
La bronca política
Guerra de partidos en las redes: del «mono» Puente a las gafas de Sánchez
El PSOE y el PP, en plena resaca tras la comparecencia del presidente, se engancharon por el aspecto de sus dirigentes

El clima de crispación del jueves en el Senado, durante la comparecencia de Pedro Sánchez, se trasladó ayer a las redes sociales. Los dos principales partidos intensificaron su particular guerra por el poder y pasaron al insulto personal.
El PSOE y el PP se engancharon por el aspecto de sus respectivos dirigentes. Lo cierto es que Sánchez, que no suele dar puntada sin hilo, acudió a la Cámara Alta a someterse al bronco interrogatorio de la oposición sobre sus vínculos con la trama del «caso Koldo». Y, además de decenas de evasivas, dejó una imagen para el comentario: unas gafas retro con montura de Dior que el líder socialista compró hace años, antes de ser presidente, en una tienda de Madrid (Gafas Vintage) y cuya montura costó unos 250 euros.
El equipo del presidente, consciente de que su aspecto físico lleva meses acaparando todo tipo de comentarios por haber adelgazado y envejecido en poco tiempo, decidió anticiparse.
Por eso, Sánchez desenfundó sus gafas. Fue la primera vez que se le ha visto, al menos en público, con ellas. Y las redes estallaron. El ministro de Transportes, Óscar Puente, que se mueve en redes como pez en el agua con un estilo provocador y agitador, publicó una imagen del presidente durante la comparecencia con las gafas puestas y la comparó con otra del líder del PP, Alberto Núñez Feijóo: «A la izquierda 300 mauros (sic) invertidos divinamente. Resultado, un look aún mejor y los fachas bailando un mes. A la derecha, pasta indeterminada en retoques que te dejan peor que estabas. Superioridad política, ética y estética». El revuelo que se armó fue importante. Y la cuenta oficial del PP en X no tardó en devolver el ataque personal al ministro, al que comparó con un mono por su físico.
Ayer, día de Halloween, los populares subieron un vídeo satirizando al entorno del presidente como si de la Familia Adams se tratara. «Mejor esto que insultar», comenta un ministro sobre esa última publicación de PP. En el Gobierno creen que se apuntaron un tanto con el nuevo estilo del presidente. Moncloa sabía que su imagen se iba a analizar hasta la extenuación y con las gafas cortaron cualquier comentario. El PSOE emprendió en redes una campaña para recuperar el orgullo por el presidente que «no falla». Las cuentas socialistas se llenaron de nuevo de la ilustración del «perro sanxe» que más sabe por perro que por «sanxe».
Pero esta vez, en versión gafotas. Las gafas forman parte de un relato. Precisamente, Feijóo se las quitó en su momento. De manera, que el hecho de que el presidente se las haya puesto no deja ser un mensaje de contraposición; de némesis calculada. La comunicación política de este primer cuarto del siglo XXI está pensada para las redes y, por tanto, para los móviles. Cada terminal es una máquina poderosa para influir en la opinión de quien lo porta. Pero la tensión en redes no es más que el reflejo de la tensión institucional. El presidente del Gobierno, jefe del poder Ejecutivo, lleva meses chocando activamente con el resto de poderes del Estado: el Judicial y el Legislativo.
Si Sánchez señala a algunos jueces por las investigaciones y las causas que afectan a su entorno y que tanto le incomodan, durante su comparecencia en el Senado aprovechó para horadar la credibilidad institucional del Senado como Cámara representativa. El presidente considera que se trata de un hemiciclo al «servicio de la máquina del fango» por la mayoría del PP. Cree que el trabajo parlamentario de los senadores constituye un «circo» cuando tratan de exigirle responsabilidades políticas por sus vínculos con la trama de corrupción de un caso que es ya «caso Cerdán».
En septiembre, el equipo de Presidencia del Gobierno emprendió un drástico cambio en la estrategia de comunicación del jefe del Ejecutivo. El líder socialista se deja ver de nuevo ante los españoles tras meses ausente, encerrado en el «búnker» de Moncloa, y en el de La Mareta durante sus vacaciones de verano y tras la crisis de reputación que provocó el ingreso en provisión provisional de Santos Cerdán. Este giro, irremediablemente, condujo lo que queda de legislatura al carril preelectoral. A más exposición, más persuasión, el principal objetivo de la comunicación política. El episodio de las gafas se suma a los últimos actos y entrevistas del presidente. El Gobierno intenta movilizar a los progresistas para cuando llegue el mejor momento de sacar las urnas. Por eso, Moncloa vuelve a apostar por su mejor baza. Sánchez polariza, pero moviliza.
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