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¿Estamos preparados para el 5G?

¿Estamos preparados para el 5G?
¿Estamos preparados para el 5G?larazon

El despliegue de la Quinta Generación de telefonía móvil genera incertidumbre. Preocupan cuestiones como las infraestructuras disponibles, la carencia de personal cualificado o el elevado coste de los dispositivos.

Necesitamos cuanto antes el 5G. Si no lo cree, métase en el metro y vea a casi todo el vagón con los ojos pegados al móvil o viendo series en sus tablets; o vaya de visita a casa de sus amigos y compruebe como cada vez más tienen objetos «inteligentes» como las aspiradoras-fregona o el regalo estrella de las últimas Navidades, el asistente virtual Alexa. Si no se desarrolla una red con mayor capacidad, será difícil sostener el imparable crecimiento del tráfico de datos móviles que generan estos dispositivos. De hecho, si este año se espera que se alcancen los 24,5 millones de Terabytes al mes, dentro de dos años se duplicará. Para que nada falle, en 2020 la Quinta Generación ya debería estar a pleno rendimiento, sin embargo, cabe preguntarse si de verdad España está preparada para ello.

El director de Innovación y Estrategia de Producto de Cellnex Telecom, José Antonio Aranda, explica que ahora mismo el 5G se encuentra en fase de experimentación. Las operadoras, comenta, «están realizando pruebas de la tecnología y las compañías de infraestructuras de telecomunicaciones, como la nuestra, ya están trabajando en el despliegue de infraestructuras necesarias que servirán de base para que se pueda desplegar».

Infraestructuras:

El 5G demanda una arquitectura más compleja, y para lograr desarrollarla reduciendo los costes se ha apostado por la colaboración entre empresas. Por una parte, los operadores serán neutros, aunque uno en concreto elabore una red, se permitirá a otros prestar servicio a través de la misma. También se compartirán las infraestructuras, uno de los elementos clave de que todo funcione de forma correcta.

En ese sentido, para conseguir la densificación de la red de acceso que se requiere para la Quinta Generación, sostiene Aranda, «se exige tanto los sistemas distribuidos de antenas (DAS) como las “small cells” en espacios interiores y exteriores. Las redes de fibra óptica conectadas a antenas y la tecnología “edge computing” (procesado de datos) serán también protagonistas de este nuevo paradigma».

Aunque toda esta tecnología se esté desarrollando, lo que no queda tan claro es que se pueda instalar con tanta rapidez. Para la colocación de las antenas, las administraciones públicas deben conceder permiso a las empresas privadas, y un gigante de la telecomunicación como Vodafone, a día de hoy sólo cuenta con poco más de 85 en todo el país.

Por otro lado, está por ver si todos los proyectos piloto salen bien. El Ministerio de Economía y Empresa acaba de recibir 11 solicitudes con un presupuesto total de 128 millones de euros para hacer pruebas de 5G orientadas a ámbitos territoriales concretos y a sectores determinados. Los resultados de estos piloto serán importantes para conocer en qué punto de desarrollo se encuentra la red, pero ni siquiera aún se conocen las empresas ganadoras del concurso.

Bandas: El desarrollo de la Quinta Generación depende bastante de algo que llegó a España como la gran promesa del entretenimiento y que, no obstante, con el paso de los años se ha estrellado. Se trata de la TDT. Vino para ampliar el número de canales de los que disfrutábamos y el resultado no ha sido el esperado. Ahora es un estorbo, pues ocupa la banda más importante para hacer posible la comercialización del 5G, la de 700 Mhz.

El secretario de Estado de Agenda Digital, Francisco Polo, ha afirmado durante el Mobile World Congress que se aprobará un nuevo Plan TDT para que las cadenas vayan abandonando esta banda y, de ese modo, dejar sitio al 5G. La intención es darle el visto bueno al programa antes de que «cierre» el Gobierno de Pedro Sánchez, que también anunció que se licitarían los 700 Mhz a principios de 2020. Claro que si no se logra sacar adelante el Plan TDT a tiempo, todas las fechas se retrasarían, y quién sabe si también la comercialización de la Quinta Generación, prevista para la segunda mitad de 2020.

