'Guerra' PP-Vox
Del «ánimo Alberto» a «se va a dejar barba»: el PP no distingue a Sánchez de Abascal
El líder de Vox ironiza con el Plan de Inmigración de Feijóo y el PP responde: «Es más propio de Bolaños»
La escena es la siguiente. Un plató con el fondo negro, mesa de madera en forma de V. Al fondo, en luces neón, el nombre del espacio, que según publicó The Objective se trata de una iniciativa de la fundación de Vox, Disenso: «Bipartidismo Stream». A la izquierda, sentado ante el micrófono, aparece Santiago Abascal. En medio, el moderador, Unai Cano. A la derecha, dos jóvenes. Uno de ellos, lee de su dispositivo móvil: «Sí, decía ahora Alberto Núñez Feijóo, presentando su plan de inmigración, textualmente, que la nacionalidad española no se merece, se regala». Interrumpe Abascal con carcajadas. Suelta un «aaaay».
Prosigue el joven con los enunciados de Feijóo: «Ser español es una herencia universal. No se pueden convertir barrios enteros en lugares irreconocibles dentro de nuestro país». A Abascal no se le va la risotada. El joven: «Este discurso, que además el Partido Popular, después, hace todo lo contrario...». Y lanza la pregunta, incómoda, directa a la yugular: «¿Qué le parece que incluso en su ponencia política de hace unos meses copie frases textuales de su propio discurso, del discurso de Vox, para después no cumplirlo?». Responde Abascal, con sobredosis de ironía: «Pues que se va a dejar barba».
Una frase que, para el Partido Popular, va en la misma línea del «ánimo Alberto» que soltó Pedro Sánchez a Feijóo en la última sesión de control en el Congreso de los Diputados, cuando este le anunció que sería llamado a la comisión de investigación del «caso Koldo» en el Senado para responder por el aluvión de escándalos judiciales que le cercan. «Entre los que fantasean con que Feijóo se deje barba y los que le dicen ánimo Alberto cada vez está más vigente la frase que dijo hace un par de años: España necesita política para adultos», resuelven en la cúpula popular, donde creen que «el chascarrillo de Abascal parece más propio de Félix Bolaños». La idea de que, en realidad, hay una coreografía diseñada por algún gurú con despacho en Moncloa.
Fue el pasado lunes, cuando Feijóo, en una entrevista con Susanna Griso en Espejo Público, Antena 3, sentenció: «A Vox se le está yendo la pinza con el PSOE». Allí expuso que existe una «estrategia coincidente y un objetivo político coincidente», que supone «descalificar al PP» y a él mismo. «Es constante y continuo». Eso sí, reclamó a la formación verde que si le hace oposición, al menos «no mienta». Una petición que sigue vigente después de la última disputa en X, que evidencia que la distancia entre ambos partidos cada día es mayor. Por no decir insalvable. A pesar de que, en teoría, están condenados a entenderse el día de mañana para deponer al actual Ejecutivo.
Pues bien. El responsable de Vox en Bruselas, Jorge Buxadé, subió un vídeo a sus redes sociales en el que acusaba a la delegación del PP europeo: «Ni un solo diputado del PP español ha venido a Bruselas a debatir sobre el Estado de Derecho en España. Eso es lo que les importa. Claro, se repartieron los jueces González Pons y Bolaños, pero esperábamos que al menos disimulasen». Al rato, replicó el eurodiputado popular, Adrián Vázquez: «Jorge Buxadé, mientes y lo sabes. No solo estuve en esa reunión representando al PP, sino que además la presidía Javier Zarzalejos [eurodiputado popular]. Si de verdad quieres arreglar los problemas de España, conviene empezar por respetarse un poco más a uno mismo». Y adjuntaba una fotografía para corroborar el desmentido.
La brecha entre PP y Vox
Desde los orígenes, la crítica de Vox al PP. «Derechita cobarde». Después, llegaron los entendimientos. El pasado año, la ruptura de los gobiernos autonómicos. Un desencuentro que ha ido a más. A más. A más. A estas alturas, el enfrentamiento entre los dos partidos es casi absoluto. Apenas existe un puente de comunicación en el Congreso de los Diputados, a través de la portavoz Ester Muñoz y la dirección del grupo de Vox; y entre Miguel Tellado y Kiko Méndez-Monasterio, principal estratega del partido.
Pero las aguas, conforme avanza la legislatura, parecen más revueltas. Hace unos días, Abascal decidió irrumpir en la precampaña andaluza para cargar contra Juanma Moreno por la crisis de los cribados. Con la misma dureza que el PSOE. Ahora, que el PP decide endurecer su política migratoria, apuesta por la mofa. No obstante, fuentes de Génova sitúan la propuesta alumbrada por Feijóo entre «el buenismo» del PSOE y el «fanatismo» de Vox y niegan que copie del discurso de nadie.
Además, desvinculan la estrategia con una «competición» por la derecha: «Intentamos convencer al electorado decepcionado con la política del Gobierno, para que nos contemple como la opción que mejor le representa. Es decir, vamos a por el votante descontento del PSOE. Parte de los problemas que genera la inmigración ilegal, quienes más los padecen, son votantes tradicionalmente de izquierdas».