Crónica parlamentaria

Podemos copia a Puigdemont: amenaza primero y da aire a Sánchez después

El Gobierno acabó salvando el embargo de armas a Israel y la Ley de Movilidad Sostenible gracias a los votos de los morados.

Pleno del Congreso de los Diputados. Ione Belarra © Alberto R. Roldán / Diario La Razón. 08 10 2025
Pleno del Congreso de los Diputados. Ione Belarra© Alberto R. Roldán / Diario La Razón.Alberto R. RoldánFotógrafos

Ayer por la mañana, nada hacía intuir que sería Podemos el responsable de darle aire al Gobierno. Es más, apuntaba a que sería todo lo contrario. Los morados habían llegado al miércoles en una estrategia del no a todo, mostrándose firmes en sus pretensiones y amenazando con tumbar dos medidas cruciales para el Ejecutivo: el embargo de armas a Israel y la Ley de Movilidad Sostenible. Hasta los miembros del Gobierno que normalmente suelen pedir "confianza" reconocían que no creían que iban a sacar adelante las dos votaciones.

Pero, al final, la formación de Ione Belarra no cumplió ninguna de sus amenazas y acabó siendo clave para que las dos iniciativas se aprobaran. Si antes del Pleno ya parecía que en Podemos imitaban a Carles Puigdemont, por poner condiciones imposibles y mostrarse intransigentes, al final del Pleno ya quedó confirmada esa imitación, porque las amenazas quedaron en nada y el que sale beneficiado es Pedro Sánchez, igual que pasa con los independentistas.

La primera marcha atrás que se conoció fue la del embargo. La formación morada había dicho por activa y por pasiva que se trataba de un embargo "fake", que era un "coladero", un "queso gruyer". Es decir, que no era un embargo real porque permitía seguir usando España como punto de paso para las armas hacia Israel y porque el Gobierno se había reservado una cláusula para saltarse el embargo alegando el interés nacional. Incluso explicaron que cuatro barcos se habían saltado el embargo desde que Moncloa aprobó el real decreto.

El resto de socios, también críticos con el embargo, apostaban por tramitarlo como proyecto de ley para así poder incluir enmiendas. Pero a Podemos esto no le valía porque, decían, cuando se hace eso las iniciativas acaban en un cajón. La gran duda era si Podemos se abstendría o si votaría en contra. Si se abstenía, mostraban su enfado pero el decreto pasaba y si votaban en contra, decaía. Al final, votó a favor.

Según reconocen fuentes de Podemos, el voto a favor fue a cambio de nada. Absolutamente gratis, sin negociaciones de por medio. Explican que, aunque están en contra del decreto, no quieren ser ellos "la excusa del PSOE para no hacer nada y para seguir manteniendo las relaciones militares con Israel". Sobre su voto a favor, explican que una vez tomada la decisión política de mantenerlo, no querían arriesgarse a que hubiera problemas con la aritmética parlamentaria y que decayera sin querer.

Y lo cierto es que problemas podía haber, tal y como reflejó después la Ley de Movilidad Sostenible. El Gobierno había llegado a esa votación con 175 votos amarrados, el de la mayoría de investidura, pero sin los cuatro de Podemos, y 171 en contra, los de PP, Vox y UPN. De nuevo, la bola estaba en el tejado de los morados: si se abstenían, salía, si votaban en contra, se producía un empate y acabaría siendo tumbada.

Estaba todo muy ajustado y, además, es una ley fundamental para el Gobierno porque asegura que hay 10.000 millones de euros de fondos europeos en juego. Pero la aritmética parlamentaria endemoniada llevó la situación al borde del infarto. Primero, se supo que el diputado del PP Guillermo Mariscal estaba de viaje de novios y no habían aceptado su voto telemático, porque ese motivo no está contemplado en el Reglamento. Así, habría 170 votos en contra y la ley se aprobaría independientemente de lo que hiciera Podemos.

Después, se comentó que dos diputados del bloque del sí también habían tenido problemas a la hora de emitir el voto telemático y eso podría cambiar los números. Pero antes de que diera tiempo a dilucidar bien qué había pasado, se produjo la votación definitiva y Podemos se abstuvo, facilitando así la aprobación de la ley.

La formación morada también había amenazado con tumbar esta norma si el Gobierno no se comprometía a parar las ampliaciones del aeropuerto de El Prat y del puerto de Valencia. Según fuentes de Podemos, Belarra estuvo hasta el último minuto negociando con el titular de Transportes, Óscar Puente, sobre este asunto y el Ejecutivo se acabó comprometiendo a parar la ampliación del aeropuerto hasta 2031. Sobre el puerto de Valencia no se llegó a ningún acuerdo.

Ese pacto justificó la abstención de los morados. Aseguran que si hubieran conseguido el puerto de Valencia, hubieran votado a favor. Pero al Gobierno eso ya no le hacía falta, con que no votaran en contra bastaba. Y aunque todo estuvo en juego durante una tarde, Sánchez se fue a dormir con dos victorias parlamentarias y el bloque de investidura más o menos reconstruido. No del todo, pero son dos victorias más.