La patronal de las tecnológicas, Ametic, «considera urgente la aprobación y entrada en vigor del Real Decreto que aprobará el Plan Técnico Nacional de la TDT (que en esta legislatura podría ser ratificado hasta el 15 de abril por el Consejo de Ministros) y regulará determinados aspectos para la liberación del segundo Dividendo Digital (el de la frecuencia de las bandas de 700 Mhz)».

Personal: Las dudas continúan. Las hay incluso en lo más básico, en cuanto al personal necesario para aprovechar las virtudes del 5G y gestionar la red. Faltan especialistas en virtualización de funciones de red, en redes definidas por «software» o analistas «big data», encargados de las famosas «cloud» de las empresas, pero que serán aún mayores en los próximos años por la mayor itinerancia de datos que se generará. Por eso, según el informe Epyce, el puesto de «big data» será el más demandado dentro de dos o tres años.

El mundo académico, aunque lentamente, ya está dando los primeros pasos para adaptarse a las demandas del futuro mercado laboral. Por ejemplo, el pasado mes de abril, la Univerdad Carlos III de Madrid presentó el primer máster específico en el estudio de redes 5G. A partir de septiembre, la Universidad de Vigo abrirá aún más el abanico con el curso de Especialista en Tecnologías Celulares de Quinta Generación, que constará de 200 horas y dispondrá de 20 plazas.

Seguridad: La seguridad también es un tema candente, y así se ha podido comprobar durante el Mobile World Congress. Allí todo el mundo estaba pendiente de la marca china Huawei, la gran abanderada del 5G en el mundo y acusada por Estados Unidos de carencias de seguridad. Por ese motivo, el secretario de Estado de la nación norteamericana, Mike Pompeo, ha afirmado a golpe de «tweet» que «si algún país europeo pone equipos de Huawei en alguno de sus sistemas de información críticos, nosotros [EE UU] no compartiremos información con ese país».

No cabe duda de que las redes 5G se convertirán en un suculento caramelo para los «hackers», que podrán robar más información de una tacada, porque se transmitirán más datos en menos tiempo. De ese modo, con un comprobadísimo e imparable aumento de los cibercrímenes, uno de los grandes retos para las empresas que operan la Quinta Generación es evitar los fallos de seguridad. Y es que en el Mobile la compañía Kaspersky ha admitido que los «hackers» podrían incluso dominar dispositivos biónicos conectados como prótesis robóticas. No queremos pensar ya en qué sucedería si vulneran la seguridad de los coches autónomos, por sólo dar un ejemplo.

DESPLIEGUE: La tecnología 5G no llegará a todas las zonas de España al mismo tiempo. De hecho, tardaremos algo más en verla en la calle, primero «empezará a aplicarse en entornos limitados y para aplicaciones específicas que lo requieran, como entornos industriales, estadios deportivos, quirófanos, etc. Más adelante llegarán los corredores para el transporte de mercancías o la cobertura de áreas urbanas y sólo a medio plazo y en función de aplicaciones que la necesiten, veremos un despliegue masivo. Dicho de otra forma, serán los casos de uso los que marcarán el ritmo de despliegue», explican desde Ametic.

conectividad: Cambiando de tercio, el objetivo de las compañías será explotar al máximo las cualidades del 5G. Éstas son, aumentar la velocidad de las descargas hasta 1 Gigabyte por segundo y reducir la latencia (tiempo de respuesta) al mínimo, a 1 milisegundo. Eso sí, la mayoría de los dispositivos que hemos usado hasta este momento no están capacitados para aprovechar las características del 5G.

De hecho, muchos de los móviles actuales quedarán obsoletos, y las compañías ya se están apresurando a elaborar una nueva generación de teléfonos con tecnología 5G incorporada. Así se ha podido comprobar en el Mobile World Congress celebrado esta semana en Barcelona, donde marcas como Huawei, Motorola o Samsung han presentado móviles que serán compatibles con la nueva red. No serán baratos, y existe el pánico a que sus elevados costes (Huawei ha presentado un teléfono de 2.299 euros) provoquen su implantación lenta en una población que se encuentra inmersa en plena incertidumbre económica.

