Opinión
El cómico total
Pedro Sánchez es un presidente de salida, sin vuelta atrás, sin tu tías
Creo que Pedro Sánchez se marchará de la Moncloa sin ser consciente de su mejor baza ante los espectadores. Podría decir ante los españoles, la verdad, o ante la Historia, si su Gobierno no hubiera estado malgastado por la ficción y el espectáculo, pero los espectadores cuadran mejor con su función de cómico total. Les juro que el otro día, la noche del debate en Atresmedia, traté de encontrar un hueco en su discurso, al menos una fisura pequeña por la que saliera el espíritu de un presidente en apuros, pero fue en vano. Le puse toda la paciencia del mundo, incluso me olvidé de lo que decía Feijóo para centrarme en esa oportunidad única de analizar a un figura como éste. No tuve opción. Me topé con un personaje salido de una comedia norteamericana donde un don nadie es el jefe hasta que le cortan el grifo.
Un político fuera de sí
Estaba delante de mis ojos un cómico al alcance de los españoles, poniendo gestos y mohines al mejor estilo de Irene Montero cabreada, un político fuera de sí que no encajaba ninguno de los datos, no las opiniones, que la realidad iba dejando encima de la mesa. Al contrario, se sobresaltaba con expresiones casi infantiles o, peor, adolescentes. Definitivamente su papel no se mostró estrictamente humorístico, porque no es que se tronchara la gente, pues a medida que pasaban los minutos su gesto cambió del alucinado que se mea en su adversario al rostro desencajado que trata de conciliar lo que tiene ante sus ojos y lo que su mente le dicta. Entonces supimos que ya era un cadáver con ojillos de merluza. Hasta la noche del debate su personaje mudó de piel en varias ocasiones y se quedó en los huesos una vez que acabó el programa, porque al levantarse de la mesa ya supo que era un presidente de salida, sin vuelta atrás, sin tu tías. Por su propio abandono se encuentra en tiempo de descuento, a la espera de su próximo papel fuera de la política.
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