Comité Federal

Sánchez pide más implicación a un PSOE en estado de alerta ante 2023

El líder socialista ignora la crisis interna, mientras dirigentes muestran su preocupación: «Vienen curvas»

Foto de familia del Comité Federal tras los cambios en la estructura del partido
Foto de familia del Comité Federal tras los cambios en la estructura del partidoMARISCALAgencia EFE

Proyectar futuro, gestión y orillar la cuestión interna. En el entorno del presidente del Gobierno son plenamente conscientes de que enfocar la atención en la cuestión interna la distrae de resolver los problemas de los ciudadanos. Una imagen, endogámica, que es contraproducente en un momento de máxima incertidumbre y preocupación social. La crisis en el seno del PSOE se ha desatado en el peor momento. En plena luna de miel por la cumbre de la OTAN y el éxito del debate sobre el estado de la nación, ha obligado a desviar el foco. La dimisión de Adriana Lastra –consciente de que ya no gozaba de la confianza del presidente– ha acabado por precipitar la estrategia de puesta a punto del partido. «Toca meter una marcha más», advirtió ayer Pedro Sánchez a su partido, ante la «máxima prioridad»: «Ganar las municipales y autonómicas donde toquen».

El Comité Federal que ayer se reunió en Ferraz fue una pantomima. Las decisiones llegaban tomadas y anunciadas y el debate se limitó a una sucesión de monólogos de parte. No hubo ninguna referencia explícita a la crisis interna –fuentes solventes se limitan a apuntar que los relevos son un mensaje en sí mismos– ni tampoco a la causa de la que deriva todo: la debacle en Andalucía. El PSOE «pasa página» sin leerla y prefiere mirar al futuro sin aprender de su pasado más reciente. En el partido, no obstante, cunde la preocupación. Varios dirigentes valoran los cambios en la estructura del partido como una respuesta «reactiva», pero no los consideran suficientes si no vienen acompañados de una «reflexión profunda» sobre los lastres que arrastra el partido. Mismos problemas, distintas caras. En este sentido, desde diversas federaciones se mostraba ayer su contrariedad por las condiciones en las que encara el PSOE el ciclo electoral de 2023, donde muchos se juegan el poder.

Hay división de opiniones sobre la estrategia de ir al choque con el PP. Los nombramientos de Patxi López en el Congreso y de Pilar Alegría en la Ejecutiva buscan entrar en el «cuerpo a cuerpo» con los populares. «Son nuevos tiempos y se requieren otros perfiles», señala un secretario general, mientras que otro considera que es prioritario «vender gestión» de Gobierno, «experiencia, solvencia y estabilidad» a «hacer oposición» al PP. «Tenemos que marcar la agenda». En todo caso, Sánchez pidió ayer a los suyos en privado estar «concentrados» y una mayor implicación para revertir la sensación de cambio de ciclo que alienta la oposición y que se ha instalado en la opinión pública tras las debacles madrileña y andaluza. La opinión unánime es que la coyuntura es adversa y que «no hay que engañar a los ciudadanos». «Vienen curvas», advertía públicamente el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, con una percepción que comparten otros líderes autonómicos, que pidieron «pisar calle» y no vivir ajenos a la realidad de millones de personas que lo están pasando mal.

Sánchez dirigió a los suyos un discurso en clave de gobierno más que de partido, que por momentos evocó a su intervención en el debate sobre el estado de la nación. Dedicó los primeros 25 minutos a hablar de transición energética, pero con mensajes velados en clave interna, pidiendo una «llamada a la acción». «No hay tiempo que perder, hay que agilizar el paso», aseguró. El líder socialista defendió que «gobernar significa remangarse y afrontar los problemas» y «no cruzarse de brazos». «La inacción es un error seguro», aseveró, un mensaje que se lee nítidamente tras la remodelación profunda que ha realizado en su dirección. En la línea de «marcar agenda», PSOE y Podemos presentarán la próxima semana la proposición de ley con los dos impuestos para gravar a energéticas y banca.