Nuestro día a día cambiará en un futuro próximo tras el establecimiento completo del 5G. Sobre todo por lo que se ha llamado el internet de las cosas (IoT por sus siglas en inglés), que hace referencia a los dispositivos conectados digitalmente entre sí. En 2015, sólo había 15.400 de ellos, pero en 2020 ya serán 75.400, y servirán para mejorar nuestra calidad de vida tanto dentro de casa como fuera de ella.

En el domicilio se implantará el concepto de «Smart Home». Nuestro hogar será tan «inteligente» que reducirá los niveles de dióxido de carbono en el interior o reducirán el gasto de energía hasta un 10% basándose en nuestros hábitos de consumo. Igualmente, los aparatos domésticos podrán programarse para que realicen las tareas de forma remota.

Todo ello, por otra parte, se repetirá en nuestro entorno de trabajo, pues las oficinas siguen el mismo camino y aprovecharán el IoT para darle todas las facilidades y comodidades al empleado. De hecho, como la inversión que puede hacer una empresa privada es mayor que la de una familia, se espera que las «Smart Office» se generalicen antes que las «Smart Home».

Mientras, en la calle, las administraciones públicas podrán servirse del IoT para desarrollar la «Smart City», que consiste en instalar dispositivos para controlar los niveles de polución, gestionar de forma eficiente el tráfico, cuya densidad se multiplicará por ocho en los próximos cuatro años y para mejorar la coordinación y el trabajo en los servicios públicos, los eventos multitudinarios o las infraestructuras civiles. En este sentido, dice Aranda que el 5G ayudará a «acelerar el crecimiento de las ciudades del futuro».

Además de los usuarios particulares de dispositivos, los otros grandes beneficiados por el 5G serán determinados sectores económicos que podrán mejorar con creces el rendimiento de su actividad. El Plan Nacional 5G, elaborado por el anterior Gobierno, señala que los más aventajados serán: industria, la seguridad y defensa, automoción, salud y sanidad, medios de comunicación y entretenimiento, energía y «utilities», transporte y servicios financieros. Por otra parte, se destaca que especialmente el turismo podría mejorar sus servicios gracias a esta nueva red.

Industria: La Quinta Generación será vital para finalizar los procesos de digitalización y hacer realidad, por ejemplo, la Industria 4.0. La conexión entre las máquinas y el control remoto de robots mejorará los índices de producción, y el producto saliente será más eficaz en el mercado gracias a que primero, se podrá desarrollar e incluso simular de forma virtual.

Automoción: Por otro lado, la automoción fabricará coches «inteligentes» muchos más atractivos para los conductores. Incorporarán herramientas conectadas que harán de la conducción una labor más cómoda, entretenida y ágil. Estos dispositivos recabarán datos para que, entre otras cosas, el coche ahorre combustible por sí solo, llegando a suponer una reducción del gasto de 414 euros al año por usuario, según la Comisión Europea. Lo más importante, la seguridad, experimentará un impulso, pues el vehículo se conectará con la carretera (como con las autopistas automatizadas), avisándole instantánemanente de los peligros que se va a encontrar. De esta manera, la CE estima que se podrían evitar hasta un 5% de los accidentes que se producen a día de hoy.

El avance de la tecnología acabará con el coche tal y como lo hemos conocido. Desde la patronal Ametic relatan cómo será su evolución en los próximos años: «En este momento, se ha alcanzado el nivel 3 de autonomía del vehículo; el nivel 4 logrará el vehículo controlado totalmente, pero con la asistencia del pasajero en caso de necesidad. Al alcanzar el nivel 5, no tendrán volante, pedales o retrovisores. Lo localizaremos desde nuestro móvil para subirnos a él y ser transportados al destino deseado».

Transporte y logística: Evidentemente, el transporte y la logística se aprovecharán de todas estos efectos. Y conseguirá realizar unos repartos mucho más eficientes, ya que el 5G permitirá a los transportistas obtener datos tan rápidamente que, en cuestión de segundos, les facilitará cuál es la ruta más corta y en cuál hay menos tráfico. Así, los dispositivos darían cuenta de las incidencias inesperadas que aparecen en la trayectoria para reconducir el trayecto.

