«Bautismo» político

Yolanda Díaz «entierra» la era Iglesias para «sumar»

Reivindica el silencio de los partidos en su proyecto y avisa: «Ya está bien de que hablen los de siempre» con el objetivo de dar voz a la ciudadanía.

Pasado-actualidad. 17 de enero de 2014; El Teatro del Barrio de Madrid encumbraba a Pablo Iglesias como nuevo líder de la nueva izquierda. 8 de julio de 2022; en el Matadero de Madrid, Yolanda Díaz borra esa fotografía morada del «sí se puede» e inaugura un nuevo camino con la esperanza de aunar a esa misma izquierda que hasta ahora miraba al exvicepresidente. Entre la primera fecha y la segunda han pasado ocho años en la que la izquierda en España se ha atomizado al multiplicarse las opciones a la izquierda del PSOE. Una multiplicación que con el paso del tiempo ha pasado a dividir a causa de las cuitas internas por el poder que han protagonizado.

El «bautismo» político de Yolanda Díaz comienza bajo la idea de construir una nueva candidatura de cara a las próximas elecciones generales. Todos los partidos fijan en ella sus expectativas de cara al ciclo electoral, pero con cautela, al mismo tiempo, a causa de la falta de control sobre el proyecto que quiere llevar a cabo la vicepresidenta segunda del Gobierno y de las alianzas futuras que ratificará o rechazará. En Podemos se confían a la vicepresidenta, «sin plan b», según reconoce un dirigente.

Un proyecto que apunta a trascender las siglas de Unidas Podemos, pero no a su militancia. La vicepresidenta quiere contar con su ciudadanía pero aún no detalla cuál será el futuro de los actores que representan, hoy por hoy, a sus votantes. De alguna manera, la líder de Unidas Podemos en el Gobierno busca «resucitar» el primer Podemos, el que surgió al calor de las manifestaciones del 15-M y el que había logrado «ensanchar» el espacio de izquierdas. «Ilusión» y «esperanza» son los mantras que repite, ahora bajo la incógnita de sí será capaz de reunificar a una izquierda rota. Una era que arranca «enterrando» la que sembró Iglesias, quien, a pesar de haber dejado la política sigue siendo imprescindible para Podemos. Actúa, además, de portavoz en la «sombra» del partido. Él mismo desveló que ahora su función era la de decir todo lo que no podía la dirección morada al estar en el Gobierno. Es más, dirigentes de Podemos admiten que sigue siendo un «referente» para el partido.

El inicio de «Sumar» arrancó este viernes en Madrid sin la presencia de los pesos pesados que están llamados a acompañar a la vicepresidenta, en sus palabras. Ni Belarra, Montero, Errejón, Mónica García o Ada Colau en la «fila cero». Solo cargos medios de los partidos y su militancia, como ella había exigido. Tres representantes de la Ejecutiva: María Teresa Pérez, Pau Vivas y Alex Zapico. Entre los comunes, los diputados, Aína Vidal o Juan Mena, el líder del PCE, Enrique Santiago, entre otros. El excofundador morado, Juan Carlos Monedero y el exlíder de IU, Gaspar Llamazares. Por IU, la portavoz Sira Rego y la diputada por Andalucía, Esperanza Gómez, entre otras representaciones. Un mandato que causó malestar en las filas moradas, pero que acataron «por lealtad», según fuentes cercanas a la dirección que dirige Ione Belarra. Eso sí, confían en que en los próximos actos puedan tener un papel más destacado. El acto de ayer comienza a sonar demasiado al ideado hace meses por Mónica Oltra en Valencia. Una foto en la que tampoco se invitó a participar a las principales líderes de Podemos. De momento sobre su futura participación no hay horizonte. Fuentes de la plataforma «Sumar» destacan que este proyecto no se trata de organizar mítines electorales, sino de abrir una conversación con la ciudadanía. Por ello que, la vicepresidenta busque aislar a los partidos políticos.

Y Díaz exhibió músculo ante todas las organizaciones. 5.000 personas según fuentes de la plataforma. Una masiva afluencia desde media tarde, a pesar de las altas temperaturas. Arropada de cargos orgánicos de perfil medio y personalidades de la cultura como el pianista James Rhodes, la escritora Elisabeth Duval, o la poetisa Elvira Sastre, entre otros. Estaba previsto que acudieran los actores Antonio de la Torre y Luis Tosar, pero finalmente, por motivos personales no han podido acudir, pero grabaron un video al igual que el escritor Bernardo Atxaga o el músico Kiko Veneno, entre otros.

Sobre las nueve de la noche, la vicepresidenta, tras escuchar a siete representantes de la sociedad civil, manifestó que iba a «impulsar un movimiento ciudadano» con el fin de repensar el país «para la próxima década». Sin referencias a los partidos sí les mandó varios mensaje velados, sobre todo a los que la habían pedido que iniciara antes su proyecto de escucha, como Podemos. «Me dicen que voy lenta. Tenemos más de un año». Pensemos el país que queremos», pidió. En su intervención reivindicó otra manera de hacer política. «Estáis hartos y hartas del ruido, del enfrentamiento, del no por el no. Pero la política es otra cosa; es escuchar, escuchar y escuchar». A los partidos, sin nombrarlos de nuevo, pidió silencio. «Ya está bien de que hablen los de siempre». Díaz empieza con la ciudadanía porque lo fácil, dijo, era «sumar con los partidos».

La vicepresidenta anunció así a los asistentes que “daba un paso adelante”, pero avisando que la ciudadanía era la pata más importante de su proyecto. " Doy un paso adelante pero con una condición, que en ese movimiento ciudadano soy una pieza más pero si vosotros queréis yo me sumo”, dijo.