Los carburantes y la telefonía desploman los precios cuatro décimas

La bajada del precio de los carburantes, de los servicios de telefonía y de la vivienda –sobre todo del gasóleo de uso doméstico para calefacciones– ha desplomado de golpe cuatro décimas el Índice de Precios de Consumo (IPC) del mes de febrero, hasta el 0,7%, con lo que se ha puesto fin a tres meses consecutivos de subidas. Y lo ha hecho sin contar con el «efecto coronavirus», que todavía se mantenía en febrero en ciernes en España antes de que la crisis sanitaria eclosionara esta semana. Tras caer al 0,1 % en términos anuales en septiembre y octubre, la inflación había emprendido una tendencia alcista que duraba ya tres meses –noviembre (0,4%), diciembre (0,8%) y enero (1,1%)–, y que ahora se ha visto interrumpida con el dato del segundo mes de año publicado por el Instituto Nacional de Estadística (INE), que revisa una décima a la baja el avanzado hace dos semanas.

Con el dato de febrero, la tasa interanual del IPC encadena 42 meses en valores positivos. Sin embargo, la inflación subyacente –la que no incluye los precios de los productos energéticos ni de los alimentos no elaborados– aumentó una décima, hasta el 1,1%, con lo que se sitúa cuatro décimas por encima del IPC general y acumula ya 79 meses por debajo del 2%, lo que significa estabilidad estructural en los precios. Habrá que esperar hasta los valores que se generen en marzo para saber de primera mano cuál es el verdadero impacto que la crisis sanitaria de la pandemia ha provocado en la inflación.

Según el INE, los índices y grupos que han marcado el descenso de este último IPC interanual han sido el transporte, que cayó en más de dos puntos, hasta el 1,8% –principalmente por el abaratamiento de gasolinas y gasóleos–; del grupo de comunicaciones y telefonía, que redujo casi un punto su variación interanual, un 0,7%, por la caída de los precios de la telefonía respecto a febrero de 2019; y del grupo de vivienda, que recortó su tasa dos décimas, el 3,7%, por el menor coste energético. Pero los que mostaron las caídas de precios más intensas fueron el aceite (-8,7%), la calefacción, la electricidad y distribución de agua (-8,6%) y las actividades recreativas (-3,1%). En sentido contrario se situó el grupo de las hostelería y el turismo. Los hoteles, cafeterías y restaurantes subieron dos décimas sus precios, hasta el 2,2 %, por el encarecimiento de los servicios de alojamiento, aunque los mayores incrementos se dieron en la alimentación. El valor de la carne de porcino aumentó un 7,9%, el azúcar, un 7,8%, y el resto de carnes, un 5,2%.

La Fundación de Cajas de Ahorro (Funcas) ha hecho su propia estimación y ha revisado dos décimas a la baja su previsión de inflación media anual, hasta situarla en el 0,6%. Basa su estimación por la caída del precio del petróleo, al que augura una recuperación en dos meses.