Declaraciones
Joana Sanz, la mujer de Alves, se rompe en Instagram: "No me castiguen ni me juzguen"
La mujer de Dani Alves vuelve a escribir en Instagram para contar su dolor en los meses más complicados de su vida
Joana Sanz, la mujer de Dani Alves, usa las redes sociales para sacar lo que lleva dentro. Quizá como terapia, para contar a sus fans y seguidores lo que siente en estos días en los que el mundo se le ha puesto patas arriba. Rehuye de los medios de comunicación, que esperan en la puerta de su casa en busca de declaraciones, como si ella tuviera ganas de decir públicamente algo acerca de lo que sucede.
Ya habló antes de que todo saltase y no lo va a volver a hacer porque todo lo que diga va a ser interpretado de mil maneras. Así que es en las redes sociales donde se expresa con libertad e intimismo. No es fácil procesar que su pareja, Dani Alves, esté en prisión acusado de violación, días después de que haya muerto su madre. Hoy domingo se cumple un mes de eso y por eso ha escrito en Instagram un sentido texto.
"Hoy hace un mes que tuve que tomar la decisión más difícil de mi vida; dejarte ir. Sigo con la sensación de que al llegar a casa, me vas a recibir con ilusión. Duele tanto sentir tu olor y no escucharte. Necesito tanto de tu abrazo, de verte reír o bailar… Necesito tu alegría", escribe, probablemente con el corazón en un puño. "Me dijiste que no llore y te prometo que pongo todo de mi parte para no hacerlo. Tengo mis días más animados pero ese frío interno, siempre me acompaña… Y a veces, me rompe en mil pedazos", escribe para intentar acercarse con palabras a lo que siente, algo sumamente complicado.
El desolador mensaje de Joana Sanz en Instagram
El texto es desolador y triste, la escritura de quien ha perdido lo que más amaba y ahora tiene que seguir sin esa brújula: "Me siento sola sabes? Me dijiste que donde quiera que esté tú ibas a estar conmigo, pero no te siento. Me querrá mucha gente y lo aprecio, pero el amor de madre solo es uno", escribe Joana.
Sabe que todo lo que hace, lo que publica es juzgado. Si baila, si hace una peineta, si se va a París o va a prisión a ver a Dani Alves. No se le permite estar alegre ni estar triste, casi ni estar callada, tampoco hablar. Está, como nunca, en centro de la actualidad mediática. Por eso escribe casi pidiendo perdón por ser como es, por no ser como los otros quieren que sea: "No me castiguen ni me juzguen si me ven bailar o sonreír, tan solo intento sanar mis heridas a mi manera, a la que a mi me hace bien, a la que a mi madre le gustaría"
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