Opinión

Crónica de un fracaso anunciado

Nacionalizar las elecciones fue un error: a las ocho de la tarde de ayer ya había quedado claro que Tezanos había fallado estrepitosamente

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante el acto de cierre de campaña de las elecciones del 28M que los socialistas celebraron en Barcelona.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante el acto de cierre de campaña de las elecciones del 28M que los socialistas celebraron en BarcelonaEnric FontcubertaAgencia EFE

Se la jugaron nacionalizando las elecciones municipales y autonómicas. Feijóo y Sánchez convirtieron el 28-M en un plebiscito. Y el 28-M no ha defraudado. A las ocho de la tarde ya quedó claro que Tezanos volvió a fallar de forma estrepitosa. Y Feijóo se erigía en vencedor, pero siempre necesitando a VOX y con Isabel Díaz Ayuso más que crecida por su gran mayoría absoluta. Gobernar en solitario para los populares se prevé un imposible. En VOX están sacando brillo a la chequera. Han pasado en la campaña de puntillas, sin candidatos conocidos ni programas serios. Pero, han ganado. Más que necesarios, son imprescindibles.

A las ocho, el mapa de España se había teñido de azul. El PSOE se derrumbaba en Andalucía y La Rioja y cerraba los puños en Extremadura, Baleares, Aragón, Canarias y Comunidad Valenciana. Otros jugaban con la calculadora porque los socios han resistido menos de lo previsto. El rojo en las encuestas se quedaba en Asturias y Cataluña. La noche prometía ser tormentosa apuntando cambios en la estrategia socialista porque el examen del 28-M lo ha suspendido Pedro Sánchez y sus gurús.

En la izquierda del PSOE, desazón. Más Madrid noqueada en Madrid, Colau arrastrando los pies en Barcelona, Compromís sobrepasada por VOX en Valencia, Podemos salvados por la campana en varias comunidades pero sin poder ejercer ningún papel. La desunión se ha pagado y con creces. A Yolanda Díaz se le acumula trabajo sin duda porque sus aliados ponen en peligro los gobiernos de izquierda aunque los socialistas mejoren resultados. En Cataluña el independentismo se agazapaba. La caída de la participación les hundía en los sondeos pero también en los cuarteles de ERC y Junts cundía el desánimo: su electorado se había desmovilizado.

A las diez de la noche, con los primeros datos, la cosa no cambió. En Andalucía solo se retienen Jaén y Cádiz, y dando la batalla en Huelva. En el resto de España el PSOE se destiñe perdiendo fuelle en las principales plazas y la izquierda se deja Valencia porque los ocho mil votos de Podemos se han ido directamente a la papelera dejando a la izquierda en el ostracismo. En Ayuntamiento y en la Comunidad. Hasta en Barcelona ganar se le resistió aunque gobernar es posible. Solo en Cataluña los números le han salido a los socialistas. Los socios moribundos. Incluida ERC que recibe un serio varapalo y la extrema derecha –española e independentista– subiendo enteros en muchos ayuntamientos. VOX entra en todas las grandes ciudades y el PP vive su mejor jornada en años. En Euskadi, Bildu ha hecho el sorpasso al PNV que ha tenido la peor derrota desde los inicios de la democracia.

Las aguas bajarán muy revueltas en los próximos días y conociendo las formas de hacer del presidente, los cambios pueden ser inminentes y profundos. Sánchez y su equipo han apostado por la polarización y por sustraer la campaña a los líderes locales con anuncios diarios, que se han mostrado inútiles.

Sin duda, estos estrategas no han tenido en cuenta que cuando estás en el Gobierno la radicalización te escora, te sitúa en un extremo y te aleja del electorado más centrado. Los sondeos de las ocho de la tarde ponían negro sobre blanco esta afirmación y con el escrutinio municipal quedaban pocas dudas.

A las doce la situación no mejoró. Incluso la victoria en votos en España no sonreía a Moncloa, aunque seguro que alguien pensará que todavía hay partido porque la diferencia con el PP es escasa. Lo que si parece claro es que habrá cambios en la línea de mando porque se ha perdido casi todo el poder autonómico. Quedan seis meses para las generales y las alianzas se resentirán. ERC está noqueada y entrará en terreno imprevisible. El PNV marcará distancias preparando las autonómicas del próximo año segando la hierba a Bildu. Sumar empezará su andadura lamiéndose las heridas. Fracaso es un calificativo cariñoso a lo sucedido ayer. Espero que esta amalgama de siglas sean conscientes de que si no son tercera fuerza, no hay gobierno de izquierdas. No parece que se abra un camino de rosas para la vicepresidenta. ¿Y en el PSOE? En el PSOE seguramente se escucharán voces críticas y los cambios están más que cantados.

Pedro Sánchez queda tocado, pero que nadie le dé por derrotado. Debe cambiar el chip. Da igual que la economía vaya bien. Su imagen negativa, no cercana, lo aleja de los ciudadanos. Tirará de manual de resistencia pero esta vez no tendrá huestes silenciosas. Las tendrá críticas y cabreadas. Sin duda, deberá hacer remiendos, recoser heridas y cambiar cosas. Objetivo: dar moral a un PSOE alicaído, para poner la maquinaría en marcha, y para movilizar a un electorado que carece de entusiasmo. Lo de ayer fue una derrota sin paliativos.