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Coronavirus

Teletrabajo: jornadas dos horas más largas por miedo a no parecer comprometido

Su implantación improvisada se está pagando con tiempo extra. Existe una regulación que protege a los empleados de estos excesos

El teletrabajo alternativa laboral en tiempos de pandemia
Antoni, un empleado de banca realiza su actividad profesional desde su domicilioEnric FontcubertaEFE

El teletrabajo ha llegado para quedarse aunque algunos ya están deseando perderlo de vista. Gestionar ingentes cantidades de información a través de dispositivos tecnológicos, ser productivos y lidiar además con el cuidado de hijos y mayores, puede resultar una verdadera pesadilla laboral. Para otros, trabajar desde casa les ha aportado comodidad y libertad para establecer sus propios horarios. El teletrabajo tiene dos caras de una misma moneda, y su carácter invasivo es una de ellas. No porque no exista una legislación que no lo prohíba, sino porque el teletrabajo que se está aplicando en la cuarentena no es el modelo idóneo a seguir. Según un análisis de NordVPN recogido en Forbes, con el teletrabajo trabajamos al menos dos horas más que cuando íbamos a la oficina. Esta mayor carga horaria de trabajo ha provocado que el 66% de empleados no quiera volver a teletrabajar cuando acabe el confinamiento, frente a solo el 34% a los que sí les gustaría, según la IV Encuesta Funcas sobre el coronavirus. Los expertos de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) explican cuáles son los motivos de este rechazo y cuáles son los principales errores que se están cometiendo.

¿Por qué se trabaja más tiempo?

La falta de planificación puede ser uno de los principales motivos. En los centros de trabajo presenciales hay una rutina, unas pautas y unos roles bien delimitados, pero todo esto se vuelve fluido en el teletrabajo. La implantación total de este modelo de trabajo, especialmente en España donde no era muy popular, habría implicado una labor de adaptación tecnológica y organizativa, explica Eva Rimbau, profesora de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC. La emergencia de la pandemia ha eliminado este paso previo dando lugar a un teletrabajo improvisado y con fallos que se están pagando con tiempo extra, explica Mar Sabadell, también profesora de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC. El exceso de información digital que recibimos tiene que ser digerida primero para seleccionar aquella que sea realmente útil para nuestro trabajo, lo que también suma a nuestra jornada minutos adicionales, advierte Sabadell. Por otro lado, las demandas y los encargos son constantes, a todas horas, y de diferentes vertientes porque la comunicación deja de ser vertical para volverse transversal. Tener que lidiar con el cuidado de hijos, personas mayores o dependientes también hace que sea más complicado trabajar y que, por lo tanto, las horas de trabajo sean menos productivas y tengan que ampliarse. Este factor sigue afectando más a las mujeres, que durante el confinamiento más peso en las tareas del hogar.

¿Existe una regulación que lo impida?

Pese a que las demanda de disponibilidad constante se haya incrementado y los trabajadores lo acepten por miedo a que peligre su puesto en plena crisis, el derecho a la desconexión digital existe y se aplica de igual manera al teletrabajo. Según un estudio publicado en GlobalWebIndex, la vida laboral se inmiscuye irremediablemente en la vida familiar: el 74 % de quienes teletrabajan revisa su correo fuera del horario laboral, frente al 59 % de quienes no trabajan desde casa. Los datos de otro estudio recogido por Bloomberg muestran picos de actividad entre las doce y las tres de la madrugada que no eran frecuentes antes del inicio de la pandemia. Uno de los motivos puede ser que los padres con hijos se ven más liberados durante estas horas de la noche y aumenta su productividad. El problema es cuando se trabaja hasta más tarde pero se empieza a trabajar de nuevo a la misma hora.

Pere Vidal, profesor colaborador de los Estudios de Derecho y Ciencia Política de la UOC, recuerda que el derecho a la desconexión digital recogido en la ley orgánica de protección de datos impide que se sancionen a aquellos trabajadores que no consulten el correo o el teléfono laboral fuera de la jornada habitual. No obstante, el miedo a no mostrar el suficiente compromiso con la empresa empuja a los trabajadores a extender sus horarios, alerta Mar Sabadell. Otras regulaciones que complementan esta, es la ley del registro horario o el artículo 13 del Estatuto de los Trabajadores que recoge las condiciones que debe cumplir este modelo de trabajo. Los teletrabajadores deben tener los mismos derechos que los compañeros que acuden al centro de trabajo, por lo tanto, la implantación del trabajo desde casa como modalidad preferente no debería implicar una pérdida de derechos. Por otro lado, la novedad introducida en el artículo 34.8 del Estatuto convierte al teletrabajo en un derecho del trabajador para conciliar la vida familiar y laboral. Por ello, resulta contradictoria que su implantación esté consiguiendo el efecto contrario en algunos casos.

UGT recientemente ha subrayado la necesidad regular el teletrabajo mediante el diálogo entre sindicatos y empresas y que sean los convenios sectoriales los que fijen las líneas generales a tener en cuenta en el teletrabajo. Diversos expertos consultados por LA RAZÓN desaconsejan que se establezca una regulación común, sino que esta quede en manos de las necesidades de cada empresa y trabajador.

¿Qué errores estamos cometiendo?

Este “teletrabajo de pandemia que hemos adoptado no es una forma correcta de teletrabajo", indica Eva Rimbau. Hay varios errores que determinan que el trabajo desde casa no se está desempeñando de la manera correcta. Entre ellos se encuentra estar siempre disponible, lo que resulta «estresante, improductivo y va en contra del derecho a la desconexión digital», recuerda la profesora Rimbau. La forma ideal de organizar el trabajo sería por entrega de resultados en un tiempo concreto y permitir que cada empleado decida su jornada. Aunque el horario no sea relevante, sí que deben establecerse periodos de descanso diario y semanal. Además, es recomendable que los empleadores muestren empatía con las necesidades personales (cuidado de otras personas) de sus trabajadores.