En caída

Las urnas certifican el ocaso de Ciudadanos

El «supervivente» Francisco Igea logra entrar en las Cortes con el único procurador naranja y pierde hasta once

La réplica del seísmo de la moción de censura de Murcia, la que arrasó con el partido en Madrid, volvió a remover los cimientos de Ciudadanos en las elecciones de Castilla y León. Cs logró el 4,50 por ciento de los votos, por encima del 3,57 por ciento que recabó en las madrileñas, y un punto menos de su resultado en las catalanas de hace justo un año.

Ni el haber formado parte de un gobierno de coalición hizo que Francisco Igea pudiera frenar la estrepitosa caída de la formación naranja donde, el propio candidato estimó que los castellanos y leoneses habían «castigado una convocatoria que era absolutamente innecesaria». Con todo, Cs se hizo con un solo procurador por Valladolid.

El hecho de asociar la marca naranja con la «deslealtad» política o «veleta» es algo que los castellanos y leoneses podrían haber castigado en las urnas donde los naranjas no pudieron frenar una ingente fuga de votos, hasta once, como auguraban las encuestas.

Perder fuerza en un territorio más, sumerge a Ciudadanos en una profunda crisis en la que ya solo le queda mirar a Andalucía como posible revulsivo, aunque tampoco los pronósticos juegan a su favor. Con todo, Inés Arrimadassigue liderando un partido Titanic, donde solo tiene dos opciones: huir de él o hundirse con él.

En la formación naranja, lo más optimistas creen que hay aún margen para reflotar el proyecto e insisten en que son la única vía liberal y de centro real que existe, aunque en esta ocasión, ya no se le ve como alternativa.

Francisco Igea, el candidato díscolo de todas las primarias internas, quien en su día retó a Albert Rivera y también a Inés Arrimadas para liderar la formación naranja, y quien abandera la corriente más crítica, no ha conseguido frenar el golpe en Castilla y León, ni librarse de la sombra de desconfianza que persigue a la formación naranja.

Al que fuera vicepresidente del Gobierno de coalición le pasó factura la gestión de la pandemia donde fue muy criticado por el sector hostelero llegando a decir que prefería salvar a su gremio, el sanitario, y descuidar el económico hasta el punto de llegar a declararle como «non grato». Sus acciones y decisiones entonces se le vincularon directamente a él, y no a Mañueco que, en la tercera ola, decidió dar un golpe de timón y seguir el modelo Ayuso desvinculándose de las decisiones de su vicepresidente naranja.

Pero Igea es un «superviviente». Consiguió ya sobrevivir a la imposición Riverista que buscaba entonces el liderazgo de Silvia Clemente. De nuevo las urnas le permiten «sobrevivir» y, el único escaño logrado, es el suyo. Pero no podrá ser lo «útil» que esperaba aunque solo fuera para ejecutar su ya «desafío» personal contra Mañueco. De hecho, su idea era pedir la cabeza del candidato popular o evitar «que entren los extremos» en el Gobierno. Y así lo expresó tras saber sus malos resultados. Pidió a PSOE y PP que «reflexionen» lejos de su «ambición personal» para pensar «en grande» lejos de la «polarización y las trincheras» que, a su juicio, representa Vox.

“Nada que celebrar”

Igea estaba visiblemente emocionado y subrayó que Ciudadanos no tenía «nada que celebrar». al tiempo que alertó de que «vivimos en una situación fragmentada, polarizada» donde «ahora la gobernabilidad en la Comunidad es difícil y complicada». Aunque las urnas no le dan opción de decidir nada, quiere frenar la entrada de Vox en el Gobierno. «Por primera vez la ultraderecha aspira a ocupar sillones de Gobierno en una Comunidad que vio nacer y crecer la democracia en España». Lamentó que estos comicios tuvieran dos objetivos por parte del candidato popular: «Lograr la mayoría absoluta del PP y echar a Ciudadanos».

Igea quiso desvincular los malos resultados al proyecto naranja y asumirlos como propios: «El que falla es el candidato» porque «no puede ser otra cosa», en relación con el trabajo realizado por la formación naranja durante la campaña electoral mientras insistía en trasladar que no podía triunfar «la mentira y la deshonestidad» en relación al PP.

El único procurador de Cs ironizó sobre que si no hubiera logrado un escaño no tendría de qué dimitir y abogó por seguir trabajando en el Parlamento castellano y leonés. «Hoy más que nunca Arrimadas es mi presidenta, mi compañera y mi amiga».

Bal, apoderado en un pueblo de 200 habitantes

El vicesecretario general y portavoz nacional de Ciudadanos, Edmundo Bal, formó parte de los apoderados de Ciudadanos en Duruelo (Segovia). El municipio cuenta con menos de 200 habitantes censados, según destacó el propio diputado en su cuenta de Twitter. «¡Gracias a todos los apoderados!», escribió.