Un directivo del Ibex: “El teletrabajo no es escaquearse de currar y ver cómo coño hago para estar en casa”

Al teletrabajo generalizado le empiezan a salir detractores por varios frentes. Si a comienzos de semana fue la patronal de la hostelería la que aseguró que está “sobrevalorado” y que su incidencia negativa en bares y restaurantes es muy elevada, ahora el dardo le ha venido nada menos que del primer directivo de una de las compañías que integran el Ibex 35. Ismael Clemente, consejero delegado de Merlin Properties, ha advertido de que la implantación del teletrabajo puede desembocar en expedientes de regulación de empleo (ERE) y en una caída de la productividad que acelere la robotización en el mundo laboral, según informa Efe.

Para Clemente el teletrabajo “no es simplemente escaquearse de currar y ver cómo coño hago para estar en casa, que siempre estoy más cómodo”, ya que “esa comodidad puede ser como cuando los periodistas saludaron con gran efusividad la llegada de los ‘blogs’ y del periodismo a internet y casi todos han sido víctimas de ERE posteriormente”, ha afirmado.

Es la segunda vez en pocos días que el CEO de la mayor socimi cotizada de España critica el teletrabajo y recalca que “no es tan sencillo como la gente cree” y que “hay que tener bastante cuidado” con él. “Hay que tener bastante cuidado con eso, sobre todo en unos tiempos en los que se avanza inexorablemente en una robotización de procesos y hay diferentes estudios que señalan que trabajos con una productividad por área inferior a 10 dólares van a ser en un 66 % robotizados”, ha argumentado durante un debate de Simapro sobre “los jóvenes y el futuro del empleo en el mercado inmobiliario”.

El presidente de los promotores madrileños y de la Asociación de Constructores y Promotores de España (APCE), Juan Antonio Gómez-Pintado, ha coincidido en que hay que tener una “percepción cuidadosa” del teletrabajo y en que éste “no resultaría sostenible a largo plazo” para empleos creativos o que necesitan de la relación personal. A su juicio, esta forma de trabajar ha servido para mantener la actividad durante el confinamiento por la crisis de la COVID-19, pero lleva a “perder la chispa del contacto personal y las grandes ideas no salen de las pantallas, sino de la relación personal que se tiene dentro de las compañías”.