China

El cuento chino de BioEasy

Pruebas poco fiables. China asegura que la empresa a la que recurrió Sanidad no tiene licencia para comercializar productos farmacéuticos, sin embargo cuenta con el sello CE. ¿Cuál es el error?

«BioEasy» es la palabra compuesta con la que se presenta la polémica compañía que vendió a España los test para detectar el coronavirus y que resultaron ser poco fiables. La primera de las palabras «Bio» hace referencia a la industria biotecnológica, la tencología aplicada a los procesos biológicos y de la que el gigante asiático se ha convertido en uno de los principales productores mundiales. La segunda «Easy» significa «fácil» en inglés. De su nombre podemos, por la tanto, deducir que la compañía apuesta por productos sencillos que se aplican en sectores tan dispares como el biosanitario, el agrícola, el biosanitario o productos sanitarios.

Si echamos un vistazo a su web la compañía«Shenzhen Bioeasy Biotechnology» se presenta al mundo como una empresa puntera especializada en la detección de parásitos o patógenos como el coronavirus. Entre los más de 15 certificados que aparecen en su página figuran: la «Asociación de Químicos Analíticos Oficiales», el «marcado CE» o el Servicio de Acreditación Nacional de China para Evaluación de Conformidad (CNAS). Sin embargo, según explicó en twitter la Embajada de China en Madrid «no ha conseguido todavía la licencia oficial de la Administración Nacional de Productos Médicos de China para vender sus productos». Es decir el equivalente a la «Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitario», lo que explicaría que no esté autorizada para comercializar farmacéuticos o sanitarios. No obstante, «BioEasy» presume de vender varios test diagnósticos en enfermedades como el dengue o la malaria.

Se trata de una empresa relativamente joven, al igual que todas las biotecnológicas con sede en la provincia china de Shenzhen, el conocido como paraíso de las tecnológica y biotecnología. Nace en China en 2007, cuenta con alrededor de 201 y 500 empleados y una importante sede en Estados Unidos. Pese a que se está haciendo popular a base de la comercialización de los test diagnósticos del Covid-19, lo cierto es que esta compañía hasta hace un mes destacaba en el sector agroalimentario, según se puede observar también en sus publicaciones en LinkedIn. Es a partir del mes de marzo cuando, conscientes del estallido de la pandemia y el negocio que podría suponer la comercialización de esta pruebas diagnósticas, empiezan a centralizar su negocio en los kits de prueba rápida del coronavirus. «En 15 minutos, sin elementos extra, con una gran sensibilidad; esta prueba rápida es ideal para el cribado de paciente sospechoso», reza un mensaje en la red social, publicado hace un mes. A medida que el virus se expandía por Europa, la compañía bombardeaba con comentarios en inglés y francés así como vídeos explicativos de la prueba. Es más incluso reducen el tiempo del diagnóstico.

A algunos empresarios establecidos en China, la noticia de fraude no les ha sorprendido. «Que falle una compra hecha en china es una cuestión muy habitual. No obstante, en un momento tan crítico y con un producto tan relevante, hubiese sido esperable un celo mayor que el habitual para evitarlo en la selección del proveedor y en el control de calidad», asegura LA RAZÓN Luis Galán, fundador de la consultoría especializada en comercio electrónico 2Open, con sede en la ciudad china de Weihai. «Supongo que ha fallado el intentar ir muy deprisa ante una presión brutal de la opinión pública por el desabastecimiento, y por unas promesas públicas hechas», concluye este empresario residente en China.