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Hípica

Caballos que salvan vidas

En situaciones extremas, los caballos siguen siendo parte esencial de las operaciones de rescate en muchos lugares del mundo

Rescate con caballos en el río Jarama
Rescate con caballos en el río JaramaLR

Hay caballos que compiten, otros que acompañan y algunos que salvan vidas. Más allá de las pistas y de los grandes premios, existe un trabajo silencioso en el que el caballo vuelve a demostrar lo que siempre ha sido: un aliado del ser humano. En situaciones extremas, los caballos siguen siendo parte esencial de las operaciones de rescate en muchos lugares del mundo.

En Estados Unidos existen unidades montadas de búsqueda y rescate, las Mounted Search and Rescue Units, formadas por voluntarios y agentes que trabajan con caballos entrenados para llegar donde los vehículos no pueden. En montañas, bosques o zonas de difícil acceso, estos binomios avanzan con calma y eficacia, cubren grandes distancias, transportan suministros y, en ocasiones, evacuan a personas heridas o desorientadas. Ejemplos hay muchos. En 2015, en el estado de Washington, fue rescatada una mujer de 87 años. En Colorado o Utah, estas unidades montadas también han protagonizado rescates recientes. No sólo por la ventaja física del caballo, sino por su instinto. Los jinetes que forman parte de estos equipos aseguran que sus monturas perciben movimientos, sonidos y olores que el ser humano no detecta. En mayo de 2025, en unas inundaciones en Texas, un grupo de ganaderos con la ayuda de caballos se organizó para ayudar a las comunidades aisladas. Excursionistas desaparecidos, montañeros perdidos...

Más allá de la épica del rescate, estas historias ponen en valor la inteligencia del animal, su capacidad de adaptación y, sobre todo, la confianza que genera. En los centros ecuestres o en las pistas de competición, el vínculo entre jinete y caballo se forja con horas de trabajo y respeto mutuo. En las operaciones de rescate ocurre lo mismo, pero con una carga emocional distinta: no se trata de buscar un resultado, sino de salvar una vida.

Cada intervención de una unidad montada recuerda que el caballo no sólo es un atleta, sino también un compañero en las tareas más difíciles. Su entrenamiento no se limita al Salto de Obstáculos o la Doma Clásica; algunos se preparan para enfrentarse al ruido, al agua, al barro, al viento o a la oscuridad. Saber mantener la calma en medio del caos es tan valioso como una medalla en un Gran Premio. Se trata de una historia de cooperación entre especies que se remonta a siglos atrás.