Consumo

Garzón acusa al “lobby cárnico de derechas” del bulo contra él y asegura que acabará la legislatura

El ministro vuelve a tirar de populismo para reiterar sus declaraciones contra el sector ganadero. “Nos cuesta hacer cosas porque nos enfrentamos a poderes con mucha capacidad de presión”, insiste

Ganaderos protestan a la llegada del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, por las declaraciones del ministro de Consumo, Alberto Garzón, en Palencia
Ganaderos protestan a la llegada del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, por las declaraciones del ministro de Consumo, Alberto Garzón, en PalenciaNacho GallegoAgencia EFE

Mis declaraciones son impecables. No me siento solo, sino en la línea de lo que hemos dictaminado que era este Gobierno progresista, en la lucha contra el cambio climático y para proteger a la ganadería extensiva. Y en ese mensaje yo me siento extraordinariamente cómodo. Yo soy una persona de convicciones y voy a seguir diciendo lo que creo, no lo pienso abordar desde otra perspectiva”. Así de contundente se ha vuelto a manifestar el líder de IU (integrada en Podemos), Alberto Garzón, quien atribuye a un “bulo” promovido por el “lobby cárnico impulsado por las derechas” la polémica por sus críticas al modelo de macrogranjas, por lo que se muestra convencido de que “acabaré la legislatura como ministro de Consumo” porque “estamos haciendo un buen trabajo”.

Así lo sostiene Garzón en una entrevista que publica El Periódico de Cataluña, en la que se reitera en sus declaraciones a The Guardian, en las que defendía la ganadería extensiva y criticaba el modelo de las macrogranjas, ya que “contaminan los suelos y contaminan el agua”, causando un impacto ecológico “descomunal” y un “maltrato animal” y que luego exportan carne “de peor calidad”.

Garzón reconoce que ya sabía cuando asumió su cargo que los cambios que quería introducir “no les iban a gustar a muchas grandes empresas, con muchos recursos, contactos, con mucha capacidad de decisión, y todo discurre dentro de lo esperado”. El polémico ministro ha insistido en que “nos cuesta hacer cosas porque nos enfrentamos a determinados poderes que tienen mucha capacidad de presión en la sociedad; el cierre de la publicidad de casas de apuestas fue complicado y la protección de los menores frente a determinada publicidad alimentaria también está costando. Y cuando defendemos la ganadería extensiva y a las poblaciones rurales frente a las macrogranjas, solo hay que ver la ferocidad del ataque que recibimos, pero está en el cargo”, subraya.

Sobre las posibles tensiones producidas entre los dos socios de Gobierno, Garzón cree que “tenemos que normalizar que somos el primer gobierno de coalición donde hay diferentes partidos, con diferentes intereses y programas, y que hemos pactado un marco común, y fuera de eso puede haber discrepancias. Yo me siento cómodo trabajando dentro de la línea estratégica de este Gobierno y no puedo responder por opiniones de otras personas. Este es un Gobierno que declaró en 2020 la emergencia climática, que son palabras mayores, y que hacemos bandera de la evidencia científica”.

Por ello ha vuelto a advertir que “nos votaron para transformar la sociedad y esas grandes empresas no quieren transformar la sociedad, y es legítimo. Pero a nosotros nos votaron y a las grandes empresas, no”. El ministro asegura que volvería a decir lo que dijo a The Guardian: “No era la primera vez que lo decía y no va a ser la última. Hay dos tipos de ganadería: la ganadería familiar, social, extensiva, la del ganado pastando, que da un producto de mucha calidad. Y luego hay una ganadería que tiene su expresión máxima en las macrogranjas, con efectos ecológicos y medioambientales altamente perversos, que expulsa la población de sus territorios y que deja a la España Vacía más vaciada”.

El PP ha exigido la destitución de Garzón a raíz de estas declaraciones, que también han sido criticadas por dirigentes del PSOE, hasta el punto de que ministros socialistas han asegurado que se trataba de una “opinión personal”, algo que el propio Garzón se ha empeñado en desmentir. La polémica sigue abierta.