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Alonso y el caos de Alpine en vacaciones

El anuncio de la salida del bicampeón del mundo ha desatado una crisis sin precedentes en la escudería francesa

Fernando Alonso, con Sebastian Vettel, el piloto al que va a sustituir en Aston Martin
Fernando Alonso, con Sebastian Vettel, el piloto al que va a sustituir en Aston MartinALI HAIDERAgencia EFE

En plenas vacaciones de la F-1, el anuncio de la contratación de Fernando Alonso por Aston Martin poco menos que ha dinamitado la escudería Alpine. Lo previsible era que, poco a poco, el resto de las piezas pendientes de la renovación del asturiano por Alpine fueran cayendo como un dominó, pero... El que se suponía que era el sustituto natural de Alonso en la escudería francesa, Oscar Piastri, lanzó un tuit amenazante y tajante diciendo que no correría con el equipo galo. ¿Por qué el piloto formado en Alpine desde las categorías inferiores y que estaba presionando para ocupar un puesto de titular de repente renuncia a un volante tan goloso? Algo sucedía en Alpine desde hace semanas.

Hace unos meses, días antes de arrancar la temporada, la escudería despidió a su responsable, Marcin Budwoski, al que ficharon procedente de la FIA y en el que habían puesto todas sus esperanzas para enderezar el barco que ya llevaba demasiado tiempo a la deriva. Poco después ficharon a Otmar Szafnauer, procedente de Aston Martin, justo el equipo al que irá Alonso a finales de 2022. El caos dentro del equipo debe ser importante y por eso Fernando Alonso, sin representante, él solo, se puso manos a la obra para buscar acomodo en otra estructura y todo a pesar de sus 41 años.

La partida a dos bandas de Alonso

Cuando Vettel anunció su retirada todo apuntó en la misma dirección y no era más que el trabajo conjunto que venían haciendo desde hacía meses Alonso y Mark Webber (ex piloto de F-1, amigo personal de Alonso y representante de Piastri). Webber sabía lo que haría Alonso, el asturiano tenía la sartén por el mango y ambos jugaron su partida. Alpine sabía que ambos podrían estar jugando a dos bandas, pero no se podían esperar que el piloto al que habían criado desde la cantera estuviera a punto de dejarles cuando los dos estaban a punto de llegar al objetivo, que no era otro que un asiento titular en la F-1. Lo intentaron ceder a Williams en caso de que Alonso permaneciera con ellos, pero no podían imaginar que se iría a McLaren. De hecho, el contrato será denunciado en los tribunales. Hoy, Alpine no tiene piloto para 2023 y se habla de otras opciones como Hulkenberg o el propio Ricciardo, que salió corriendo de Renault hace dos años.

Ese era el tiempo de contrato que reclamaba el piloto español y en Alpine sólo le ofrecían uno, menos dinero y renovar con una serie de condiciones que el asturiano no estaba dispuesto a aceptar. Va a un equipo peor, pero ganará más dinero. Y, además, tiene aseguradas dos campañas.

Lo peor de todo es que Alpine vive una situación pésima con un coche que no termina de ser competitivo, una política de austeridad que no le viene bien y el adiós de un piloto de garantías. Asimismo, por lo que sea, Alonso vuelve a estar metido en una situación fea como es haber jugado todas sus cartas a sabiendas de que Alpine, el equipo que lo encumbró y el que le rescató de sus dos años sabáticos, quede ahora en una situación complicada y habiendo protagonizado un final triste para una asociación que ha dado tanto.

Por no decir que también estuvo implicado en el espionaje de McLaren a Ferrari en 2007 o en el «crash gate» de Singapur en 2008, cuando Briatore urdió un plan en el que ordenó a Piquet chocarse y que Alonso, presuntamente sabiendo lo que iba a pasar, entrara en boxes vueltas antes de que se neutralizara la prueba. Aquello terminó por darle la victoria.