Análisis

Abróchense los cinturones que vienen curvas

Qué tiempos aquellos en los que mirábamos emocionados nuestro reloj ante un retraso, contando los minutos que faltaban para que tuvieran que indemnizarnos y darnos comida

Varios aviones 737 Max parados en un aeropuerto
Varios aviones 737 Max parados en un aeropuertolarazon

No hay experiencia cultural más enriquecedora en la vida que la de una aerolínea que te deja tirado en mitad de una escala en otro país, sin darte ni una botella de agua y obligándote a pasar la noche en el aeropuerto, tirado en el suelo, esperando que amanezca para ver que hacer con tu vida y tu equipaje. Qué tiempos aquellos en los que mirábamos emocionados nuestro reloj ante un retraso, contando los minutos que faltaban para que tuvieran que indemnizarnos y darnos comida, pensando que, ya que el avión se retrasa, que la compañía se retrate.

El beneficio de explotación de IAG alcanzó los 4.300 millones de euros en 2024 resultando un incremento del 22% respecto del año anterior, consiguiendo un beneficio de 2.732 millones de euros en 2024 y la compañía Ryanair prevé obtener más de 1.600 millones este año fiscal, gracias al incremento del 9% de pasajeros que han totalizado casi 45 millones de viajeros. Sirvan estos datos como ejemplo de la “triste situación económica” que sufren las aerolíneas, aunque quienes realmente sufren en silencio son los cientos de miles de pasajeros que tienen que soportar retrasos, cancelaciones y cobros indebidos por facturación de maletas. Ya no quiero hablar de que el espacio entre asientos nos hace volar casi de pie, y que cuando toca catering, los platitos que vienen en la bandeja perfectamente podrían servir como comedero de pájaros.

Ahora, estos gigantes con tarifas variables, tasas ocultas y snacks a precio de lingote de oro, están de suerte pues, bajo la desgastada excusa de armonizar la industria aérea, los políticos europeos, de tanto ver programas de cocina en sus ausencias de la Eurocámara, se han metido en los fogones de Bruselas para cocinar, a fuego lento, el nuevo menú de derechos para los pasajeros de las líneas aéreas con una receta salida de los lobbies y que permitirá que las compañías se chupen los dedos degustando el plato frío que van a servir, aderezado con dos nuevos ingredientes, el cobro por el equipaje de mano y una salsa diluida de las indemnizaciones por retraso.

Hasta ahora, llevar la maleta de mano era como el pan del restaurante, que viene incluido con el menú, pero tras la novedad, será más barato el importe del trayecto para el pasajero que el coste de llevar el equipaje de mano. Es decir, que pronto, los viajeros sólo podremos llevar gratis algo del tamaño de una caja de bombones, siempre que no supere las nuevas medidas y cabiendo donde ponemos los pies, porque si antes impunemente podían obligar a pagar por la maleta de mano, aun cumpliendo las medidas, ahora podrán obligarnos a pagar por la mochila si consideran que es demasiado generosa. Todo lo que consideren facturable deberá pasar por el arco de seguridad y por caja.

Pero falta el postre en este menú porque las indemnizaciones por retraso también empeoran en cuanto a tiempo y cuantía de modo que algunos estiman que habrá un 60% menos de pasajeros que podrán acceder a estas compensaciones. El argumento distópico es que las aerolíneas dejarán de cancelar vuelos y serán más transparentes mientras que los pasajeros vemos que la Europa de los derechos se está desplazando hacia el lado de los más poderosos y ahora tendremos el derecho a pagar más y recibir menos, serán lentejas. Así pues, viajar en avión por Europa será como estar en un “escape room” debiendo superar diversas pruebas hasta llegar al destino, desde la facturación con problemas, el cambio de puerta de embarque y terminal, el retraso y/o cancelación del vuelo, la prueba de fuego del equipaje de mano que debe caber en esa caja de cerillas que ponen, a traición, en la puerta de embarque, la media hora en la pista para despegar, la recogida del equipaje si es que no lo pierden o no lo rompen, habiendo pagado, y luego, vuelta a empezar para el regreso.

No sé qué incentivos tendrán algunos europarlamentarios a favor de este recorte que debilita nuestros derechos, pero mucho me temo que cuando hay lobbies de por medio, algunos van que vuelan. Ahora entiendo por qué le llaman facturar a hacer el “check-in” en el mostrador del aeropuerto, era premonitorio.