las cosas. Hasta ayer mismo podían adquirirse tanto entradas de día como abonos para el festival que ya casi había comenzafo. Bueno, no hay mal que por bien no venga, pero los 58.000 asistentes que se habían fijado como tope por jornada no iban a alcanzarse. Se quedaron, informa EFE, en 56.000. Queda como primera incógnita del festival cómo pudo la estadounidense aguantar estoicamente, con el astro rey de cara y vestida con una capa y otros trajes desmesurados, toda su actuación.
Garbage ponían la pincelada nostálgica que Mad Cool inocula en cada jornada. La banda fue uno de esos casos de los noventa en los que se colaba por la puerta grande del “mainstream” un grupo con la actitud de independencia, si no subversiva, sí para, entiéndase y sin faltar, “raritos”, para aquellos que, por una razón o por otra, no encajaban en el molde de los roles sociales o no querían hacerlo. Una actitud, por cierto, idéntica a la que compartían con The Smashing Pumpkins, que cerraban la jornada del miércoles, otro de los guiños de esta edición a los noventa.
La banda de Shirley Manson entregó pronto “Stupid girl”, con su aire a Pretenders, un himno de esa época que, directamente de la MTV apelaba a todo aquel que sufre el conflicto entre quien es y lo que se espera de ella. “I think I'm Paranoid” y “Special” dejaban muestra de su sonido característico, que mezclaba percusiones programadas con baterías orgánicas y guitarras distorsionadas. El sol iba cediendo en el horizonte, por detrás de la clásica noria del festival, ante la expectativa de la que era la gran estrella de la noche, la superestrella pop Dua Lipa.
La británica de ascendencia albanesa levantó un discoteca donde sólo había un descampado a golpe de hits. Todo esto antes era campo, pero llegó la británica y del cielo descendieron bolas de espejo y los pies tenían calambres. No se dejó ninguno de sus mayores éxitos. La británica desplegó “One Kiss”, “Illusion”, “Break My Heart”, “Be the One”, “Love Again” y “New Rules” desmontaron articulaciones mientras una media luna conjuraba el Ministry Of Sound. Y cerró con ese “Physical” que incluye el “come on” que tanto recuerda a “Because we are your friends” de Justice y Simian Mobile Disco, seguido de “Don't Start Now”, y “Houdini”, cuando todo el mundo estaba vencido.