Energía

Monte Tropic: el volcán del tesoro que se disputan España y Marruecos

A la pugna por el yacimiento sumergido de telurio próximo a Canarias se une el futuro de los fosfatos y uranio ingentes del Sahara, que Rabat explota ya

Las tierras raras son el nuevo petróleo. Bien lo saben Arabia Saudí, que ha priorizado la extracción del polvo en el que se encuentran 19 elementos químicos básicos para la tecnología, ya que dispone de una cuarta parte de las reservas mundiales de tantalio y niobio. Las disputas geoestratégicas por asegurarse sus reservas están detrás de muchos movimientos políticos, desde los choques entre Estados Unidos y China, principal proveedor global, a las tensiones entre Marruecos y España, que se enfrentan por el monte Tropic, en aguas próximas a Canarias y en el que se encuentra un megayacimiento de telurio.

Muy próximo, el Sahara, que acumula las mayores reservas del mundo de fosfatos, fáciles de extraer y claves para la industria de los fertilizantes, gracias a la cual se alimentan los ya más de 8.000 millones de personas en el mundo.

Pero, ¿por qué son estratégicas las tierras raras? Para empezar, toda la política de neutralidad climática europea en 2050 pivota, por la sustitución de la dependencia del petróleo, en lograr suministros de materias primas críticas, además de su reciclaje, como el de las placas solares, muy contaminantes.

Las tierras raras son motivo de seguridad nacional pues sobre ellas se basa la revolución tecnológica y la transición energética. Contenidos en minerales, estos 19 elementos son cruciales para toda la industria. Los lantánidos se utilizan en la fabricación de coches híbridos, móviles, baterías, ordenadores, cámaras digitales, tubos fluorescentes, turbinas eólicas, placas solares, telescopios refractarios o imanes muy potentes, entre otros usos.

Otras tierras, asociadas a elementos radioactivos, se integran en el proceso de fabricación de reactores y bombas nucleares. El americio, por ejemplo, sirve para los detectores de humos y aparatos para evitar la polución. También tienen aplicaciones militares y sirven para la fabricación de gafas de visión nocturna, rayos láser, aparatos de comunicación, GPS y armas de precisión.

China acapara el mercado

Sin embargo, para alcanzar la transición energética a mediados de siglo, sería necesario multiplicar por doce la producción actual de tierras raras, según un estudio realizado por el Gobierno de Países Bajos. China únicamente posee el 37% de las reservas mundiales, pero acapara la producción global con 132.000 toneladas en 2019 por las 26.000 Tm de EE UU, las 22.000 de Birmania o las 20.000 de Australia. Así pues, toda la transición verde europea pasa por China salvo que la UE diversifique sus aprovisionamientos y extraiga esas tierras. Y es ahí donde España juega un papel clave.

Los datos recogidos por el Instituto Geológico Minero son claros: España posee importantes yacimientos de minerales estratégicos que serán altamente demandados y que podrían constituir un balón de oxígeno para la España vaciada. En Orense, existen yacimientos muy valiosos de coltán; en Cáceres los hay de litio; en Ciudad Real abundan las tierras raras y en el fondo marino de Canarias se acumula el mayor yacimiento del mundo de telurio.

El Marco Estratégico de Energía y Clima recoge la aspiración de España a posicionarse en el liderazgo de energías y tecnologías limpias. El Plan Nacional de Energía y Clima 2021-2030 pretende fomentar la investigación e innovación en dichos campos, a través de acciones que aporten información sobre las reservas de materias primas en España y su futura demanda en función de las necesidades tecnológicas (España, 2020). Las pautas para una estrategia a largo plazo seguirán todos los cánones marcados por la UE.

Según el criterio de la Confederación Nacional de Empresarios de la Minería y la Metalurgia, si se explotaran los recursos mineros, España sería el segundo país productor de tierras raras en la UE, después de Finlandia. En Campo de Montiel, Torrenueva y en Torre de Juan Abad, todos ellos en Ciudad Real, existen yacimientos de monacita que poseen tierras raras. No hay muchos de este tipo en el mundo. De hecho, sería la única zona de Europa con capacidad para abastecer un tercio de las necesidades de la UE. Serían unas 20.000 toneladas de óxido, más otras 10.000 probables, extraídas de un área de 234 hectáreas.

El problema que tiene su extracción es que no se conoce el índice de concentración, lo que no haría rentable su obtención por la cantidad de terreno que habría que remover. A ello se suma el impacto medioambiental, dado que la zona de extracción se sitúa en un lugar donde hay cultivos de olivo, cotos de caza, dehesas y terrenos de agricultura; además de especies animales, entre otras, el lince ibérico, el águila imperial y el milano real, todas ellas en peligro de extinción.

