La "fontanera" del PSOE también maniobró para controlar a los abogados de los imputados clave del caso Koldo

La fontanera del PSOE Leire Díez maniobró para que el comandante de la Guardia Civil Rubén Villalba litigara con el abogado de Koldo García. La militante del partido, que impulsó una acción "coordinada" para reducir a los investigadores que dirigen causas contra Moncloa, también trató de controlar las defensas de los principales imputados; hecho especialmente relevante un procedimiento penal.

Esta propuesta se produjo en el marco de un encuentro que tuvo lugar entre Leire Díez y Villaba en marzo en un bar de Leganés. Dicha cita, desvelada por el diario El Mundo y que confirman fuentes de toda solvencia a LA RAZÓN, se produjo con la finalidad de acercar posturas con este comandante, investigado en la causa de corrupción por haber suministrado teléfonos seguros a la trama a cambio, presuntamente, de cobrar partidas de 2.000 euros mensuales.

Las mismas fuentes explican a este medio que en el encuentro, que se alargó cerca de cuatro horas, Díez trató de obtener información de la Unidad Central Operativa (UCO) y, muy especialmente, del teniente coronel de esta unidad de élite, Antonio Balas. En ese contexto, y al igual que hiciera con el empresario Alejandro Hamlyn, le ofreció una serie de beneficios a cambio de obtener trapos sucios de Balas, quien está al frente de las principales causas de corrupción que ponen en jaque al Gobierno de Pedro Sánchez. Díez sabía a qué puerta llamaba dado que Villalba, que llegó a estar destinado como agregado de Interior en la Embajada de España en Venezuela, atesora información clave del Instituto Armado.

Estrategia penal

A cambio, le ofreció un destino en el extranjero (una embajada), mediación con la Fiscalía, propiciar un cambio de la Policía Judicial (conseguir expulsar a la UCO para que terminara asumiendo las pesquisas la UDEF) y modificar el abogado. En concreto, se le ofreció la posibilidad de ser defendido por Jacobo Teijelo (el penalista que participó en la reunión mantenida con Hamlyn) o por la actual defensa letrada de Koldo García. Villalba, que no se planteó aceptar ninguna de estas ofertas, anotó en unas actas el contenido de este encuentro (del total que dos que tuvo con Díez) y las guardó.

Con este movimiento, la "fontanera" de Ferraz buscó, por un lado, que imputados clave tuvieran una defensa que ella alardeaba controlar y, por otro lado, alejar a Villalba de Víctor de Aldama. En la actualidad ambos están siendo defendidos por el mismo despacho de abogados, aunque la situación es diferente para cada uno de ellos. Mientras el comandante ha optado por un perfil bajo, el conseguidor de la red está dispuesto a librar una batalla contra el PSOE y Moncloa en su estrategia por colaborar con la Justicia.

Es más, Aldama se comprometió a tirar de la manta en noviembre, un mes después de ser detenido y encarcelado por su implicación en la conocida como "trama del fuel". En ese sentido, ha protagonizado dos declaraciones en sede judicial en las que ha revelado extremos desconocidos hasta ahora, como el episodio del Delcygate, los pormenores de los contratos de mascarillas o el presunto amaño de obra pública en el Ministerio de Transportes que dirigía José Luis Ábalos. Con todo, lo que más preocupó en Moncloa fue la confesión sobre el presunto cobro de dinero negro por parte de piezas clave del partido y, también, de una presunta financiación irregular en la formación socialista.

Trapos sucios de la UCO y de Aldama

Tanto es así que el PSOE acudió a los tribunales tras la primera declaración de Aldama en la Audiencia Nacional. En aquel entonces interpuso una demanda en nombre del partido, de Pedro Sánchez, de su mujer Begoña Gómez, y de otros miembros del núcleo cercano del presidente del Gobierno, asegurando que eran afirmaciones falsas. El juzgado en el que recayó la demanda les emplazó una conformidad, pero, como era de prever, no hubo acuerdo. El siguiente paso lo tendría que dar el PSOE con la interposición de una querella.

Por ello, uno de los objetivos de Díez era reducir a Víctor de Aldama consiguiendo información de cualquier tipo que le perjudique y poder emplearla en su contra. Cabe recordar al respecto que Carmen Pano (la empresaria que dijo que llevó a Ferraz 90.000 euros en billetes por orden del empresario) también recibió una oferta de un despacho afín al PSOE para modificar el testimonio que iba a prestar en los siguientes días en el caso Koldo en el Tribunal Supremo. Se comprometieron a abonarle 50.000 euros, pero la testigo lo rechazó y confirmó lo que ya había declarado ante la Guardia Civil.

En busca de trapos sucios

La reunión con el comandante Villalba fue una de las tantas que Leire Díez ha mantenido en los últimos meses. El objetivo de esta "fontanera" del PSOE era buscar los trapos sucios de fiscales, jueces y mandos de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil. Para esta finalidad viajó hasta diferentes puntos de España y también pidió el apoyo de personas de confianza en las agrupaciones socialistas.Según ha publicado este medio, uno de sus objetivos fue el Gobierno de Juanma Moreno en Andalucía. Sin embargo, su diana no estaba solo en los dirigentes del PP.

El principal "cabeza de turco" que buscaba esta "fontanera" era Antonio Balas, el jefe contra la delincuencia económica de la UCO. "Si se demuestra esto de Balas, todo lo demás viene dado", llegó a proferir en una reunión con empresarios que estaban investigados por hidrocarburos. Su afán de reunir material contra los "enemigos" del PSOE también salpicó al capitán de la Guardia Civil Juan Vicente Bonilla. Este exagente fue uno de los primeros en investigar el "caso Koldo".

La última "pata" sobre la que buscaba información era el reconocido fiscal Anticorrupción José Grinda. Para ello, la "fontanera" aseguraba que tenía ya datos contra este funcionario pero necesitaba más "trapos sucios". En una grabación de cerca de una hora de duración, a la que ha tenido acceso este medio, Díez criticaba que la situación generada por estas tres personas se debe "cortar" cuanto antes. "No podemos estar en permanente dolor", remarcaba la "fontanera" de los socialistas para intentar convencer a sus interlocutores para que aportaran prueba contra ellos.