Reforma
Moncloa renuncia a tocar la inviolabilidad del Rey
El Gobierno asume que no cuenta con la mayoría necesaria para acometer la reforma de la Constitución
La relación del Gobierno con la reforma de la Constitución es complicada. Pedro Sánchez la tiene en agenda desde hace tiempo, pero la debilidad parlamentaria del PSOE y lo arriesgado del proceso desincentiva cualquier iniciativa en este sentido. El último ejemplo que revela la complejidad de cualquier retoque, por quirúrgico que sea, de la Carta Magna se ha puesto de manifiesto con el intento del Consejo de Ministros de modificar el artículo 49 para desterrar la expresión “disminuido” para referirse a las personas con discapacidad. Para ello se requiere una mayoría cualificada de tres quintas partes del Congreso (210 diputados), lo que obliga a contar con el PP, que se opone a ello y ha registrado enmiendas a la totalidad. Así, sin su aval, el proyecto será devuelto al Gobierno.
Esta oposición, dificulta al Gobierno la posibilidad de dar cumplimiento a algunos de sus compromisos tanto en el área legislativa como con los agentes sociales, como con el CERMI, que reclama en un manifiesto a “todos los partidos” un “apoyo firme y claro” para la reforma por ser “hiriente”. Es por ello que en el Ejecutivo han pisado el acelerador en este sentido y han centrado sus discursos en pedir el respaldo del Parlamento para eliminar el término “disminuido”. Con el fin de presionar al PP, el propio presidente del Gobierno hará hincapié en esta cuestión en las declaraciones que realizará hoy en la celebración en el Congreso de los Diputados del 43º aniversario de la Constitución, según explican fuentes gubernamentales. Desde Moncloa tratan así de someter al PP para que se avenga a negociar para modificar la Carta Magna.
Más sensible, si cabe, es todo lo que rodea a la Casa Real. Descartada la opción de impulsar una Ley de la Corona como tal, el presidente del Gobierno ha expresado en numerosas ocasiones, la última el pasado mes de octubre, su vocación de suprimir el tercer punto del artículo 56 de la Constitución, en el que se recoge la inviolabilidad del Rey. ”Lo he dicho, creo que no es necesario que se reconozca esa condición, que es producto de otra época; una etapa legítima, pero no una etapa de una democracia consolidada con más de 40 años de historia”, afirmó el jefe del Ejecutivo en una entrevista en la cadena Ser.
Sin embargo, el Ejecutivo vuelve a congelar ahora esta posibilidad al entender que no existe el clima adecuado para ello. Fuentes gubernamentales alejan este escenario al no encontrar el respaldo en la Cámara Baja, visto lo ocurrido con el artículo 49 antes mencionado. Esto lleva a considerar que abrir el melón constitucional para suprimir la inviolabilidad del Rey es un debate que ahora mismo no toca, porque consideran que no cuenta con el apoyo suficiente del arco parlamentario.
En declaraciones precedentes, el propio Sánchez ha llegado a reconocer que incluso Felipe VI estaría de acuerdo en que el aforamiento del que disfruta se circunscribiera exclusivamente a su ámbito de actuación y funciones como jefe del Estado. Pero más allá de la vocación de unos y de otros, tampoco en esto se cuenta con el aval del PP. “Dos no bailan si uno no quiere”, reconocen en Moncloa, sobre la imposibilidad de avanzar en esta vía sin la connivencia de Pablo Casado. Pero la complejidad de la reforma va mucho más allá de la debilidad del Ejecutivo para impulsarla.
Para cambiar el artículo 56.3 de la Carta Magna, en el que se regula la inviolabilidad del Rey, es preciso una reforma agravada de la Constitución. Este mecanismo de modificación implica la disolución de las Cortes y la convocatoria de elecciones generales, así como de un referéndum de ratificación posterior. Por lo que Sánchez, que reitera insistentemente que su legislatura va a durar cuatro años, se vería obligado a acudir a las urnas para acometer tamaño cambio en el Título II de la Carta Magna, el que rige todo lo referente a la Corona. Un riesgo político –por no calificarlo de sacrificio– no menor y que no casa con los planes inmediatos de Moncloa, centrados en consolidar la recuperación económica.
Además, en la parte socialista del Gobierno son especialmente cuidadosos con cualquier movimiento que afecte a la Corona, conscientes de que sus socios, tanto dentro como fuera de la coalición, aprovecharán cualquier paso en este sentido para intensificar su ofensiva contra la Monarquía. Solo hay que recordar que en todas las iniciativas que se han debatido y votado en el Congreso de los Diputados sobre limitar la inviolabilidad del Rey –a iniciativa de ERC o el PNV, entre otros-, el PSOE se ha posicionado siempre con los partidos de derecha para oponerse a las mismas.
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