Sin embargo, juega a su favor el beneficio económico que supondría para una región con índices altos de desempleo. Esta explotación implicaría la creación de unos 600 puestos de trabajo. La empresa Quantum Minería, responsable del hallazgo, sería la encargada de la puesta en marcha del Proyecto Matamulas y de su explotación.

De momento sigue parado por la negativa del Ayuntamiento al considerarlo incompatible con la conservación de la biodiversidad. Por su parte, desde la empresa minera se argumenta que los informes en los que se han basado las plataformas ecologistas contrarias a su activación, precisamente proceden de expertos rusos y chinos, a los que no les interesaría esta competencia.

Eso no impide reconocer los peligros que esta actividad entraña, puesto que junto a las ETR (tierras raras), normalmente se extraen otros elementos radioactivos como el torio y el uranio. En cualquier caso, los ingenieros defienden su viabilidad porque para evitar estos daños se aplicarían fórmulas de extracción modernas y sostenibles. La polémica está servida ante un mineral crítico de urgente utilización.

Tropic: el volcán de la discordia

Y luego está Tropic. Sobre el fondo marino de Canarias se asienta este monte, un volcán submarino cuya cima está a 1.000 metros de profundidad donde se encuentra el yacimiento de telurio. Además de las 2.670 toneladas que proporcionaría su explotación, también sería fuente para un promedio de 234 kilos de hierro, 169 de manganeso, 5 de cobalto, 3 de vanadio, 3,5 de tierras raras (itrio) y 182 gramos de platino. La comparación con la presencia media de esos elementos en la corteza continental revela que en las costras de ferromanganeso de esas montañas submarinas hay 365 veces más platino, 290 veces más cobalto, 24 veces más vanadio, 59 veces más níquel o 10 veces más tierras raras.

España lleva años estudiando los fondos de esta isla submarina del tesoro para documentar la demanda que presentó en 2014 ante la ONU. El objetivo, extender la plataforma continental de Canarias desde las 200 millas actuales hasta las 350, lo que añadiría a su jurisdicción casi 300.000 kilómetros cuadrados de océano, superficie equivalente a toda Italia. Desde 2017, Marruecos ha lanzado la ampliación de su zona económica exclusiva, incluyendo en ella aguas españolas adscritas a Canarias y la plataforma del antiguo Sahara Occidental.

Marruecos estima que dispone en su territorio de siete de los 24 minerales y metales considerados estratégicos y críticos para la industria tecnológica, militar y alimentaria, según indicó el pasado 29 de marzo el organismo público Consejo Económico, Social y Medioambiental marroquí (CESE). Entre ellos están el cobalto y los fosfatos. En el informe marroquí se menciona precisamente el monte Tropic, que según Rabat, dispone de un «gran potencial» de hierro, magnesio, cobalto y telurio.

La producción minera marroquí se situó en 40,5 millones de toneladas en 2021, la mayor parte (38,1 millones) es de fosfatos, un producto en el que Marruecos es líder mundial. El informe indica también que Rabat figura entre los primeros productores africanos de plata, baritina y cobalto. «Con la excepción de los fosfatos de los cuales Marruecos dispone de muy grandes reservas, los yacimiento del resto de minerales, explotados o en curso de explotación, son bastante pequeños», indica el documento del CESE. El sector minero marroquí contribuye con un 10% al producto interior bruto (PIB) marroquí y con un 26% a las exportaciones del país, y emplea a 50.000 personas.

Marruecos se anota en las reservas la franja del Sahara, ricas en tierras raras asociadas a los fosfatos mucho más concentrados y más fáciles de extraer que los marroquíes. La mayor acumulación de estos minerales se ubica en el Sahara Occidental. Marruecos produce cada año 240 millones de toneladas de fosfatos, el 70% del total mundial. Asociados a estas formaciones rocosas hay uranio 238, que la Agencia Internacional de Energía Atómica estimaba, en 2016, en unos 6,9 millones de toneladas. De su descomposición se obtienen tierras raras muy escasas como el prometio, cerio, lantano e itrio, según el informe «El impacto Geopolítico de las Tierras Raras en el Orden Internacional», de la investigadora María Dolores Algora, del Centro de Seguridad Internacional de la Universidad Francisco de Victoria.

Los fosfatos son insustituibles para los fertilizantes. El resto de elementos que hay en el Sahara, además de ser útiles para reactores nucleares, son muy valiosos por sus múltiples aplicaciones industriales en la fabricación de aparatos de medicina, uso doméstico, la investigación y la producción de energía.

Detrás del plan estadounidense por el que Donald Trump reconocía a finales de 2020 la soberanía de Marruecos en el Sahara Occidental, están las tensiones entre Estados Unidos y China por la dependencia norteamericana de las tierras raras chinas, lo que ha llevado a Washington a impulsar nuevas alianzas en África, donde se disputa buena parte del control de estos recursos críticos sobre los que China ejerce el monopolio. No en vano, China es la principal acreedora de África.