Tribunales

Condenado a prisión por morder las manos a un guardia civil tras ser detenido

Intentó huir del vehículo policial tras negarse a identificarse a los agentes "de forma desafiante"

Los condenados agredieron a un guardia civil tras negarse a identificarse
Patrulla de la Guardia CivilGuardia Civil

Un hombre que agredió a dos guardias civiles y mordió a uno de ellos en las manos ha sido condenado a diez meses de prisión por un delito de resistencia a la autoridad y otros dos de lesiones leves, por los que el titular del Juzgado de lo Penal número 2 de Zaragoza le impone además el pago de 620 euros de multa. Asimismo, deberá indemnizar a los dos agentes con 200 y 160 euros por los días que tardaron en curar de sus lesiones.

Según el relato de hechos probados que consta en la sentencia, a la que ha tenido acceso este periódico, David S. P. M. -quien permaneció casi tres meses en prisión provisional por esta causa- fue expulsado del complejo hostelero Sella de Villanueva de Gállego (Zaragoza) en la madrugada del 3 de abril del pasado año tras protagonizar junto a un amigo un incidente con el personal de seguridad, "siendo expulsados del recinto".

Avisada la Guardia Civil, acudieron al lugar dos agentes que "actuaron sin mayores incidencias con el amigo del encausado". Pero cuando se dirigían a su vehículo, "sin ningún motivo, de forma desafiante y sin guardar la distancia de seguridad", el acusado se acercó a uno de los guardias civiles y le exigió su número profesional, "pese a que el mismo estaba visible en la parte pectoral de su uniforme". El agente le solicitó entonces que se identificase, a lo que se negó de forma reiterada, que pretendía grabar con su móvil el carnet profesional que finalmente le mostró el agente.

Ante su negativa a identificarse, se procedió a su detención, "momento en que el acusado se resistió y logró zafarse golpeando en el hombro" a uno de los guardias civiles. Tras lograr reducirlo, lo introdujeron en el coche donde, al no haber mampara de protección, "solo pudieron sujetarle con el cinturón de seguridad".

"Trató de zafarse golpeando los cristales"

Ya en el interior del coche, el acusado "trató de zafarse golpeando los cristales y moviendo el vehículo", lo que obligó a uno de los guardias civiles a sujetarle la cabeza con las manos "para que no siguiera autolesionándose", a lo que el detenido reaccionó "mordiéndole en ambas manos", pese a lo cual el agente pudo sujetarle de nuevo con el cinturón.

A consecuencia de ese comportamiento agresivo, el guardia civil sufrió una contusión en un hombro y mordeduras en ambas manos, heridas que no le dejaron secuelas porque como el mismo agente explicó llevaba puestos unos guantes.

El acusado aseguró en el juicio que se negó a identificarse porque los agentes tampoco lo hicieron y, según su versión, ante su negativa uno de los guardias civiles lo tiró al suelo y recibió puñetazos mientras lo conducían al vehículo policial. Del mismo modo, negó que los insultara, que se resistiera a ser detenido o que agrediera a los agentes.

"Inopinada y sorpresiva agresión"

Aunque el amigo que le acompañaba el día del incidente corroboró su versión (salvo en lo relativo a que los guardias civiles le tiraran al suelo), el tribunal a la explicación de los hechos que dieron en el juicio los dos agentes, que aseguraron que el acusado "estaba agresivo y gritando".

Respecto al incidente en el interior del coche, dijeron que intentó desabrocharse el cinturón "con la inequívoca intención de huir" y se "autolesionaba golpeándose contra el cristal".

Para el magistrado "todo el comportamiento del acusado integra un verdadero atentado" contra la autoridad, pero sobre todo "la inopinada y sorpresiva agresión, estando ya detenido y dentro del coche policial, mediante mordedura". La sentencia puede ser recurrida ante la Audiencia Provincial de Zaragoza

El abogado de la asociación Independientes de la Guardia Civil (IGC) Jorge Piedrafita, que ejercía la acusación particular en representación de uno de los dos guardias civiles, se muestra satisfecho porque "los hechos han quedado acreditados sin el menor atisbo de duda sobre la actuación de los agentes, si bien la pena resulta algo escasa a juicio de esta parte para que tenga el suficiente efecto disuasivo".

Desde la IGC, asegura el letrado, "se seguirá trabajando sin descanso para ejercitar todas las acusaciones particulares necesarias en defensa de los agentes de la Guardia Civil, ante las reiteradas agresiones a los servidores públicos cuando garantizan la seguridad de la ciudadanía, que por desgracia ya comienzan a ser habituales".