Música

"Popular 1", cerca de las estrellas

La revista cumple medio siglo de crónica musical y primer plano de las mayores leyendas de la industria

Bob Marley en su entrevista con "Popular 1". Barcelona. (30-6-80)
Bob Marley en su entrevista con "Popular 1". Barcelona. (30-6-80)Martín Frías

Año 1973: en una España cubierta por un capote gris arranca, contra todo pronóstico, una publicación que explota en colores. Nace «Popular 1», la segunda revista musical más longeva del mundo, tras «Rolling Stone», y la primera de Europa, que se convirtió en referencia para una generación de jóvenes ávidos de una cultura propia, la del rock & roll, puro alimento para la fantasía adolescente. Por sus páginas han pasado todas las leyendas en primera persona: de Paul McCartne a David Bowie, de Freddie Mercury a los Who, de Frank Zappa, Miles Davies, Rod Stewart y Bob Marley a Lemmy Klimster... la list

The Who, en directo
The Who, en directoMartín Frías

a es interminable y todos lo hacían interactuando con José Luis Martín Frías, fotógrafo e impulsor de la revista junto a su pareja, Bertha Yebra, que se convirtieron a sí mismos en estrellas. «El popu te hacía soñar», dice Ramoncín en el número especial de la revista, que celebra medio siglo puntual en los quioscos, en papel, hasta el día de hoy. Hace ya dos décadas que Bertha y Martín Frías pasaron el testigo a César Martín, su hijo y director en la actualidad de la revista.

Martín Frías trabajaba para «Mundo Joven», revista de la que era responsable José María Íñigo, quien constantemente pedía material fotográfico para sus portadas. En muchas ocasiones, hasta ocho páginas estaban ilustradas con las imágenes del fotógrafo, que hacía reportajes sobre la escena del cine de Barcelona y de cantantes como Pau Riba o Serrat, pero, todavía más importante: Martín Frías colaboraba con Salvador Dalí, con quien mantuvo una relación profesional y personal durante cuatro años. «Así que, un día, Bertha, que trabajaba como modelo y tenía relación con todo ese universo, me dijo: ‘‘¿Por qué no hacemos una revista nosotros?’’. Y así fue como empezamos, primero con las modelos y la música, y, a partir del quinto número, ya centrados en el rock», explica Martín Frías a este periódico.

La experiencia junto a Dalí es de esas que marcan de por vida. «Cuando me conoció, dijo que yo era Jesucristo 2», ríe recordando. «Su surrealismo no era impostado: fue real. En el periodo que pasé con él sucedieron alucinaciones de todo tipo. Una vez llevé conmigo a Pau Riba, que era otro alucinado, para visitar a Dalí. Y resulta que fuimos con él a una reunión de la aristocracia de países del Este que había ese día. Y Dalí no sabía cómo presentarnos porque no éramos nadie. Así que nos dio unos títulos de príncipe de no sé qué a mí y a Pau de duque de no sé cuántos que se había inventado. Y la gente, allí, expectante. Recuerdo que vino una princesa y me hizo una genuflexión y dijo que creía que estábamos emparentados ella y yo», se carcajea el fotógrafo. Sin duda, esa relación le abrió algunas puertas de la percepción surreal, pero también algunas otras para tratar a las estrellas de la música.

Un tiempo alucinante

La revista, que hasta el sexto número no sacó en portada un grupo internacional, echó a andar dando cuenta de un suceso trágico: apenas 72 horas antes de su fallecimiento, Martín Frías entrevistaba a Nino Bravo en Valencia. Cambió rápidamente su portada para dar a conocer la última entrevista del gran cantante. Raphael, Camilo Sesto, Marisol y Serrat compartían presencia con Slade, T-Rex o, en el segundo número de la publicación, una entrevista a Paul McCartney a cargo de Julián Ruiz. Entre los colaboradores, firmas como las de Jordi Serra i Fabra o Jaime Gonzalo, que daban cuenta del gran movimiento de la época: el glam de Roxy Music, el camaleón David Bowie que estaba enterrando a Ziggy Stardust o «Made in Japan» de Deep Purple. Pero mucho más: Martín Frías demuestra una enorme habilidad para colarse en todas partes y acceder a las leyendas. Como a Miles Davis, que pasó por Barcelona en el primer año de «Popular 1» y el fotógrafo, sabedor de que actuaba dando la espalda al público, disparó entre bastidores para obtener imágenes.

