Elecciones en Cataluña

Una derecha cainita

La división en las provincias pequeñas equivale a tirar a la basura miles de votos de catalanes no independentistas que no se merecen las trifulcas cotidianas entre Casado, Arrimadas y Abascal

Inés Arrimadas y Pablo Casado, en un acto celebrado en la Casa de Juntas de Gernika.
Inés Arrimadas y Pablo Casado, en un acto celebrado en la Casa de Juntas de Gernika.Javier ZorrillaEFE

La derecha y el centro españoles, amén de miopes y cainitas, tienen la costumbre de aparentar razón hasta cuando la pierden. De manera que hay hoy en España un enjambre de siglas a cuál más inútil a efectos de lograr el poder. Eso es complicado a nivel estatal, pero aún más difícil en Cataluña, donde ni tan siquiera sumando a Cs, PP y Vox puede el constitucionalismo no socialista aspirar a la Generalitat.

Las próximas elecciones autonómicas no van a ser una excepción. Andan unos y otros entretenidos con sus ombligos sin caer en la cuenta de que el voto con el que cuentan es casi siempre el mismo. Sube en las generales, baja en las autonómicas. A veces va al PP, otras a Cs, ahora también a Vox. Agrupados en torno a una candidatura unitaria podrían aspirar a condicionar a quien gane en febrero. Dispersados y enfrentados entre sí, sólo harán el ridículo.

En las últimas catalanas Cs celebró haber sido la lista más votada. Tuvo entonces su gran oportunidad. Algo inimaginable antes, que apenas sirvió para generar frustración. Estuvo bien que Arrimadas ganara, pero mejor hubiera sido que gobernara. Su huida a Madrid con Rivera acabó siendo un lamentable fiasco.

En estas autonómicas Cs va a bajar, el PP subirá y Vox entrará al Parlament. Nada nuevo a efectos prácticos. A más partidos, más división y menos representación. Por fortuna el independentismo anda igual de dividido.

Se puede asumir que Cs, PP y Vox vayan por separado en Barcelona. Al ser una circunscripción enorme, el reparto de escaños es muy proporcional y no se pierden sufragios.

La división en las provincias pequeñas equivale a tirar a la basura miles de votos de catalanes no independentistas que no se merecen las trifulcas cotidianas entre Casado, Arrimadas y Abascal.