Política

Corrupción en Andalucía

Los gastos en puticlubs eran «actividad comercial»

El ex director de la Faffe admite los hechos pero se niega a decir quién lo acompañó de juerga.

El exdirector de Faffe Fernando Villén, hoy en los juzgados de Sevilla
El exdirector de Faffe Fernando Villén, hoy en los juzgados de Sevillalarazon

El ex director de la Faffe admite los hechos pero se niega a decir quién lo acompañó de juerga.

Es un relato con textura de prosa negra el que admitió ayer el ex director general de la Fundación Andaluza Fondo de Formación y Empleo (Faffe), Fernando Villén, en el juzgado de Instrucción número 6 de Sevilla que lo investiga por los presuntos delitos de prevaricación y malversación dentro de los perfiles de una causa en la que se analiza la gestión de la extinta entidad de fondos públicos. Era su segunda cita con la jueza María Núñez pero ésta se producía tras haberse hecho público que la Guardia Civil lo acusa de haber utilizado seis tarjetas cuyos costes se cargaban a cuentas tituladas por la ex fundación de la Junta y soportaron unos gastos de 72.486,73 euros, de los que 31.969 estaban ligados a «locales donde se ejercía la prostitución». De ahí que el licenciado en psicología llegara a los juzgados con la cabeza gacha.

Villén admitió el grueso de la historia. Las visitas a restaurantes o clubs de alternes recogidas en un informe de la Unidad Central Operativa (UCO) del Instituto Armado existieron, pero las enmarcó dentro de la «actividad comercial» que «tenía que realizar» por indicación del Patronato de la Faffe, adscrita a la Consejería de Empleo, según trasladaron a LA RAZÓN, fuentes del caso, con el fin de buscar ingresos fuera del río del dinero público, que complementaran lo aportado al ente vía Presupuestos de la Junta. De hecho, su abogado, Pablo Ollero, llegó a cuantificar en «40 millones» lo capturado en el sector privado. Es en ese contexto en el que el encausado enclavó la utilización de la «tarjeta de representación» que le facilitó la antigua fundación. Las fuentes consultadas por este periódico añadieron que reconoció que en el caso de algunos de los gastos «seguidos» y más abultados «sabía que usaba» el polémico plástico, pero que en otras ocasiones, tiró de él «por error» al confundirlo con su tarjeta personal. De cualquier forma, Villén, «muy arrepentido», defendió que devolvió lo despilfarrado y lo hizo en metálico con su dinero en la caja central de la fundación, excepto los cargos del 22 y 23 de marzo de 2010 en el puticlub sevillano «Don Angelo», donde el total ascendió a 14.737 euros. La versión de Villén es que entonces llamó a la entidad bancaria para «anular» las operaciones sin que quedara rastro en los extractos y le explicaron que debía acudir al local para abonar allí lo que fuera. Pero los investigadores no tienen claro cómo se pagaron finalmente los servicios prestados en aquel club, a la luz de lo reflejado en su atestado. Villén rehusó dar nombres de sus compañeros de juergas y Nuñez interrogarlo.