Cierres de empresas

Sangría industrial en Cataluña: 14.000 empleos perdidos en un año

Año negro de cierres, con la peor cifra desde 2012. En los últimos 20 años se han perdido 141.000 puestos de trabajo y han desaparecido 12.248 empresas manufactureras

Los trabajadores de Nissan se movilizan por el centro de Barcelona en favor del mantenimiento de las plantas catalanas de la multinacional japonesa.
Los trabajadores de Nissan se movilizan por el centro de Barcelona en favor del mantenimiento de las plantas catalanas de la multinacional japonesa.Alejandro GarcíaEFE

Bosch, TE Connectivity, Aludyne Automotive, Italco... y ahora Nissan y Mahle. Estas empresas tienen algo en común: son todas ellas compañías industriales que, en los últimos dos años, han anunciado el cierre de fábricas en Cataluña. La crisis industrial en la región otrora motriz de la economía nacional se ha ido acentuando en los últimos tiempos y amenaza con convertirse en un problema de primer orden en la agenda política. Este 2021, el sector industrial ha perdido más de 10.674 empleos, la peor cifra desde 2012. A este dato se suman los 3.000 empleos en el aire de Nissan y los recientes 345 de Mahle.

Y no es algo reciente: un informe de la patronal Pimec publicado en octubre recogía que Cataluña ha perdido 12.248 empresas manufactureras en veinte años (entre 1999 y 2019), lo que supone un 35,7% del total, así como 140.932 empleados, que representan el 26,1% del total. Una sangría de empresas que tiene ahora como principales estandartes a Mahle y Nissan. Los trabajadores de Malhe de Vilanova i la Geltrú se manifestaron el pasado sábado contra el cierre de la empresa que dejará en el paro a 345 trabajadores directos, más los empleos indirectos que se verán afectados.

La fábrica de Nissan se acerca al cierre el 31 de diciembre con la incertidumbre aún de si se habrá nuevo proyecto empresarial. El cierre dejará sin empleo a 3.000 trabajadores. No son los únicos. Movapid, en Badalona, cerró dejando en la calle a 63 trabajadores.

Malhe, una empresa histórica que fue fundada en 1946 que fabrica pistones y segmentos de pistones de combustión para las marcas Porsche y Lamborghini, ha presentado un expediente de cierre que tiene fecha: 28 de enero de 2022. Según la empresa, el cierre es debido «al declive continuo de la demanda y la competencia cada vez mayor en los precios han llevado a que la planta funcione muy por debajo de su capacidad normal. Esta situación se ve agravada por la sobreproducción de pistones y segmentos de pistón en toda Europa». Una forma de decir que la dirección de Malhe cierra su centro de Vilanova en beneficio de los centros de Polonia y Portugal.

No parece que tenga visos de futuro una alternativa ante la decisión de ahorrarse los costes laborales de Vilanova y, según fuentes de los trabajadores, llevarse la producción a otros centros en Europa. Esto se ha convertido en una constante que señalan los sindicatos: las compañías multinacionales cierran sus centros productivos en Cataluña porque encuentran mayores facilidades en otros países. En este sentido, el portavoz de Industria de CC OO en Cataluña, José Antonio Hernández, apunta a dos claves en todo este proceso de fuga de industria: las empresas que hay son multinacionales extranjeras que toman sus decisiones a miles de kilómetros (porque apenas hay industria autóctona ya) sin tener en cuenta al territorio y tampoco hay herramientas legales para impedirlo desde la reforma laboral de 2012. Hernández señala que, hasta esa reforma del Gobierno del PP, las empresas tenían que pedir autorización administrativa para cerrar una factoría, pero ahora ya no y eso allana el camino a cualquier compañía, que, sin impedimentos para marcharse, solo tiene que afrontar el proceso judicial para indemnizar a sus trabajadores.

«Se juntan tres cosas: el momento de transición; las pocas herramientas legislativas; y la nula política industrial», resume Hernández. Y es que el momento de transición hace referencia a que las compañías están redefiniendo su modelo de negocio en función del nuevo escenario que se abre con las exigencias de sostenibilidad medioambiental y digitalización. Y, ahí Cataluña y España están lastradas, a su juicio, tanto por la falta de instrumentos jurídicos que impidan la marcha de empresas como por la falta de políticas industriales, con mejoras en las infraestructuras, en la formación profesional (que permita formar y reciclar a trabajadores industriales –500.000 en Cataluña–) o en el modelo energético.

También parece encallada la solución para los 3.000 trabajadores de Nissan en Barcelona. Descartada la instalación en los terrenos de la Zona Franca de Barcelona de la fábrica de baterías promovida por SEAT, la opción del fabricante de vehículos chino Great Wall Motors (GWM) fue designada como prioritaria por la Comisión de Reindustrialización de Nissan formada por sindicatos, empresa, Generalitat y Gobierno de España. La compañía china tomará una decisión final en dos semanas y, en este sentido, Pere Navarro, máximo responsable del Consorcio de la Zona Franca, se ha involucrado también en las negociaciones con GWM y está tratando de desencallarlas con una nueva oferta que abarata el alquiler de los terrenos.

También las administraciones han mejorado las ayudas públicas que recibiría la empresa en caso de desarrollar su proyecto e, incluso, los sindicatos están dispuestos a abrir una negociación sobre los activos y las condiciones laborales. Desde el entorno de la presidencia de Nissan, son optimistas con encontrar una solución a la salida de la compañía japonesa porque, además, de que GWM sigue siendo prioritaria, hay otras opciones industriales «viables». En este sentido, el trabajo de Frank Torres, responsable de Nissan en el proceso de transición de la fábrica, está siendo bien valorado por todas las partes presentes en la Comisión de Reindustrialización.

Y es que, en paralelo, la Comisión ha activado un nuevo proceso con un plan alternativo con los otros potenciales inversores: QEV Technologies y Silence, con los que se está negociando planes alternativos para la reindustrialización de los centros de Nissan en QEV Technologies y Silence para los centros de Sant Andreu de la Barca y Montcada i Reixac, respectivamente. En esta localidad, el proyecto prevé la construcción de una fábrica de motos. Sin embargo, estas fuentes, tampoco son optimistas con la posibilidad de que el plan industrial –un proyecto de descarbonización formado por 15 empresas– de QEV llegue a buen puerto a pesar de que es la única oferta encima de la mesa con un carácter plenamente industrial.

Proyecto militar en Barcelona

Ante este bloqueo, ha adquirido fuerza el proyecto de la multinacional australiana Goodman con una inversión de 550 millones de euros y la creación de 3.200 empleos, aunque es un proyecto logístico y no industrial por lo que los sindicatos no lo ven con buenos ojos. El plan de la inmobiliaria australiana destinaría, según su versión, los terrenos de Nissan a la actividad industrial impulsando la implantación de industrias con las que Goodman generaría alianzas y se convertiría en socio de las mismas. Este proyecto podría absorber a los 1.700 trabajadores de Nissan que no entrarían en prejubilación y que, por ahora, serán despedidos con una indemnización e 60 días por año trabajado.

Otros dos proyectos, uno logístico del grupo Consum y otro del Gobierno, de carácter militar, no han sido estimados como prioritarios. El segundo, sobre todo, cuenta con la oposición frontal del gobierno regional, aunque al margen de que no se quede en Zona Franca, aterrizará en Cataluña y no está siendo mal visto ni por los sindicatos ni por los empresarios catalanes.