Tenis
Del “hueso muerto” a la cadera: las lesiones de Nadal, el tenista que aprendió a jugar con dolor
Rafa lleva años con problemas físicos y su sufrimiento en la pista ha convertido sus triunfos en épicos. Síndrome de Müller-Weiss, rotura abdominal o la cadera han sido algunas de sus dolencias
Rafa Nadal ha sido eliminado del Abierto de Australia, primer Grand Slam de la temporada y en el que defendía título, tras caer en tres sets (6-4, 6-4, 7-5) ante el estadounidense Mackenzie McDonald y después de jugar lesionado desde el final del segundo set. El balear, primer favorito del torneo, ha tenido que pedir atención médica en el tramo final del segundo parcial, cuando ya había perdido el primero e iba 5-3 abajo, y ha sido tratado a la altura de la cadera izquierda.
“No voy a negar que estoy destrozado. No sé si me he roto el músculo o he tenido un problema articular en la cadera. Tengo que hacerme las pruebas para ver qué ha ocurrido. Bien no me siento. Tengo un problema en la cadera desde hace años y en los últimos tres días he tenido más dolor”, confesaba nada más acabar el choque y tras decir adiós a Australia.
Una lesión que se suma a la larga lista de problemas físicos que el tenista balear ha venido arrastrando en los últimos años. Su sufrimiento sobre la pista ha sido más que visible convirtiendo cada triunfo en algo que va más allá de la épica. Síndrome de Müller-Weiss, rotura abdominal o la cadera son algunas de las lesiones de un tenista sobrehumano que convive de forma casi permanente con el dolor.
La eterna lesión en el pie
Nadal se proclamaba campeón del último Abierto de Australia, pero el triunfo no le hizo olvidar su lesión en el pie izquierdo. “Un problema que no tiene solución”, confesó entonces el balear. Meses después comenzaba a jugar con su pie anestesiado.
“Estoy jugando sin dolor, pero con cero sensaciones. Es como cuando te duermen el nervio en el dentista. No tengo sensibilidad para nada, y por eso he podido jugar. Tan simple como eso”, explicaba después de ganar su decimocuarto Roland Garros, donde también anunciaba que se sometería a una intervención. “Son inyecciones con radiofrecuencia pulsátil que me podrían ayudar a disminuir la sensación que tengo en el pie. Si me ayuda a tener una sensación parecida a la que tengo ahora jugando, no tan exagerado porque ahora tengo el pie totalmente dormido, pero, al menos desinhibir el nervio y quitar la sensación de dolor permanente que tengo” afirmó.
Y es que el tenista balear fue diagnosticado en 2005 de la enfermedad de Muller-Weiss. Una parte de su escafoides, un hueso que está en medio del pie y que es fundamental para la movilidad, es más fina de lo habitual y se partió. Ya en esa época le auguraron una carrera corta, pero encontró la solución en unas plantillas extremas que le cambian las zonas de apoyo. Eso le ha derivado en otros problemas como la tendinitis en las rodillas, pero le ha permitido tener una vida deportiva como decían que no iba a ser posible y, además, de indudable éxito: es uno de los mejores deportistas de la historia.
¿Por qué se muere un hueso?
La osteonecrosis o “muerte” ocurre cuando se reduce el flujo de la sangre a una parte de un hueso. Esto podría causar la muerte del tejido óseo, haciendo que el hueso se rompa y la articulación colapse. Al principio puede no haber síntomas de osteonecrosis, pero gradualmente puede comenzar a sentir dolor en el hueso afectado. La enfermedad de Muller-Weiss es la necrosis avascular del escafoides tarsiano en el adulto, de aparición más frecuente entre los 30 y los 50 años de edad. Y eso es exactamente lo que le ocurrió a Rafa.
Rotura abdominal
A pesar de ello, y tras una dura recuperación de la intervención a la que se sometió en Barcelona, Rafa Nadal no quiso decir adiós a su gran pasión. Se plantó en Wimbledon en junio de 2022 donde logró llegar hasta semifinal, toda una hazaña por que jugó con una rotura abdominal. Finalmente tuvo que renunciar a la semifinal contra Kyrgios por un “riesgo inmediato para su salud” tras jugar con un vendaje las anteriores rondas.
No era la primera vez que Nadal tenía este tipo de lesiones. En 2009, como el mismo confesó empezó el US Open de 2009 con una pequeña rotura fibrilar en la zona abdominal. “Empezó con 6 milímetros o así, y cuando acabó el torneo (perdió en las semifinales con Del Potro) era de 26 milímetros. No fue una buena decisión, por supuesto”, afirmó entonces.
Ahora su cadera ha vuelto a jugarle una mala pasada y, aunque Nadal se resiste a hablar de su adiós a la pistas, admite que su físico puede obligarse a tomar esta decisión en un plazo no muy lejano.
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