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Mario Gas jura amor eterno a Sondheim

Tras realizar cuatro musicales del “maestro”, como le llama, “y con tres en la cabeza”, el director de escena prepara un homenaje al compositor neoyorquino en el último fin de semana del Temporada Alta
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Ante la duda, Mario Gas lo tiene claro: Sondheim. Como él mismo afirma, “todos los caminos llevan a Roma; y todos los musicales a Sondheim”. Sus trabajos en Sweeney Todd, Little Night Music, Follies o Golfus de Roma dan buena muestra de ello, y es que, como el director de escena cuenta, “me gusta mucho”. Tampoco hacía falta que lo dijera muy alto porque la atracción es más que evidente desde hace años.
Hasta en el confinamiento más duro, ahí estuvo el compositor –fallecido en noviembre de 2021– para amenizar las horas muertas de Gas. “Como queríamos montar un concierto por los 25 años de Sweetny y no podíamos, no nos quedó otra que hacerlo cada uno desde su casa. Músicos e intérpretes grabaron por su lado y se lo ofrecimos a modo de ofrenda al maestro”. Y, como no podía ser de otra forma, Sondheim, encantado con el testimonio.
Antes o después Mario Gas sabe que va a acabar entre las notas del neoyorquino. Porque para el director “teatro y música tienen mucho que ver” y ahí “la estructura, la partitura y la psicología” del también letrista es su salvación. Aun así, apunta que él “no es un experto en Sondheim. Solo me gusta mucho lo que comunica con sus obras, como Brecht, Mouawad o Chéjov. Es uno de los grandes. Es un hombre que, siendo esencialmente compositor, ha desbordado todos los límites, desde el amor infinito, del musical”.
−¿Siente que muchos de sus hitos vienen de la mano del “maestro”, como le llama?
−No me paro a pensar en eso. Lo que sí sé es que tengo tres más en mente... A ver si los coloco. No me siento un especialista.
−¿Qué es Sondheim para Mario Gas?
−Un descubrimiento. Un hombre que aportaba unas cosas al musical y al teatro que enseguida me atrajeron. Si un lector disfruta cuando lee y no puede parar, un director, como yo, cuando da con algo que le toca como esto se ve obligado a montarlo. Ha supuesto una atracción total.
−¿Qué le ha enseñado?
−Todo. Que el teatro haga un examen constante sobre el ser humano y sus contradicciones, el ser humano metido en una sociedad que lo condiciona. que lo condiciona. Y tratar ese gran guiñol mediante la sátira, el romanticismo o el realismo urbano me interesa. Y si es con esa música que expresa situaciones y emociones, pues ya estamos en el Olimpo. Sientes que te ilumina, que te lleva a preguntas que de verdad te quieres plantear y te pones en sus manos para ver si hay respuesta. Al final es reflexionar para aprender. Pero más allá de ser original o no, que por supuesto que lo es, la potencia de sus historias está en esa fantástica música.
Es todo ese ensimismamiento que Gas tiene con el compositor lo que le ha llevado a levantar ahora, los días 9 y 10 de diciembre, en el Temporada Alta de Gerona, “un acto de amor”, dice. Una velada musical “sencilla, que no esquemática”, que se aprovechará para homenajear al maestro en este primer año sin él. En Sondheim x Sondheim. Que passin els pallassos, veinte intérpretes y una docena de músicos, además de pantallas con las que sumar a los que no pueden estar, forman un montaje que pretende llevar a los espectadores del Teatro Municipal de Gerona “dos noches cálidas y emocionantes”.
−Mucha gente en escena.
−Eso me hace pensar que existe una tribu. Sigo creyendo en la tribu, no en los clanes. La tribu tiene una afinidad que no es homogénea ni estática, sino que se nutre con las personas que entran y salen. Afinidades que van más allá del encuentro, como si diera un silbido y acudieran.
−Si aquí son muchos, de lo que también tenemos unos cuantos son los musicales. Menudo “boom”.
−Como en el teatro y en la vida, no se puede meter todo en el mismo saco. Lo hay bueno, malo, comprometido, de evasión... A mí me parece bien que el género musical se haya instalado, pero que no se olvide que tenemos un antecedente fantástico que es la zarzuela, que por desgracia no tiene una evolución acorde con los tiempos. Hay que medir la oferta y la demanda... No quiero criticar a nadie, pero a mí solo me interesa un tipo. Echo en falta musicales más comprometidos y no tanto para papá, mamá, el niño, el vecino, el primo del pueblo... Pero bienvenidos sean. Cada vez tenemos gente más preparada.
−En esa preparación está la gran diferencia, ¿no?
−Cuando en los 90 hacías audiciones había gente, pero era más limitado. Ahora cuando estuvimos preparando el elenco de “El hombre de La Mancha”, que al final no se hizo, vimos a 2.000 personas. Mucha gente. Hay profesionales que se reciclan de todos lados, de la danza, la ópera, la zarzuela...
−Zarzuela, usted que la conoce bien: ¿por qué se ha tardado más de 40 años en hacer algo nuevo?
−El Teatro de la Zarzuela está haciendo una gran labor con Daniel Bianco. Animaría a que se hagan muchas más zarzuelas contemporáneas. Pueden parecerse a ciertos musicales. Cuando el producto se trata con mimo, los jóvenes también van. No hay que destrozar los géneros para que el nuevo público los entienda, sino contextualizarlos y ofrecerlos de una manera atractiva.
−¿Y retomará ese “Hombre de La Mancha”?
−Si algún día me lo ofrecen de nuevo... Yo no soy productor [risas].
  • Dónde: Teatro Municipal, Gerona. Cuándo: 9 y 10 de diciembre. Cuánto: 10, 35 y 36 euros.