Colapso

El Gobierno desata el caos en los repostajes y la guerra entre las gasolineras

El primer día de la bonificación se salda con largas colas, caídas en sistemas de cobros y estaciones cerradas mientras Repsol y Cepsa suben los descuentos y desatan el malestar entre las pequeñas compañías

Sistemas de cobro caídos, gasolineras cerradas y largas colas. El primer día de aplicación de la bonificación de 20 céntimos por litro al precio de los carburantes resultó ser el caos que muchos esperaban... y más. Porque a los problemas generados por la aplicación práctica de los propios descuentos se sumó la ofensiva lanzada por Repsol, Cepsa y BP que han ampliado los descuentos hasta los 30 céntimos por litro para sus clientes fidelizados y han desatado con ello no sólo una «guerra de precios» entre ellas sino dentro del propio sector, algunos de cuyos actores las acusan de tratar de eliminar competidores con una estrategia de agresivos descuentos.

El día, como se preveía, amaneció con las estaciones de servicio desbordadas por la masiva afluencia de miles vehículos que pospusieron los días anteriores sus repostajes para beneficiarse ayer de la ayuda, lo que provocó que se formasen largas colas tras los surtidores. Esta avalancha provocó que algunas compañías como Repsol, que recibió una demanda cinco veces superior a la de cualquier viernes; tuviera problemas informáticos que «ralentizaron el sistema de cobro» y la aplicación de las ayudas, según explicaron fuentes de la compañía, que negaron en cualquier caso que su operativa se cayese por completo. Sí admitieron que es probable que alguna estación de servicio tuviera que dejar de operar de forma puntual en algún momento.

El empleado de una pequeña estación de servicio de Repsol del centro de Madrid explicó a este periódico que «a primera hora de la mañana, he tenido a un cliente esperando media hora hasta que he podido aplicarle el descuento» por los citados problemas.

En toda España

Las complicaciones técnicas no fueron exclusivas de Madrid. Desde la Agrupación Española de Vendedores al por menor de Carburantes y Combustibles (Aevecar) también aseguraron que las 3.000 gasolineras a las que representan tuvieron problemas informáticos porque sólo tuvieron 36 horas para adaptar los tickets, que deben reflejar el descuento. Por eso, «es normal que a lo largo de la mañana se haya ralentizado el servicio», según explicó su secretario general, Víctor García Nebreda.

El presidente de la Federación Mediterránea de Empresarios de Estaciones de Servicio, Juan José Sánchez Segarra, dijo a Efe que «no hay ningún terminal de punto de venta (TPV) preparado para hacer esta operación, y eso nos está creando un gran problema».

A pesar de estas dificultades, «las gasolineras están intentando abrir y adaptarse, pero en conversaciones que tenemos con muchos empresarios sabemos que están teniendo muchos problemas», dijo. Algunos optaron por ofrecer combustible sin descuento o por pedir a los clientes que busquen otra estación de servicio donde se lo puedan aplicar, añadió Sánchez Segarra.

Los asociados de Aevecar también abrieron pese a estos problemas y a tener que adelantar el dinero de las bonificaciones hasta que llegue el adelanto prometido por Hacienda para la semana que viene. Pero otras gasolineras, sin embargo, optaron directamente por cerrar, como anticiparon el jueves las patronales. La Confederación Española de Empresarios de Estaciones de Servicio (CEES) cifró en entre 100 y 150 las gasolineras cerradas por los problemas informáticos y las dudas sobre el cobro de la rebaja.

Tensión en el sector

La bonificación no sólo generó problemas técnicos y prácticos en su aplicación sino que ha desatado también una «guerra de descuentos» entre algunas compañías que ha conducido, a su vez, a tensiones dentro del sector de las estaciones de servicio. Las hostilidades con las bonificaciones las desató a primera hora de la mañana Repsol, cuando la compañía anunció que ampliaba hasta los 30 céntimos por litro la bonificación para los clientes de su app Waylet que reposten en sus estaciones de servicio. Su envite fue respondido apenas tres horas más tarde por Cepsa, que igualó también el descuento y que aseguró que sumando esta medida a los descuentos que ya ofrece la compañía, los clientes particulares podrán acceder a un ahorro de hasta 48 céntimos por litro, que, con los precios actuales en un repostaje convencional de 35 litros, equivale a un descuento de cerca de 17 euros. A última hora de la tarde, fue la compañía británica BP la que también anunció que amplía los descuentos hasta los 30 céntimos para los usuarios de su tarjeta “Mi BP”.

Estas rebajas, junto a las de otras compañías como las de BP, han generado malestar entre las pequeñas y medianas empresas del sector. Las gasolineras automáticas y de bajo coste («low cost») estudian incluso la posibilidad de denunciar ante la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) a las grandes petroleras por, a su entender, haber iniciado una «campaña mucho más agresiva» en precios que, en algunos puntos del país, puede incluso «incumplir la ley al vender por debajo de coste», según explicó a Efe el presidente y fundador del grupo Moure, Marcos Moure, cuya empresa forma parte también de la Asociación Nacional de Estaciones de Servicio Automáticas (Aesae). En su opinión, las grandes petroleras, que están presentes en toda la cadena y tienen capacidad de refino; han decidido «aprovechar la ocasión» con la bonificación para intentar quitarse competencia. «Estamos mirándolo las propias empresas y la asociación por si hace falta enviar alguna advertencia a la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). Parece que quieren volver a recuperar la situación de oligopolio que tenían», dijo.

Moure consideró que las principales petroleras del país están aprovechando su posición «privilegiada» para intentar hacer «una purga del mercado», ya que todas las estaciones de servicio del país acaban comprándole el combustible ya refinado a estas grandes.

Las empresas advierten de problemas para solicitar los adelantos

Las pequeñas y medianas estaciones de servicio temen que los adelantos de las bonificaciones no lleguen tan rápido como les ha prometido Hacienda. De momento, los alrededor de 3.000 euros de les costarán los de ayer y el fin de semana los pondrán ellos de su bolsillo. Y aunque el Gobierno insiste en que recibirán el día a partir del lunes, la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, admitió ayer que «es posible» que pueda darse «un pequeño desajuste de uno o dos días» en el pago. Mucho tiempo en algunos casos que puede conducir al cierre de algunos negocios, como advirtieron tanto la patronal CEEES y la CEOE, que aseguró que la situación de algunas de estas empresas es «dramática».
Las compañías no dispusieron hasta las nueve y media de la mañana de ayer del formulario de la Agencia Tributaria para solicitar el dinero. Y algunas, según advirtieron desde Aevecar, están teniendo problemas para rellenarlo porque «hay documentos que no admite y también solicita datos que no son tan fáciles de tener a mano», según explicaron desde esta patronal, que aseguraron que sus asociados pagarán con sus recursos las ayudas hasta que puedan.