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Los carburantes zarandean el mundo

Los carburantes zarandean el mundo
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Las decisiones políticas en Francia o España y el estancamiento de los precios en altos niveles, a pesar de la caída del petróleo, han convulsionado el comercio internacional. En nuestro país, donde la mayoría del transporte se produce por vía terrestre, lo sufrimos con creces.

Llegamos a una etapa del año en la que nos preocupa especialmente el precio de los carburantes. Muchos ciudadanos llenarán el depósito de sus coches para hacer trayectos largos y, la verdad, le saldrá bastante caro. Los combustibles (gasolina y diésel) están en su peor momento, agitando el panorama internacional por dos motivos. Por un lado, ese alto coste. Por otro, los gobiernos están poniendo límites a sus usos y casi la totalidad de los sectores económicos se ven afectados.

Hace no tanto, el diésel parecía ser una burbuja. Se vendieron bastantes de estos vehículos, sobre todo porque el precio del combustible era considerablemente más barato que el de la gasolina. Pero, a principios de diciembre, el coste de la sin plomo 95 sólo era 0,046 céntimos por litro superior (de media en toda España), según los últimos datos de la Comisión Europea.

La equiparación se debe, en primer lugar, a la incertidumbre generada alrededor del diésel. Las subidas de impuestos a este carburante están a la vuelta de la esquina en varios países europeos y, además, los mercados están reaccionando a la fuerte reducción de su demanda. La mayor parte del combustible lo consumen los vehículos y, por ejemplo en España, el ritmo de ventas de este tipo de coches se ha desplomado. Lo demuestran las cifras de matriculaciones de turismos y todoterrenos con motores diésel, que descenderán un 19,2% en 2018 respecto a las del año anterior, sostiene la consultora del sector automovilístico MSI.

DESCENSO DEL PETRÓLEO

Tanto el diésel como la gasolina derivan del petróleo. Por lo tanto, sus mercados tienen relación directa. A menudo, han ido de la mano. De hecho, ambos venían de la mano de una etapa alcista en la que el barril de Brent tocó techo el 3 de octubre a 85,92 dólares. No obstante, los carburantes no han sufrido un impacto significativo del último ciclo bajista que, a partir de entonces, ha experimentado el petróleo. El 28 de noviembre, éste ya se situaba en los 58,60 dólares. Es decir, el descenso fue de casi el 32%, mientras que el diésel y la gasolina sólo bajaron, en el mismo periodo, un 4,4% y un 7%, respectivamente.

El director general de la Asociación de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP), Andreu Puñet, sotiene que «las causas que mueven el mercado del petróleo son compartidas por el de los carburantes, pero no son idénticas». Por eso, detalla, no necesariamente una rebaja del crudo se traduce en el precio de los combustibles. En este caso, el petróleo tiene numerosos destinos, pero los el diésel y la gasolina dependen mucho más de los vehículos. Así que la transición hacia una movilidad eléctrica que está teniendo lugar en Europa no repercute con tanta fuerza en el mercado del crudo como en el de los carburantes.

Ahora, está por ver si la reciente decisión de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) tomada este viernes castiga o no a los combustibles. Sus países miembros, con el fin de terminar con la cáida del precio del crudo, acordaron reducir su producción en 800.000 barriles diarios. A ellos se unieron otras naciones que no pertenecen al cártel, como Rusia o Nigeria, que la rebajaran en 400.000. El anuncio del descenso de la oferta en 1,2 millones de barriles al día «se tradujo en un fin del sentimiento bajista en los mercados», explica Puñet, así que la materia prima del diésel y la gasolina ha vuelto a aumentar su cotización.

Impuestos

La mitad de lo que pagamos cuando repostamos son impuestos. Andreu Puñet asegura que el precio de la gasolina está compuesto en un 52% de tributos, mientras que el diésel en un 47% (a la espera de que puedan aumentar si el Gobierno lleva adelante sus intenciones). No obstante, a partir del 1 de enero de 2019 el gravamen de los carburantes sufrirá una leve modificación, concretamente en el tramo reservado para las autonomías.

A los impuestos nacionales comentados anteriormente, las comunidades luego podrían añadir más imposición fiscal, lo que «suponía en la práctica diferencias importantes desde la exención total en algunas regiones hasta un recargo de 4.8 céntimos en otras», explica el secretario general de la Federación Nacional de Asociaciones de Transporte de España (Fenadismer), Juan José Gil.

Pero la Ley de Presupuestos Generales del Estado de 2018 establecía una equiparación en todas las comunidades del tramo autonómico del Impuesto sobre Hidrocarburos con el objetivo de «evitar una posible declaración de ilegalidad por las instituciones europeas, al no prever la normativa comunitaria una diferenciación territorial del impuesto», argumenta Gil.

El recargo autonómico se devolverá a los transportistas que se hayan acogido al Censo de Beneficiarios del Gasóleo Profesionales. Sin embargo, «en la actualidad casi un 40% de los transportistas no están acogidos a dicho censo por diferentes motivos por lo que desde Fenadismer les hemos instado a que se registren para que puedan recibir la devolución trimestral», admite Juan José Gil.

Por último, a principios de mes la Agencia Tributaria publicó los datos de la recaudación del Impuesto sobre Hidrocarburos. Entre enero y octubre ya sumaban 9.379,2 millones de euros, un 1,4% superior al mismo periodo del año pasado. Con la revolución de los combustibles que está por venir, veremos cuánto recauda los próximos años.

DIÉSEL: España, de los más baratos

España no es, ni mucho menos, uno de los países de la Unión Europea (todavía 28 naciones) con los carburantes más caros. En cuanto al diésel, el precio medio se sitúa en 1,176 euros por litro, y por debajo sólo tiene a Lituania (1,134), Bulgaria (1,100) y Luxemburgo (1,084). Este último país, seguramente suba algunos puestos en la lista próximamente. Y es que su primer ministro, Xavier Bettel, ha anunciado que en 2019 incrementará los impuestos de los carburantes. Además, espera que con lo recaudado pueda financiar el transporte público (para que sea gratuito para todos los ciudadanos). El país de la Unión Europea con el diésel más caro es Suecia, con un 1,486.89 euros por litro. En su caso, este carburante es bastante más costoso que la gasolina (combustible en el que se encuentran en el décimo lugar en la media europea), en el afán de esta nación nórdica por que sus conductores dejen de usar vehículos diésel.

GASOLINA: Más cerca de la media europea

Si en el precio del diésel estamos a la cola de Europa, en el de la gasolina subimos unos puestos más. En nuestro país, cuesta 1,224 euros por litro. Así que, en este caso, tenemos por debajo a siete países: Bulgaria (1.005), Hungría (1,089), Rumanía (1,097), Polonia (1,131), Lituania (1,136), Luxemburgo (1,137). Por lo tanto, (al contrario de lo que se ha visto con Suecia), aquí las políticas medioambientales aún permiten que sea más caro llenar el depósito de gasolina. La nación de la Unión con el precio del Súper 95 más elevado es Italia (1,533), lo cual no es coincidencia. Como explica Andreu Puñet, la geopolítica es un factor importante para el precio del petróleo y los carburantes. Por ejemplo, las circunstancias en las que se encuentra Italia, enfrentado a la UE porlos presupuestos nacionales. De esta manera, las condiciones locales son la guinda al precio de los carburantes, regidos principlamente por las condiciones internacionales.