ERC

Torra quiere convocar elecciones antes de ser inhabilitado

El president quiso salir a anunciarlo el día 3 Puigdemont frenó las intenciones de su pupilo ante el cálculo de que si es elegido diputado del Parlament perderá su inmunidad de eurodiputado

La tarde del 3 de enero fue frenética en el Palau de la Generalitat. La Junta Electoral Central había decidido inhabilitar a Joaquim Torra por incumplir la normativa electoral en los últimos comicios. El presidente de la Generalitat con celeridad convocó una reunión del ejecutivo catalán porque «sólo me puede cesar el Parlament», al tiempo que llamó al presidente de la cámara, Roger Torrent, para que convocara un pleno de urgencia.

No faltó tampoco la «perfomance» de rigor. Un grupo de activistas de la Asamblea Nacional Catalana colgó una pancarta en el Palau de la Generalitat por la libertad de los presos y el retorno de los exiliados y arrió la bandera española durante 15 minutos, con el permiso y la aprobación de personas cercanas al president, porque no sólo les fue permitida la entrada en la sede de la Generalitat, sino que también fueron guiados hasta el mástil de la bandera por pasillos poco conocidos del interior del palacio. Los Mossos están investigando los hechos.

Además, de esta agenda conocida, según ha podido saber LA RAZÓN de fuentes bien informadas, Joaquim Torra se planteó seriamente convocar elecciones al Parlament aprovechando que la Junta Electoral Central todavía no le había comunicado su cese como diputado y, en consecuencia, cese como presidente catalán, por lo que todavía seguía en sus responsabilidades. Según estas fuentes, fue el propio Carles Puigdemont quién le pidió prudencia y que esperara acontecimientos.

Cuatro días después, la Junta Electoral no ha comunicado al Parlament el cese de Torra, con lo que hoy todavía es posible que se produzca este adelanto electoral, máxime después de la comunicación del Parlamento Europeo, que tampoco ha recibido la decisión de la Junta Electoral, que reconoce como eurodiputados a Oriol Junqueras, Carles Puigdemont y Toni Comín.

Torra, por tanto, sigue siendo presidente en plenas funciones, y puede apretar el botón electoral. Cuando reciba la comunicación de la JEC no podrá hacerlo, el Parlament tendrá dos meses para elegir un nuevo presidente mientras el govern será dirigido interinamente por Pere Aragonés, el actual vicepresidente, que no es diputado, condición ineludible para ser presidente de la Generalitat. Si el Parlament no alcanzara un acuerdo, en dos meses se convocarían elecciones de forma automática.

Según algunas fuentes, la Junta no ha remitido al Parlament su decisión a la espera de incorporar los seis votos particulares que discreparon de la mayoría. No se espera que la resolución llegue durante el día de hoy, pero sí que lo haga en esta misma semana. Torra es partidario de acelerar acontecimientos, pero Puigdemont no quiere apresurarse por varios motivos. El primero es que la candidatura preferida de Puigdemont, Laura Borràs, líder de Junts per Catalunya en el Congreso, está afectada por un caso de corrupción -según la diputada instigada por las cloacas del Estado, pero que en realidad surge de una investigación de los Mossos sobre un caso de drogas que salpicó a uno de sus colaboradores- y los correos electrónicos conocidos la dejan a uña de caballo. El segundo es que no hay nadie en el grupo parlamentario de JxC que consiga aunar los apoyos necesarios. Josep Costa, vicepresidente del Parlament, Albert Batet, jefe de filas del grupo, Eduard Pujol, portavoz, y Elsa Artadi, la eterna aspirante, son las posibles alternativas, pero ninguna tiene el peso necesario y menos cuenta, de entrada, con un apoyo entusiasta de ERC. Y tercero, Carles Puigdemont acaricia la posibilidad de presentarse el mismo a estos comicios. Sin embargo, volvería a ser un «candidato testimonial y simbólico», como lo califican en sectores independentistas, porque si saliera elegido «no recogería su acta porque podría ser detenido cuando pusiera un pie en España porque habría perdido la inmunidad como europarlamentario». Además, explican fuentes independentistas, Puigdemont estaría en una situación compleja porque «debería afrontar una campaña anunciando su vuelta y luego limitarse a intentar ser presidente de forma telemática», opción fracasada hace dos años.Torra y Puigdemont están valorando las diferentes opciones.

De momento la batalla se centra en la desobediencia ante la JEC, aunque sectores independentistas no ocultan su malestar «se afirma que se desobedecerá a la Junta, se reúne al Parlament, pero en paralelo se recurre al Supremo. O se desobedece o se recurre», concluyen. «Estamos ante una desobediencia de salón», añaden. Junqueras presentará hoy su recurso ante el Supremo pidiendo medidas cautelarísimas para poder ir a Estrasburgo a recoger su acta de eurodiputado.Torra, JxCAT y Puigdemont agitan esta posibilidad para presionar a ERC. Lo hizo Torra la tarde del sábado en el pleno del Parlament, desautorizando con duras palabras la abstención de los republicanos en la sesión de investidura, poniendo letra a la música que dirige la ANC en las redes sociales y en la calle contra el partido de Junqueras. Los republicanos no parece que escuchen estas presiones a tenor del duro discurso de Rufián en el Congreso que muchos interpretaron que tenían como destinatarios a Torra y Puigdemont, donde defendió la creación de la Mesa de Gobiernos. JxCAT reniega de esta mesa de diálogo y votó contra la investidura de Sánchez.