Investidura

El PSOE presiona a Puigdemont: "Gobierno progresista" o "confrontación"

El líder de Junts no "cederá a chantajes" y ata su voto a abordar el "conflicto político" de Cataluña

Vuelco de última hora inesperado que complica todavía más la gobernabilidad para el PSOE. El voto exterior ha cambiado el escenario y sí el día después de las elecciones generales PSOE y Sumar tenían claro que reeditarían el Gobierno de coalición antes de finalizar el año, ahora, la calculadora no ofrece un resultado fácil. El PP arrebató este viernes a media noche el escaño decisivo a los socialistas en Madrid y con ello también la tranquilidad que hasta ahora tenía el bloque de izquierdas, quien había optado por negociar de manera discreta la abstención de Junts para la investidura de Pedro Sánchez. El bloque de izquierdas se queda con 171 escaños y el de la derecha suma 172, con la subida de 137 escaños para el partido de Alberto Núñez Feijóo. Ahora, todos los focos se dirigen al partido de Carles Puigdemont y en el PSOE han pasado a presionar en público a los independentistas para que desvelen la incógnita, mientras que éstos aprovechan el poder para subir el precio de su voto.

Dada la fragilidad de la aritmética resultante de las elecciones generales, ahora a los socialistas no les vale con la abstención independentista sino que necesitan, al menos, un voto a favor, o, el afirmativo de Coalición Canaria, que, de momento hace valer sus resultados y avisa que no dará apoyo a un gobierno ni con Sumar, para que Sánchez sea investido, ni con Vox para que Feijóo llegue a Moncloa. El escaño canario sería la única oportunidad para los socialistas para no depender de Junts.

El PSOE trató este sábado de mandar un mensaje de tranquilidad y aseguró que el voto perdido no supone nada. «La situación sigue siendo la misma», aseguró portavoz del PSOE en el Congreso, Patxi López. Reconoció, eso sí que será Junts quien tenga que decidir el futuro Gobierno España. Para el PSOE, Puigdemont debe decidir si prefiere un Gobierno «progresista» de «avance de libertades y derechos» o uno de «derechas con la ultraderecha» y de «retraso en «la apuesta por la convivencia» y «confrontación».

«Junts tendrá que decidir si une sus fuerzas a PP y Vox, y abre la puerta a un gobierno de la derecha con la ultraderecha o se une al resto de fuerzas políticas para evitarlo exactamente igual que ayer», aseguraban fuentes socialistas el viernes.

Mientras, en el PP se ven en disposición de afrontar la investidura. «Pedro Sánchez quiere unir a todos los partidos nacionalistas e independentistas para que le ayuden a ser presidente pese a quedar a 16 escaños de Feijóo y tener 330.000 votos menos. Ha perdido las elecciones, pero también el respeto por su país y por la historia de propio partido», señalan en Génova.

En Junts esperaron al momento justo para desvelar sus cartas. Ayer, Carles Puigdemont rompió su silencio. No hablaba directamente desde la noche de las elecciones generales. El expresidente de la Generalitat, sabedor de que todos los focos apuntan hacia Waterloo, aprovechó para mandar dos avisos: advirtió que Junts no cederá ante «presiones» ni «chantajes» por la investidura e insistió en la resolución del «conflicto con Cataluña» como única vía de negociación.

«Quien crea que ejerciendo presión o practicando directamente el chantaje político obtendrá algún beneficio táctico, se puede evitar el esfuerzo. Al menos en mi caso», apuntó el dirigente independentista este sábado en sus redes sociales. Puigdemont radiografió el endiablado tablero actual y ha avisado que existen tres alternativas posibles: «O Junts vota que sí, o el PSOE acaba facilitando la investidura de Feijóo, o vamos a repetición electoral», advirtió. «En circunstancia similares, prefirieron repetir las elecciones. Por tanto, es necesario mantener la discreción y extremar la prudencia», advirtió el dirigente posconvergente en referencia a una hipotética abstención socialista en una investidura del PP.

«Negociar los términos en los que debe acordarse la resolución de un conflicto como el que existe entre Cataluña y España», clarificó como línea roja. En concreto, Junts ha fijado el precio más alto posible a Pedro Sánchez –amnistía y referéndum de independencia– y matizó que la primera de las exigencias debe ser global, para los 4.000 encausados del «procés» y no solo para casos particulares como el del mismo Carles Puigdemont.