
Festival
Toreo, a pellizcos para pasar el invierno
El riojano Diego Urdiales firma la faena de la tarde en el tradicional Festival benéfico de Chinchón

Hay días y días en la vida de las personas. Días felices y días que sabes que lo cambian todo para siempre. Hoy era uno de esos. Desi tuvo que irse de madrugada para no volver, con la inmensa dificultad de tener que dejar dos hijas y marido, y madre (que no es cualquier cosa), y amigos que la adoran en esta tierra a veces tan hostil. Un puñetero cáncer nos la robó, no su sonrisa, ni su imbatible optimismo, sus ganas de vivir, su amor por Málaga, donde descansará para siempre, la pasión por su gente, su capacidad para repartir amor aun en las peores circunstancias, su generosidad ilimitada. Atrás no quedan tiempos sencillos, la enfermedad nunca lo es. Sí el ejemplo de una mujer que luchó hasta el final. El amor de una pareja tan sólida, como bonita, Guille, sois un ejemplo. Y esas dos princesas, María y Paula, a las que nos esmeraremos en recordar lo que nunca se olvida: la grandeza de una madre como Desi.
Por eso Chinchón, que es lugar para peregrinar por su extrema belleza, brilla menos que otras tardes. Se llama dolor de alma. Lo sabe Juan Ortega, que acaba de despedirse de El Chuli, uno de eso amigos que son familia, y que llevaba con él desde sus comienzos. Una de esas relaciones difíciles de explicar e imposibles de olvidar. El cielo está llenito de almas buenas en estas tardes de otoño, tan melancólicas, tan rotas... nos atrapa el invierno por dentro.
Un minuto de silencio se guardó también por la memoria del agricultor fallecido David Lafoz justo antes de escuchar el himno y entonces dio comienzo el espectáculo de un cartel que merecía la pena de arriba abajo. Uceda apuntó el clasicismo inicial con un ejemplar de Macandro, de corta arrancada mientras que Diego Urdiales se templó con la capa ya de salida con el segundo. Delicia. Así como el toreo diestro y al natural con el que despejó Diego la faena a un toro noble y repetidor que luchaba con la voluntad de rajarse. Qué bonita forma de ser y estar, de andarle a los toros. Da gusto verlo, donde sea.
Verónicas de rodillas fueron el recibo al sobrero de José Vázquez de Juan Ortega que saltó al ruedo en sustitución del de La Purísima. Después no se lo pondría fácil de disfrutar. El novillo fue protestón y se quedaba muy corto por lo que era un esfuerzo quedarse ahí para ligar los muletazos. Lo hizo Ortega. Y lo gozamos.
El quite
Una belleza fue el quite por tijerillas de Aguado al cuarto. Qué manera de llevarlo tan por dentro y despacio. Cosa buena esa. Comenzó Pablo la faena de rodillas. Lástima que el novillo de Aguado no permitiera largura en el toreo ni estar del todo a gusto. Se quedaba corto y era de inciertas arrancadas. Aun así cada detalle es un mundo, como el final de faena a dos manos para cerrar al toro. El sabor de la torería es eso.
A Aitor Fernández le tocó en suerte un novillote grande y basto de embestida que le puso a prueba, pero la pasó de largo. Firme y solvente el novillero se empeñó en sacarle partido al animal y anduvo muy firme y seguro, sobre todo por el pitón derecho. No había más. La espada se le atravesó.
Álvaro Chinchón mostró buenas maneras desde el saludo de capa. Y a pesar de que al novillo le costó definirse acabó por sacar nobleza y repetición y apostó el novillero con solvencia y buen concepto. Caía la noche ya sobre el tradicional festival de Chinchón, que tiene toda la solera del mundo, también frialdad. Le cuesta romperse...
Y así se nos fue la tarde, el festival y la temporada. No será recordada como una más. Este 2025 fuimos muy felices y también nos rompieron el corazón. Ocurrió de todo. Se meterá el invierno con mucho vivido y tanto por revivir. Y si la cosa va bien recibiremos al 2026 llenos de incertidumbre. La vida misma.
Ficha del festejo
Chinchón. Lleno de «No hay billetes». Novillos de Macandro, repetidor pero corta arrancada y sin entrega; Zalduendo, noble y se raja; Luis Algarra, deslucido; y José Vázquez (3º, sobrero, complicado; 5º, brutote, y 6º).
Uceda Leal, pinchazo, estocada, descabello (saludos).
Urdiales, metisaca, estocada (oreja).
Ortega, estocada delantera y caída (oreja).
Aguado, estocada, dos descabellos (oreja).
Aitor Fernández, estocada, cinco descabellos (palmas).
Álvaro Chinchón, tres pinchazos, estocada (vuelta al ruedo).
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