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Dos cancelaciones y dos retrasos en 10 años

Los Airbus del Ejército vuelan una media de 600 horas anuales

Dos cancelaciones y dos retrasos en 10 años
Dos cancelaciones y dos retrasos en 10 añoslarazon

El pasado día 26 la polémica volvió a rodear a los aviones que el Ejército del Aire usa para transportar a las autoridades del país, los Airbus A-310. En dos meses habían sufrido dos averías que trastocaron la agenda del Príncipe de Asturias: primero anulando su viaje a Brasil el pasado mes de noviembre y ,después, retrasando unas siete horas la salida de su vuelo con destino a Honduras. Se trató, en ambas ocasiones, de fallos leves, pero que pusieron en primer plano estas aeronaves del 45 Grupo de Fuerzas Aéreas. De los dos A-310 con los que cuenta el Gobierno para traslado VIP, con 30 años de vida y 10 al servicio de España (se remodelaron cuando se adquirieron), se cuestionó su antigüedad, los procedimientos de mantenimiento y se abrió el debate sobre si era necesario adquirir otro avión para evitar, por ejemplo, escenas como la de la semana pasada, cuando, tras la avería en el avión de Don Felipe, se decidió enviar a Honduras el segundo de los Airbus para evitar cualquier problema en su regreso a España. Algo que obligó al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, a utilizar un avión belga del «pool» europeo para viajar a Roma. Aun así, en el tiempo que estos aviones llevan en España tras ser adquiridos a Francia de segunda mano, sólo se han cancelado dos vuelos y otros dos han sufrido retrasos.

Tal y como aseguró el viernes el ministro de Defensa, Pedro Morenés, los aviones «están en la mitad de su vida útil» y los fallos no fueron graves. Y, al menos, las cifras que rodean a estas aeronaves, así lo demuestran. Cada uno de los A-310 ha volado a lo largo de la última década, de media, 600 horas anuales, cuando en el caso de un avión comercial esta cifra puede superar las 2.500 al año.

En cuanto a las revisiones, estos aviones pasan a lo largo de su vida por varias. Por un lado, los aparatos son revisados cada cuatro meses o 250 horas de vuelo, aunque siempre se inspeccionan tras los cuatro meses, pues prácticamente nunca cumplen antes las horas. Además, cada cuatro o cinco años se lleva a cabo una revisión en profundidad. Esta «gran parada», que dura algo más de un mes, consiste en desmontar completamente el avión para inspeccionar con detalle todas las piezas y, después, volver a montarlo tras las correspondientes reparaciones. En una línea comercial la primera de las revisiones se realiza cada 500 horas de vuelo, mientras que la «gran parada» tiene lugar cada cinco años o 30.000 horas. Pero además, todos pasan otras revisiones de diferente tipo, como antes de cada vuelo, y de elementos de seguridad, durante una escala...

El hecho de que los pasajeros de estos aviones sean miembros de la Casa Real, el presidente del Gobierno o ministros obliga a que las medidas de seguridad sean todavía más estrictas. Y es lo que confirmó el titular de Defensa: «Las revisiones de mantenimiento se realizan por tiempo y no por horas», por lo que están «mucho mejor mantenidos que en el ámbito civil».

Desde que fueron adquiridos, las revisiones de estos aviones las realizaba Iberia, pero desde marzo del pasado año quien lleva a cabo el mantenimiento es la compañía Airbus en sus instalaciones de Getafe, que se adjudicó un contrato de cuatro años por unos 70 millones de euros.

Desde la compañía mantienen que los A-310 son plenamente operativos y que estos incidentes no son nada extraño.

Sin embargo, tal y como confirmó Morenés, la pieza que falló en Honduras fue un elastómero, un elemento del tubo del motor número 2 que transporta el aceite y que, como explicó el ministro, «no está dentro de las revisiones habituales» y únicamente «cuando se estropea hay que cambiarlo». En cuanto al incidente anterior, el de noviembre, se trató de un fallo en el sensor de indicación de la posición de los flaps de una de las alas. Por este motivo, Defensa abrió una investigación para conocer si los procedimientos de mantenimiento y los controles son los correctos.

En total, desde que estos aviones entraron en servicio en España en 2003, las incidencias se cuentan con los dedos de una mano: dos cancelaciones y dos demoras. En cuanto a las cancelaciones, la primera se produjo en junio de 2007, en un viaje del ex ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, cuando un cortocircuito en un mazo de cables provocó un fuerte olor a humo en la cabina, lo que impidió que despegase de Guayana Francesa. El segundo de los vuelos anulados fue el ya citado con destino a Brasil, que obligó al Príncipe de Asturias a intervenir por vídeo en una reunión empresarial en Sao Paulo (Brasil).

Mientras, en lo que se refiere a los retrasos, el Ejército del Aire considera un vuelo como demorado cuando el vuelo no sale a la hora prevista de un aeropuerto fuera de la base de Torrejón por un fallo técnico que obliga a repararlo in situ para que pueda despegar. Y han sido otros dos. Por un lado, en noviembre de 2011 el ex presidente José Luis Rodríguez Zapatero tuvo que esperar varias horas para regresar de la Cumbre de Niza por un fallo de software. La segunda incidencia de este tipo fue la del domingo pasado en Honduras y con el Príncipe como pasajero. Por último, aunque no puede considerarse una avería del avión, el A-310 en el que viajaba José Luis Rodríguez Zapatero con destino a Nueva York tuvo que regresar a la base de Torrejón poco después de despegar a causa del impacto con varios pájaros.

De momento, pese a lo mediático de estos incidentes, Defensa no tiene intención de adquirir un nuevo avión o sustituir los existentes. A partir de 2016 lo valorará.

Acuerdos con otros países y 5 «Falcon»

Además de los dos Airbus A-310, el Ejecutivo también cuenta con cinco «Falcon» para el transporte VIP. La diferencia entre los dos modelos es su capacidad y su alcance. Los A-310 son capaces de recorrer hasta 10.000 kilómetros sin repostar y pueden transportar a unos 64 pasajeros. Mientras, los «Falcon» pueden volar unos 7.000 kilómetros y su capacidad es de 12 a 14 pasajeros.

Pero, para evitar quedarse sin transporte por coincidir varios vuelos de mandatarios o por averías, España también participa en lo que se conoce como «pool» europeo de aviones, en el que los países miembros ponen a disposición de otros sus aeronaves. El uso de estos aparatos no supone un gasto económico, sino que se paga en horas de vuelo. Es lo que hizo Defensa un día antes del último incidente del Príncipe: al coincidir los viajes de Don Felipe y Rajoy decidió solicitar por seguridad al Centro de Control de Movimiento en Europa y se puso a disposición de España un «ERJ» belga. Éste fue en el que Rajoy viajó finalmente a Roma.