Contra sí mismo

Garzón, el azote contra la carne roja que “indulta” a las barbacoas

El ministro carga contra los que compran carne “barata” en los supermercados, mientras él ofrece solomillo a sus invitados

De la indignación al feudalismo
De la indignación al feudalismoMaría José LópezEuropa Press

Las flatulencias de las vacas y las heces de los cerdos y sus piensos generan ya más contaminación que la de los coches. No lo digo yo, lo dice el ministro de Consumo, Alberto Garzón. El mismo que ahora ha decidido emprender una campaña contra el consumo de carne. Así, no ha dudado en pedir a los españoles que cambien la dieta, ya que comemos carne de forma excesiva y eso perjudica a su salud y también al planeta. Y qué mejor forma de animarnos que grabando un vídeo de seis extensos minutos en el que explica detalladamente los males de consumir este producto. Sobra decir que los ganaderos no están muy contentos con este nuevo arranque vegano del ministro de Consumo.

Sin embargo, si uno ve el vídeo íntegro (los seis minutos) se topa con un renuncio del ministro Garzón. Cómo lo oyen: no puedes comer carne roja pero... “Esto no significa que no podamos hacer una barbacoa con la familia de vez en cuando, sino que lo hagamos con más moderación”. Eso sí, como en toda dieta que se precie, si te pasas luego tienes que compensar.

Las malas lenguas recordarían que no es la primera vez que se pilla a Alberto Garzón en un renuncio. Y es que basta con tirar un poco de hemeroteca para ver la doble moral que se gasta el ministro de Consumo. En la celebración de su boda con Anna Ruiz en el año 2017, eligió las instalaciones de Bodegas Riojanas en Cenicero y optó por un menú para los más de 270 invitados en el que ofreció a sus seres queridos solomillo de ternera a la brasa acompañado de una guarnición de puré de patata, pimiento del piquillo y espárragos trigueros. Pero, quizá lo hicieron en una barbacoa, que como todo el mundo sabe es más sano.

También choca que el ministro critique y denuncie el hecho de que las bandejas de carne “baratas provenientes de macrogranjas” que pueden encontrarse en los supermercados “llenan las tripas de forma rápida, saciante y económica”. Y es que quizá, el ministro Garzón no se ha parado a pensar que no todo el mundo tiene acceso a un solomillo o un bogavante como es su caso y que la pandemia de Covid ha dejado a millones de hogares en una situación precaria, en la que apenas llegan a fin de mes.

Su discurso, vacío de realidad y pretencioso para muchos, no es nuevo. Hay que recordar la que montó hace unos meses cuandopresentó un sistemaNutriscore, que perjudicaba al sector jamonero y al sector olivarero. O lo que es lo mismo, que nos decía que comer Jamón Ibérico no era bueno. Ahora le ha tocado el turno al sector cárnico, uno de los sectores estratégicos claves de la economía nacional.