Sanidad: El 5G impondrá un salto importante para el sector sanitario. Quienes sufran enfermedades crónicas pordrán monitorizar el tratamiento y los doctores podrán profundizar en la toma de datos sobre las dolencias de sus pacientes y, así, personalizar la cura. Además, se impulsará la telemedicina gracias al aumento de la calidad de imagen y de la realidad virtual (que también será relevante para el entretenimiento). En el Mobile World Congress se ha experimentado con la primera intervención quirúrgica teleasistida por 5G, tratándose de una operación de colon.

Agricultura y ganadería: La Quinta Generación de telefonía móvil llegará, incluso, hasta los sectores más tradicionales como la agricultura y la ganadería. En ellos, supondrá una verdadera revolución que facilitará el trabajo en estas profesiones que pueden ser muy sufridas.

Fuentes de Ametic manifiestan que «la conectividad permitirá potenciar el rendimiento de los cultivos y su calidad a través de la monitorización de las condiciones climatológicas, el terreno, el uso de abonos, programas de fumigación, etc. La ganadería también podrá beneficiarse con el control del ganado para mejorar su bienestar. Los drones serán una herramienta conectada con gran potencial para este sector».

Sumando todas las actividades económicas, España será el segundo país de la Unión Europea que más puestos de trabajo cree gracias al despliegue del 5G. Serán alrededor de 329.400 empleos, sólo superado por Polonia, y bastante por encima de los estados de nuestro entorno más próximo, Francia (224.700), Italia (186.830), Reino Unido (172.100) y Alemania (211.100).

Aunque aún queda mucho trabajo por hacer para poder comercializar la nueva red y sacarle partido, según José Antonio Aranda, España «está bastante bien preparada para el 5G. Somo uno de los países con mejores redes, mejor cobertura y mejor rendimiento».

Casos prácticos

El Mobile World Congress ha acogido a unas cuantas presentaciones de móviles con tecnología 5G incluída, y a la mencionada operación teleasistida que tenía lugar en el quirófano de última generación del Hospital Clínic de Barcelona. Pero, además, se ha podido comprobar otros casos prácticos de la aplicación de la Quinta Generación, o más bien de divertimento. Uno de los más llamativos ha sido la mano robótica que realizó un concierto de piano y que ha demostrado que el futuro de la música puede ir más allá de la inteligencia y la creatividad humana. Además, se experimentó que gracias a las gafas de realidad virtual conectadas mediante 5G con el Camp Nou, los futboleros podrán disfrutar de partidos en directo como si estuviesen en el campo, aunque estén sentados en su casa. Por lo tanto, la televisión ya no estará sobre un mueble, sino que nos la colocaremos en nuestra propia cabeza. Finalmente, la evolución de los humanoides asusta a más de uno, porque cada vez están más preparados para sustituir la actividad (tanto laboral como doméstica) que normalmente realizan las personas.

Futura reforma tributaria

La implantación del 5G llega justo en un momento convulso entre la administración y las empresas de telecomunicaciones, que exigen una reforma de fiscalidad al considerar que pagan demasiados tributos. Sólo las compañías de este sector abonan el 10% de impuestos del total de las empresas, mientras que no representan ni el 3% del Producto Interior Bruto, como recuerda la directora de Legal, Regulación y Seguridad Corporativa de Vodafone España, Elena Otero-Navas, quien ha añadido que las coporaciones de telecomunicaciones dedican el 20% de su resultado operativo al pago de tributos. El sector destaca como un impuesto injusto el que deriva de la Ley de Financiación de RTVE y también reclaman que el impuesto de actividades económicas resulta especialmente gravoso para este tipo de compañías. De esta manera, el 5G ya exige una profunda colaboración entre las administraciones y las empresas de telecomunicaciones, pero parece que el diálogo se puede encrespar si antes no se resuelven otros debates como el de la reforma fiscal del sector.