
Vehículo anfibio
Pronto será una realidad: así será el futuro blindado anfibio para la infantería de marina española
El ambicioso plan de Alemania para recuperar una suerte de servicio militar, un híbrido entre el alistamiento voluntario y un sorteo, ha sido paralizado por el propio ministro de Defensa, dejando su futuro en el aire

El ambicioso plan para resucitar una suerte de servicio militar en Alemania ha quedado en dique seco. Ha sido el propio ministro de Defensa, Boris Pistorius, quien ha decidido meter en un cajón la iniciativa con la que pretendía robustecer las fuerzas armadas del país, dejando el futuro de la conscripción en un completo limbo legislativo. La propuesta, que ya había generado un notable debate público, se encuentra ahora mismo sin rumbo claro.
De hecho, la propuesta legislativa era, en realidad, un frágil castillo de naipes político. Nacía de la necesidad de conciliar dos visiones opuestas dentro de la coalición de gobierno: por un lado, la de los socialdemócratas, que apostaban por un modelo puramente voluntario; y por otro, la de sus socios democristianos, que exigían la vuelta a un servicio militar obligatorio y tradicional. El resultado fue un complejo punto intermedio que no parecía satisfacer plenamente a nadie.
En este contexto, la solución diseñada consistía en un sistema por etapas. La primera fase arrancaba con el envío de un cuestionario obligatorio para jóvenes varones que cumplieran los 18 años. El objetivo era sondear su interés y evaluar sus aptitudes para el servicio militar, una medida que, según informa el medio Politico, pretendía ser un primer filtro para medir el pulso de la juventud alemana ante la idea de alistarse.
Un modelo a dos velocidades para reforzar el ejército
Asimismo, el plan contemplaba una segunda fase que solo se activaría si el número de voluntarios no alcanzaba las cifras necesarias. En ese escenario, el Ejecutivo pondría en marcha una lotería para cubrir las plazas restantes mediante un servicio militar de seis meses. Este sorteo forzoso se planteaba como el último recurso para garantizar que el ejército recibiera el flujo de nuevos reclutas que necesita.
Por otro lado, los objetivos numéricos del proyecto eran claros y de envergadura. La meta era sumar 5.000 nuevos efectivos cada año para que las fuerzas armadas alemanas pudieran alcanzar una fuerza total de 260.000 efectivos de cara a 2030, una cifra que los mandos militares consideran necesaria para afrontar los desafíos geoestratégicos actuales. Este esfuerzo por aumentar el número de efectivos se complementa con el desarrollo de nuevo material militar, pues mientras el reclutamiento se estanca, una compañía alemana ha presentado un innovador destructor de tanques para modernizar sus capacidades.
Sin embargo, ni siquiera este modelo híbrido logró un consenso. Desde la oposición, el partido de Los Verdes no dudó en atacar la propuesta, tachándola de mero «compromiso a medias». Consideraban que el plan era insuficiente para las necesidades reales de la defensa nacional, dejando en evidencia las fisuras de un proyecto que, finalmente, ha sido su propio impulsor quien lo ha paralizado.
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