Miles Davis, en Barcelona
Miles Davis, en BarcelonaMartín Frías

El «Popu» fue perfeccionando su fórmula. Pasó del batiburrillo de temáticas a afinar en lo musical y en los textos creativos y originales. Secciones como «Bertha Ficción» o el panorama de novedades cinematográficas (en las que poco a poco ganaron para la serie B y el «underground») y por supuesto las reseñas de discos con sensibilidad para todas las «familias» del rock (incluido el siempre maltratado heavy) para unos inicios duros, «de poco dinero y mucha diversión», como los califica Jordi Serra i Fabra. Junto a Bertha y José Luis iban a conciertos y les pedían autógrafos a ellos tanto como a los músicos. «Parecíamos rockstars... ¡qué coño!, ¡lo éramos!», recuerda el escritor.

Martín Frías fue el fotógrafo de las estrellas. Amigo de Freddie Mercury, trató a Lou Reed, David Bowie, Nico, JJ Cale, David Gilmour, Alice Cooper, Robert Plant... la lista es interminable. Pero, ¿cómo lo hacía? «No me podía poner ni por encima ni por debajo: trataba de estar al nivel y lo uno te lleva a lo otro, porque si conoces gente interesante, vas explicando cosas de ellos a los siguientes. Mi amistad con Dalí me ayudaba a tener conversaciones y Bertha poseía mucho carisma. A todos los mánagers les gustaba nuestra publicación porque hacíamos entrevista muy largas con mucho material fotográfico. Nos trataban con deferencia. Con Lou Reed no podía hablar nadie. Y nosotros sí, cada vez que estábamos con él lo conseguíamos. Había que ir viendo, porque algunos músicos no querían hablar de música en absoluto, estaban aburridos de ello, y otros te preguntaban detalles sobre los demás», explica. La mayoría, por cierto, palidecían en actitud rockstar al lado del artista de Figueras. «Acceder a Lou Reed era muy difícil. Tenías que interesarle de alguna manera y, en mi caso, me sirvió mi experiencia con Dalí. Era un hombre que se compraba el ‘‘Scientific American’’ y tenía muy buena conversación, al contrario que la mayoría de músicos –ríe Martín Frías–. Dentro del rock no había demasiada educación. De las estrellas con las que he trabajado y fotografiado, pocas resaltaban por la educación y su cultura», dice el fotógrafo, que salva a Mercury, un hombre con intereses y a quien llegó a conocer bien. «Me invitó a todas sus fiestas. Tuvimos una relación de amistad». Para mal, también puede citar un nombre, el del «innombrable» Roger Daltrey, «un maleducado».

Hace ya dos décadas que la revista la dirige César Martín, hijo de los fundadores. «Es un genio. Ha enriquecido el contenido con secciones legendarias (el correo, o “No me Judas, Satanás”) y realizado un número de aniversario que ha costado sangre, sudor y lágrimas, y que es increíble. César es el hombre sin cara: tiene fotos con todo el mundo del cine y la música, pero nunca quiere salir». La revista es una auténtica «rara avis» en el mundo digital. Su página web es antediluviana. «La revista es el papel –apunta Martín Frías–. Es como tiene sentido. Hay gente con la colección entera y otros que la han comprado en mercadilllos. Por ahí se venden algunos ejemplares hasta por 300 euros...». Medio siglo de «Popular 1» es una auténtica proeza: larga vida al rock & roll.

Sacar fotos con la luz de una vela

Algo que hizo único a Martín Frías era su técnica fotográfica. «Yo tenía un servicio de revelado que me permitía disparar a 6.400 ASA, que es algo que hoy en día hacen las cámaras digitales, pero entonces, 400 ASA ya era muchísima sensibilidad. El caso es que, con la luz de una vela, podía sacar fotos perfectamente», explica Martín Frías. Así fue como logró algunas imágenes donde nadie podía. «Hasta Pink Floyd y Genesis me han pedido material para sus DVD o sus cajas conmemorativas de discos. Pero a mí nunca me gusta dárselo».