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Arte

Sale a la luz otro cuadro de Munch salvado de los nazis

La casa de subastas Sotheby's ha puesto a la venta "Baile en la playa", de Edvard Munch, con un precio de salida de 15 millones de euros

"Baile en la playa"
Sale a la luz otro cuadro de Munch salvado de los nazisEdvard MunchEdvard Munch

Es una tendencia a la que casi obligan los tiempos de la inflación, más críticos si cabe en el arte que se conserva como patrimonio. En los últimos meses, hemos ido viendo como varios cuadros célebres, obras casi expansivas del siglo XIX y el XX, han ido "apareciendo" en el mercado ante la falta de liquidez y activos de las familias dueñas. Así ocurrió con "Abrazo en la playa", de Edvard Munch, en el año 2021, que se subastó por casi 20 millones de libras en un paquete junto a un auto-retrato del pintor noruego. Y así acaba de volver a pasar, con "Baile en la playa", también de el autor de "El grito".

Según informan medios como "The Art Newspaper", los tres cuadros habrían formado parte de la colección original de Curt Glaser, un crítico y coleccionista de arte alemán que se vio obligado a venderlos en 1934 por los nazis. De origen judío y víctima del expolio del Reich, Glaser habría confiado las obras a Thomas Olsen, un noruego que en ese entonces vivía en Múnich. Y, de hecho, Glaser y Olsen no solo eran amigos entre ellos, sino que también habrían mantenido una buena relación con el propio Munch, antes de su fallecimiento en 1944. Ahora, en toda su inmensidad y sus casi cuatro metros de ancho, "Baile en la playa" ha sido subastado por la casa Sotheby's por un precio de salida de 15 millones de euros.

La obra, que ha sido puesta a la venta en connivencia con ambas familias, tanto la de Glaser como la de Olsen, vuelve a abrir un viejo "debate" de restauración en términos históricos: ¿es legítimo negociar con obras que fueron adquiridas de forma fraudulenta? La amistad entre ambos coleccionistas y el mutuo acuerdo entre las familias parece quitar hierro al asunto, pero no hay que irse demasiado lejos para entender lo grave de estos nuevos encuentros con el viejo contexto. Desde hace más de un lustro, el Museo Thyssen y el Ministerio de Cultura viven enrocados en un proceso judicial respecto a "Rue St. Honoré", de Pissarro, también obtenido supuestamente a través del expolio y que forma parte de la colección de la pinacoteca española.

Desde los tribunales de Estados Unidos, país donde ya existe jurisprudencia en estos casos y suele decantarse en favor de las familias judías afectadas, se pide la devolución de la pintura y la reparación de daños, algo a lo que tanto la institución como el máximo organismo de nuestra cultura se niegan, ocasionando unas altas costas judiciales. Y este caso, como el de Munch, ha llevado a numerosos gabinetes ministeriales de todo el mundo a revisar sus políticas de devolución, también entroncando esta polémica en términos coloniales. Si el Museo del Prado podría tener hasta 25 obras "sospechosas", como se apuntaba el pasado octubre desde el Ministerio de Cultura, es complicado saber qué quedaría de galerías como el British Museum de Londres, donde la practica totalidad de las obras expuestas se acotan como "complicadas" en términos de neocolonialismo. Entre guerras culturales y buenas intenciones, es harto complicado determinar el futuro inmediato de los grandes museos europeos, tan llenos de historia como de deudas con la misma.