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La coalición en precampaña

El ‘teatro’ de la Moncloa con el aborto: aprueba una reforma constitucional imposible para debilitar a Feijóo

El PP da un portazo a la iniciativa que aprueba este martes el Consejo de Ministros: “No va a pasar, que se olviden. Tema liquidado”

El presidente del Gobierno, junto a María Jesús Montero, en una imagen reciente Alberto R. RoldánPHOTOGRAPHERS

De entre todos los problemas que le complican la vida a la ciudadanía en su día a día, el Gobierno ha decidido dar toda prioridad en la agenda política a uno inexistente, puesto que no aparece reflejado en ningún estudio demoscópico: el derecho al aborto. En realidad, el objetivo es debilitar a Alberto Núñez Feijóo. Hoy, el Consejo de Ministros iniciará los trámites de una reforma imposible de la Constitución Española para solemnizar lo que ya se regula por ley. El discurso oficial es que se trata de blindar el aborto ante la más que posible llegada al poder de la derecha, que pondría acarrear un retroceso.

Extremó imposible, de ser cierto el último informe del Centro de Investigaciones Sociológicas del Estado, que controla el Gobierno a través de quien fue -y sigue siendo- un alto cargo socialista. El pronóstico: que el PSOE se sitúa a una distancia de 15 puntos del PP y que Pedro Sánchez está en condiciones de batir su mejor marca electoral en la próxima cita con las urnas. Ergo, la posibilidad de que se constituya un gobierno reaccionario es directamente… ninguna.

Por otro lado, el líder popular ha dado su palabra de que no tocará la regulación. La promesa es mantener la actual legislación. Aún así, Sánchez sabe que el aborto moviliza a la izquierda y divide a la derecha, por eso ha izado la bandera y no tiene la más mínima intención de arriarla. Hoy, vuelve a la carga con un proyecto que no saldrá adelante, porque si el principal partido de España no está dispuesto, no hay reforma constitucional posible. Pero en política, cada vez importa más el teatro que la realidad.

Fuentes próximas a Feijóo se revuelven contra la iniciativa del Gobierno. “Ni para Dios vamos a meter en la Constitución el aborto”. En su día, cuando Francia hizo lo propio, no fue hace tanto tiempo, un año atrás, la actual ministra de Igualdad, Ana Redondo, lo descartó casi con la misma intensidad que ahora el PP. Con el paso del tiempo (y el avance de algunas instrucciones judiciales) ha cambiado de opinión y lo que antes era una quimera, ha pasado en convertirse en una prioridad impostergable.

Todo comenzó con un desliz del alcalde de Madrid, que aprobó en el Ayuntamiento de la capital una iniciativa de Vox para informar a las mujeres que quieran abortar del síndrome “postaborto”, sobre el que no existe ninguna evidencia científica. En su peor momento, Sánchez olió sangre en las filas del adversario, decidió hincar el colmillo con el aborto y anunció que abriría el melón de modificar la Carta Magna, para la que se necesita un entendimiento de Estado entre las dos grandes fuerzas políticas. La reforma que aprueba este martes la Moncloa nace de un enfrentamiento. Forzado. Porque el regidor popular fue amonestado por sus superiores y recogió cable en tiempo récord. Feijóo desautorizó al alcalde para quitarle a Sánchez la baza de las manos.

Pero Sánchez sigue. Y el PP trata de zafarse de la reforma ficticia de la Constitución. “Es la búsqueda de amplificar a nivel mediático el aborto, que no se hable de otro asunto con José Luis Ábalos a unas horas de declarar en el Supremo. No va a pasar, que se olviden. Tema liquidado”, concluyen fuentes de la cúpula popular a LA RAZÓN. Otro motivo por el que el Ejecutivo ondea con fuerza la bandera del aborto es la resistencia de algunas comunidades autónomas (gobernadas por el PP) a cumplir con la ley que obliga a elaborar un listado de médicos objetores de conciencia que se niegan a practicar un aborto. “Listas negras”, según territorios como la Comunidad de Madrid.

En Génova censuran la iniciativa, pero admiten que toca cumplirla. Las palabras de Isabel Díaz Ayuso la semana pasada en la Asamblea, “váyanse a otro sitio a abortar”, echaron todavía más estopa a la hoguera. Feijóo sacó el extintor con un tuit y el incendio quedó perimetrado y casi sofocado. Ayer, en Antena 3, aclaró su postura con respecto a las listas. A favor, pero para informar de los médicos que están dispuestos a abortar y no lo contrario: “Si llegamos al Gobierno y nos dicen en el Consejo Interterritorial de Salud que, para ordenar el tráfico en la atención de mujeres que quieren interrumpir su embarazo, es necesario, estamos a favor de una lista con los médicos que se prestan a abortar, no con los que se niegan a hacerlo”.