Política

Dónde se guarda el coche de Carrero Blanco y qué secretos oculta

El próximo 20 de diciembre se cumplen 50 años del asesinato de Luis Carrero Blanco. Para conmemorar la fecha, larazon.es publicará una serie de reportajes sobre el magnicidio

El teléfono del coche de Carrero Blanco tal cual quedó tras el atentado
El teléfono del coche de Carrero Blanco tal cual quedó tras el atentadoErnesto Villar

El coche oficial Dodge 3.700 GT en el que fue asesinado el almirante Luis Carrero Blanco hace ahora 50 años se conserva en unas instalaciones del Ejército a las afueras de Madrid. Y está tal cual quedó aquel día. Por él no ha pasado una mano de pintura. Ni un trapo para retirar el polvo del salpicadero. No ha habido ni un solo intento por poner en marcha de nuevo el reloj del tiempo que se paró aquel 20 de diciembre a las 9 horas, 28 minutos y 40 segundos de la mañana.

Esa es la hora que marcaba el reloj de Carrero Blanco, y ese es el momento que convirtió en una foto fija el pesado automóvil de más de mil kilos de peso en el que viajaban el presidente del Gobierno junto a su escolta, el policía José Antonio Bueno Fernández, y el chófer, José Luis Pérez Mogena, a la altura del número 104 de la calle Claudio Coello. Congelado en el tiempo.

El coche en el que murió el hombre de confianza de Francisco Franco como consecuencia de la bomba que colocó ETA en un túnel excavado bajo la calle se conserva en unas instalaciones del Ejército de Tierra en Torrejón de Ardoz (Madrid), el Parque y Centro de Mantenimiento de Vehículos Ruedas Nº 1, junto a otros vehículos muy vinculados a la historia de España.

Estado en el que quedó el coche de Carrero Blanco tras el atentado
Estado en el que quedó el coche de Carrero Blanco tras el atentadoErnesto Villar

Situado al fondo de la enorme nave y acompañado de algún que otro vehículo militar, el coche de Carrero Blanco es el mejor testigo de la magnitud que tuvo el atentado de ETA que acabó con la vida del almirante. Algunos detalles están a la vista, pero detrás de ellos se esconden muchas de las claves de este magnicidio.

Las ruedas, el salpicadero y el volante

El estado del coche permite ver, por ejemplo, los efectos causados por la deflagración en el salpicadero, el volante o los asientos delanteros y traseros. Los faros están bastante dañados, la antena de la radio retorcida, pero no desprendida, y el reposabrazos levantado. Las ruedas, sin embargo, no llegaron a reventarse, y están en su sitio.

Uno de los detalles que más impresionan es el del teléfono (tan moderno para la época) que el presidente tenía junto a su asiento trasero, y que permanece, con el cordón, apoyado sobre la tapicería. El maletero está totalmente levantado por el efecto de la onda expansiva, aunque relativamente bien conservada. La parte delantera está más dañada.

Detalle del coche de Carrero Blanco tras el atentado
Detalle del coche de Carrero Blanco tras el atentadoErnesto Villar

La imagen que deja el coche oficial (recordemos, no blindado, como sí lo era el de Franco) es que resistió el impacto del explosivo prácticamente casi en su totalidad a excepción del techo, que está totalmente levantado. Y esta es, precisamente, la clave para entender por qué ETA se salió con la suya y causó la muerte de los tres ocupantes del vehículo.

Qué causó la muerte de Carrero, el chófer y el escolta

Tanto Carrero Blanco como sus acompañantes no murieron por los efectos directos de la bomba, ya que los bajos del coche resistieron, sino por el golpe que sufrieron al caer el vehículo en el patio de los Jesuitas después de subir cinco pisos. Es decir, fue el techo del automóvil, la parte más alejada de la bomba, y no los bajos, lo que resultó mortal para los tres ocupantes.

O, dicho de otra manera. Un atentado menos potente que simplemente hubiera levantado del suelo el coche y lo hubiera dejado de nuevo sobre la calzada (pensemos, por ejemplo, en el intento de asesinato contra el entonces líder de la oposición José María Aznar) no habría sido tan letal.

El coche de Carrero Blanco quedó destrozado por el techo
El coche de Carrero Blanco quedó destrozado por el techoErnesto Villar

La carga explosiva superó las expectativas de los propios etarras, que fueron los primeros en sorprenderse de la trayectoria que siguió el coche. La precisión del atentado fue, realmente, lo que causó la muerte a sus tres ocupantes. La precisión... y la potencia. Y todo ello hecho por un comando sin un técnico en explosivos ni conocimientos técnicos que, según su propio testimonio, tuvo que acudir a la Casa el Libro de la Gran Vía de Madrid a consultar un manual de minería ante el riesgo de que el túnel se les viniera abajo en plena construcción.

(Ernesto Villar es autor del libro Todos quieren matar a Carrero: la conspiración dentro del Régimen)