Memoria Histórica
«Un mismo difunto puede estar en tres sitios diferentes»
Unas humedades obligaron en los años 90 a redistribuir restos en la capilla del Santísimo de Cuelgamuros, donde han comenzado los trabajos para las exhumaciones sin un plazo final
El equipo multidisciplinar que se va a encargar de la exhumación de 128 víctimas en el Valle de Cuelgamuros (el rebautizado Valle de los Caídos) comenzó ayer la jornada con una foto de grupo en la puerta de bronce detrás de la basílica en una mañana en la que Francisco Etxeberria y Francisco Ferrandiz, los expertos más mediáticos de la comisión creada para la tarea, fueron vistos en San Lorenzo de El Escorial.
El objetivo es hallar 128 cuerpos reclamados por sus familiares, ubicados entre la cripta de la capilla del Santo Sepulcro y la del Santísimo, fallecidos de uno y otro bando de la Guerra Civil, con predominio de republicanos.
Un equipo de 15 personas –entre arqueólogos, forenses, odontólogos, genetistas y policía científica– es el que debe acceder a este lugar para localizar las cajas específicas que contienen los restos de las víctimas, con una rotulación que indica su lugar de procedencia. El resto de cuerpos en esta zona que no han sido reclamados «se quedarán en el sitio que ocupan dentro del columbario, mejorando su disposición y adecuación», según fuentes del Ministerio de Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática.
En la capilla del Santo Sepulcro, donde están la mayor parte de los cuerpos solicitados por familiares, los trabajos se harán desde el piso inferior hacia arriba para ir consolidando y apuntalando cada una de las cinco plantas de enterramientos.
Posteriormente continuarán los trabajos en los niveles 1, 2, 3 y 4 de la misma capilla en búsqueda de 59 cuerpos, entre ellos los de los hermanos Manuel y Antonio Ramiro Lapeña, naturales de Villarroya de la Sierra (Zaragoza), fusilados en 1936 por los franquistas y trasladados al Valle desde Calatayud, cuyo caso es el originario y obligatorio en cumplimiento de una sentencia judicial de 2016. El resto, hasta completar la búsqueda, se abordará en una segunda fase en la capilla del Santísimo.
Y si ya de inicio el cometido presenta sus complejidades, es precisamente en esa parte cuando puede haber más trabas debido a unas humedades que en los años 90 del pasado siglo estaban dañando el techo de la sacristía de la basílica. Hubo entonces un movimiento de restos que se redistribuyeron en otros osarios vacíos. Así, los del primer y segundo nivel se repartieron entre las capillas de la Virgen del Pilar –donde ya había otros restos– la de Loreto y en los tres niveles superiores del propio Santísimo. Según aquella reasignación, «un mismo difunto puede estar en tres sitios diferentes», advierte Pablo Linares, presidente de la Asociación para la Defensa del Valle de los Caídos (ADVC).
Además, toda la obra preparatoria llevada a cabo en la capilla del Sepulcro tendrá que repetirse en la del Santísimo, con el agravante de que allí se encuentra la sacristía que usan los benedictinos para sus oficios religiosos.
Los familiares recibieron la notificación de madrugada, según ha señalado su abogado, Eduardo Ranz, aunque Silvia Navarro lo supo horas antes por el aviso, entre otros, de este diario. La presidenta de la Asociación de Familiares Pro Exhumación de los Republicanos del Valle de los Caídos, aparte la esperanza ante un objetivo tan ansiado, asegura que están «expectantes ante un cambio de gobierno», puesto que el desenlace será largo e irá más allá de las elecciones generales del 23 de julio. Linares tiene la certeza de este retraso –no hay plazo de finalización– y respecto a un posible Ejecutivo del PP, que ha prometido derogar la Ley de Memoria Democrática, dice esperar «cualquier cosa, aunque si depende de Vox ya sería pasar una línea roja». «Pero recordemos que si la Comunidad de Madrid hubiera declarado Bien de Interés Cultural el Valle, no estaríamos hablando de esto», lamenta el representante de 268 familias que se oponen a las exhumaciones «por respeto» a los suyos. Una ADVC que «ha crecido en seis familias más en los últimos días y que han llegado hasta nosotros espontáneamente». Entre ellas, «una señora de 88 años de Málaga que tiene a su padre en el Valle».
Linares deplora el «uso electoral reincidente», porque «en las elecciones de 2019 fue Franco; en las del 28 mayo, Primo de Rivera, y ahora más Valle: blanco y en botella», pero ante los hechos consumados, su deseo es terminar cuanto antes. «Ojalá los restos estuvieran allí localizados y acabaran ya, no queremos a nadie que no quiera estar, pero es que la situación es otra: un tercio de los 33.847 cadáveres enterrados en las criptas se encuentran donde acaban de empezar a trabajar».
El plan de exhumación está financiado con 650.000 euros sufragados por el Gobierno, que ha advertido que no quiere crear «falsas expectativas» sobre los resultados, ya que «no es una tarea fácil y no existe precedente equivalente en ninguna otra parte del mundo». De momento ha llegado la hora de la búsqueda, la localización de los cuerpos y los correspondientes análisis genéticos.
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