Crítica de teatro

"Asesinato y adolescencia": Esquemática evocación de Fritz Lang

Alberto San Juan y Andrés Lima lideran una pieza inspirada en el clásico cinematográfico de Fritz Lang "M, el vampiro de Dusseldorf"

Jesús Barranco (al fondo) y Lucía Juárez protagonizan "Asesinato y adolescencia"
Jesús Barranco (al fondo) y Lucía Juárez protagonizan "Asesinato y adolescencia"Esmeralda Martín

Autor: Alberto San Juan. Director: Andrés Lima. Intérpretes: Jesús Barranco y Lucía Juárez. Naves del Español en Matadero (Sala Max Aub), Madrid. Hasta el 5 de noviembre.

En unos tiempos en los que todos parecemos muy preocupados, y aun escandalizados, por la errática actitud moral y vital de buena parte de nuestros adolescentes, tal vez no hayamos advertido todavía, con suficiente nitidez, que esos adolescentes no pueden ser sino el ineluctable reflejo de una sociedad adulta no menos errática y, en cierto modo, mucho más contradictoria. Este podría ser el planteamiento que ha servido de punto de partida a esta extraña propuesta que firma Alberto San Juan y dirige Andrés Lima. Algunos testimonios reales de adolescentes con problemas, extraídos de un proceso previo de investigación por parte de la compañía, se mezclan en el espectáculo con una trama de ficción en tono de thriller que se inspira, según los responsables del montaje, en el clásico cinematográfico de Fritz Lang M, el vampiro de Dusseldorf, el cual se basaba, a su vez, en la historia verídica de un asesino de niños.

Y es esa atípica y marcada bifurcación dramática de la obra, con un tramo ficcional y otro documental que no terminan de converger, lo que impide el desarrollo profundo del tema que aborda en su conjunto Asesinato y adolescencia. Los testimonios reales, por graves que sean, se perciben como un mero apunte de algo que no acaba de estar explorado en la dramaturgia; del mismo modo, la ficción del presunto asesino y la adolescente se materializa en una trama y unos personajes un tanto esquemáticos. Hay, desde luego, algunas escenas impactantes, duras; y hay una estupenda dirección de Lima, como es habitual en sus trabajos, que te hace seguir la historia sin pestañear, aunque no sepas muy bien si te va a llevar a algún lado. En este sentido, merece la pena destacar el espléndido uso que hace del panel que sirve como único elemento escenográfico, moviéndolo con sutileza para generar distintas atmósferas y estados que se relacionan muy bien con el curso de la acción. Asimismo, hay un maravilloso trabajo de Nick Powell en la ambientación musical que contribuye igualmente a llevar al espectador en la dirección de la historia. Además, la obra cuenta con un actor de talento más que contrastado, como es Jesús Barranco, y con una joven Lucía Juárez que sigue sumando puntos en su prometedora carrera. A pesar de todo ello, la función es tan sinóptica que el público, esperando probablemente algo más, ni siquiera sabe si ha terminado o no cuando cae el telón.

  • Lo mejor: Lima siempre sabe aprovechar lo mucho o lo poco que tenga a su alcance para mantener la atención del espectador.
  • Lo peor: A pesar de la envergadura del problema que aborda, la obra no termina de mostrar gran cosa.